Capitulo 42

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Han pasado ya seis meses de nuestra boda, hace cinco que nos pudimos ir de luna de miel. Nos fuimos a Puerto Vallarta en México y lo disfrutamos al 100%.

—¿Ya estas lista amor?— preguntó Ángel asomándose en el baño.
—Lo estoy— dije y tome mi bolso de mano

Hoy era la apertura de mi restaurante, por el que luche los últimos meses para darle el toque que deseaba darle. Amor; Recuerdos; Vino. "Embotellando Recuerdos" es su nombre, tal vez un nombre extraño o curioso pero representaba mi idea principal de lo que quería y había soñado desde muy joven.

—Luces muy guapa pitufina, estoy muy orgulloso de ti— dicho eso, Ángel entrelazo mi mano con la suya y la beso.

—Todo es gracias a tus padres que me animaron y a ti que me apoyaste.
—Me doy cuenta que todos los papeles te lucen muy bien— dijo y me guiño un ojo.
—Lo se, no hagamos esperar más a los invitados.

No lo espere y me subí rápidamente al coche para evitar que me hiciera más preguntas o me hiciera hablar antes de lo necesario. Me encontraba demasiado nerviosa, así que volví a desbloquear mi celular para repasar mi discurso una vez más.

El camino al hotel se me hizo mucho más corto de lo normal. Fue como si parpadeara y ya me encontrara en la puerta del mismo.

—Bienvenidos señores Smith— dijo el señor encargado de aparcar los coches.

Ángel le dio la vuelta al coche y me tomo de la mano para después caminar hacia la entrada donde muchos ya estaban bebiendo vino.

—Carajo— susurre.

—Tranquila amor, estaremos bien.

Mucha gente había venido a la inauguración y realmente me alegraba —Espera...— dije y me detuve, aferrándome fuertemente al brazo de Ángel. Por un momento me mareé.

—¿Estás bien Vanessa?— preguntó y yo solo asentí.

Continúe caminando hasta la entrada del restaurante, donde varios fotógrafos de distintos medios nos detuvieron para tomarnos fotografías, claro. Como el restaurante estaba en uno de los hoteles de la cadena de los padres de Ángel, los cuales son de los más famosos en Los Ángeles. Después de eso, muchas personas se acercaron a felicitarme y felicitarnos por nuestro matrimonio, deseándonos siempre muchos años más de pura felicidad.

Ya iba ser hora de que sirvieran los platillos así que subí al escenario donde se encontraba la banda —Antes de que se sienten todos para degustar nuestra comida, quisiera dedicarles unas palabras.— dije cuándo todos se acercaron para escuchar mejor —Primeramente, gracias a todos por tomarse el tiempo para estar aquí, en este evento tan importante para mi y mi esposo. Espero de antemano, que les guste lo que con cariño preparamos desde meses atrás. Hoy todos van a ser parte de un lindo recuerdo para la posteridad, hoy todos embotellaremos recuerdos. Disfruten el vino y la cena.— finalicé y baje del escenario, seguido de un calurosos aplauso.

—Pensé que aprovecharías la oportunidad para decírselo a todo el mundo.— susurro Ángel de modo que sólo nosotros escucháramos.

—Después de la cena lo haré, si es que Madeleine no pregunta antes.

Caminé hacia la cocina para revisar que todo estuviera en orden y listo para salir. Afortunadamente así fue. Salí y me dirigí a nuestra mesa para disfrutar de la cena acompañada de mi esposo.

Cuando los meseros salieron, todos se terminaron de sentar y en unos cuantos segundos, se escuchaban muchos murmullos y el sonar de los cubiertos chocando con los platos.

—Disculpen— dije mientras hacia sonar una copa llena de agua y me ponía de pie. —Una vez más les quisiera agradecer a todos que se encuentren aquí y más porque nos complace en darles a conocer una noticia...— trague saliva —En el restaurante se encuentra un pequeño elefante— dicho eso, todos me miraban con cara de desentendido y volteaban la mirada a todo lados en busca del famoso elefante —Para que se entienda mejor... Mandamos carta a París. Una nueva persona comenzó a crecer en mi vientre.— el lugar se lleno de aplausos y caras muy sorprendidas y felices.

De manera extraña y rápido, se formó una larga fila de personas esperando su turno para darle la felicitación a los padres primerizos.

—¡Ya decía yo! Era demasiado extraño que no tocaras el vino— exclamo Madeleine mientras me abrazaba — quiero ser la madrina de ese pequeño o pequeña.

—¡Muchísimas felicidades, hija! Que alegría ¡Voy a ser abuela!— nos dijo Cristina, también abrazándonos —Bienvenida al club— me guiñó el ojo. ¿El club de las madres?

Los siguientes eran mis hermanos, todos se habían formado haciendo un pequeño circulo —Así que seremos tíos...— dijeron los chicos y yo solo asentí demasiado seria.

—¿Como ves esto Ashle? Hay un bebe aquí adentro— dijo Ashlyn tocando mi vientre como si fuera algo del otro mundo.

—¿De esos que lloran en las noches y piden de comer?

—Exacto, como lo hacían ustedes hace unos años— respondí poniéndome a su altura —Serán tías de mi bebé.

No lo pudieron soportar más y me abrazaron fuertemente. Cuando nos soltamos, Ángel me ayudo a ponerme de pie.

—Un bebé ¿ah?— replicó Marco.

—No Marco, tendré cachorros.

—¿Me regalaras uno?— bromeó y yo le pegue con el codo.

—No es cierto hermanita, muchas felicidades, serán unos excelentes padres.

Las felicitaciones continuaron por un largo rato, junto con las preguntas de que si ya teníamos nombres planeados y cosas como esas. Dariane e Irina bromearon diciendo "—¿Para cuando el hermanito?—" yo solo puse los ojos en blanco. Apenas me metí en una y ya me están metiendo en otra.

Cuando ya eran aproximadamente las 12:30 de la madrugada, el restaurante ya estaba prácticamente vacío. Recogí el libro que puse en la entrada, donde muchos me desearon mucha suerte con todo; mi matrimonio, mi restaurante y mi embarazo. Termine de hacer mis pendientes en la cocina y me asegure de que estuviera todo en su lugar y hable con la encargada de abrir mañana temprano.

—Listo, vamos a casa a descansar, mi vida— espetó Ángel.

—Si, ya tenemos mucho sueño— contesté con una enorme sonrisa postrada en mi rostro.

—Tenemos... Eso se escucha demasiado lindo— se detuvo y se puso de rodillas, poniendo el oído en mi viente —Aquí adentro, esta el bebe que será mitad tu y mitad yo. El campeón o la princesa de papa— yo solo sonreía y escuchaba todo lo que estaba diciendo. Beso mi vientre y se puso de pie.

—Si me hubieran dicho hace 8 años, que me casaría con mi mejor amiga y que estaría esperando un hijo mío, los hubiese tomado por locos.

—Si me lo hubieron dicho a mi, hubiera saltado de emoción por la boda pero habría llorado un largo rato por el bebe.

En el camino a casa me quede dormida, ya no recuerdo mucho, solo que Ángel abrió la puerta de mi lado y me cargó como siempre lo ah hecho.

—Descansa mi eterno amor, madre de mis hijos— escuche que me dijo antes de darme un beso en la frente.

Holaa! Eh aquí el nuevo capítulo, si les gusto recuerden votar y recomendar la historia para llegar a mas personas.
Menre.

Por Amor || COMPLETA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora