Capítulo 7.

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24 de diciembre de 2012.

Hacia ya una semana que había hablado con Niall, hacia ya dos meses de su partida y, dolía como si se hubiese ido ayer, incluso dolía más fuerte que antes. ¿Cómo es que la persona que te hacia estar bien, era la misma persona por la que sufrías? "amor" me respondí para mis adentros. Suspiré y resignada me levanté de la cama, de hecho, no había dormido en toda la noche. Me acerqué al espejo y me observé, estaba más demacrada que antes, las ojeras que tenía eran tan horribles que ni con maquillaje se taparían y, mi piel estaba pálida, al igual que la nieve que asomaba fuera de mi ventana.

Hoy era 24 de diciembre, vísperas de Noche Buena, ¿con quién pasaría este año la Noche Buena? Con nadie, sólo yo, mi soledad y mis recuerdos. Mi celular sonó sacándome de mis pensamientos, en mi interior deseaba con todas mis fuerzas que fuera Niall, pero, no...

-Hola, Karen.

-Hola, pequeño saltamontes.-dijo mi amiga al otro lado de la línea-Oye, te paso buscando a las 6:15 a tu casa, ponte linda, vendrás a mi casa, no te dejaré sola en vísperas de Navidad, nena.

-Oh, Karen, es muy lindo de tu parte, pero en serio, no te molestes, me da pena con tus padres.

-Pena nada, Alex, a las 6:15 estaré ahí.

Mi amiga trancó y yo suspiré, pues, parecía que no pasaría las vísperas de Navidad sola como me lo imaginaba, y todo gracias a mi amiga Karen, agradecía tanto lo que ella había hecho y sigue haciendo por mi, es una gran chica, la quiero tanto, es lo único que tengo y, lo que realmente amo...

Y bueno, luego está Niall, ese ser tan perfecto, tan él.. Que me hizo la chica más feliz del mundo por dos escasos meses y, por otros dos meses más, supo derrumbarme como nunca antes, pero, los dos meses de su ausencia no parecían meses, parecían años, siglos, milenios, era tan duro estar sin él. Soy tan débil y, me derrumbo tan fácil, pero, creo que eso esta bien, todos somos un poco frágiles. Pero, ser tan frágil como yo... Eso debe estar mal, debo tener problemas o algo, pero es que, los recuerdos están grabados en mi mente, fueron tatuados. Pero, el problema no es tanto él, ni los recuerdos, el problema soy yo, si hablara más, si fuera más sociable, si fuera diferente, no me pasara esto. Yo soy como un libro, aparentemente aburrido, fácil de dejar a un lado, no te das cuenta si esta ahí o no, pero una vez lo abres, te das cuenta que no soy lo que pensabas, que detrás de cada página se esconde un secreto, un misterio, un acertijo y, que a mi manera, tengo inspiración, tengo magia, pero, nadie lo sabia, porque no soy de esa clase de libros que suelen leer; pero, con Niall todo era diferente, él descubrió mis secretos y no los contó, él acepto mis misterios, él viajó por mis acertijos para descifrarlos, él se dio cuenta que mi magia era única, él se dio cuenta que mi inspiración de todas mis cosas, era él. Pero, nada dura para siempre y, un día, todo acaba.

Suspiré, ya me había acostumbrado a aquel vacío en el pecho, ya me había acostumbrado a ese ardor en los ojos, ya me había acostumbrado al dolor. Me tiré nuevamente en mi cama y mire al techo, puse a cantar en mi mente canciones de One Direction, imaginando la dulce y angelical voz de Niall cada que cantaba, imaginando como sería si él me cantara así al oído y, sólo así, pensando en él y su melodiosa voz, pude dormirme después de tantas horas que pase desvelada por amor.

Era medianoche de la víspera de Noche Buena, estaba en casa de mi amiga Karen y, me encontraba con ella y su mamá y su papá, estábamos sentados alrededor del inmenso árbol de Navidad; veía lo feliz que se encontraba mi amiga por todos los regalos que había recibido, me alegra muchísimo por ella, le dedique una sonrisa melancólica a esa escena: mi amiga siendo feliz, rodeada del amor familiar, sumergida en un fuerte abrazo con sus padres, mientras yo permanecía sentada frente a ellos con una sonrisa melancólica. Ella tenía el amor incondicional de sus padres, su familia la amaba, su familia se sentía orgullosa de ella, ella podía sentarse alrededor de un gigantesco árbol de Navidad y tener una hermosa cena navideña. Y yo anhelaba tener aquello, estar rodeada de una familia que me quisiera, que estuviera orgullosa de mi, poder sentarme cada Navidad y tener una agradable cena. Ojalá, algún día, pudiera formar una familia y tener una agradable cena juntos.

No todo está perdido.- n.h.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora