Narardor #2

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Rafael miró a quien lo había agarrado del hombro, el cabello bien peinado, esos lentes sobre sus ojos, esos labios que ahora estaban en una línea fina.
¿Que hacía Fabián  ahí...?
-¡Sabes lo mal que te hace beber, Rafael!- reclamó furioso el pelinegro terminándolo de apartar de la chica que prefirió quedarse quieta, preguntándose si Fabián era el hermano mayor del chico que había besado o algo.
-¡yo puedo beber si quiero!- reclamó entre la bruma que era su cabeza Rafael frunciendo el ceño, Fabián  lo miró enojado y agarró su brazo.
-Lo mejor será que te lleve a tu casa- dijo mientras empezaba a guiarlo, Rafael no se negó porque realmente estaba muy mareado. En cuanto pudieron salir del lugar el castaño sintió el aire frío de la noche recibirlo, haciendo que le de un escalofrío.
Un chico de cabello castaño muy claro y ojos mieles estaba apoyado en el auto a donde se dirigía Fabián, a pesar del alcohol Rafael reconoció enseguida quien era.
-Yo no pienso... subir al mismo auto ¡Que tu novia!- reclamó molesto parando el paso de ambos como podía, Fabián lo miró haciendo una mueca.
-Debo llevarte a casa- trató de explicar.
-Parece que esta muy bebido- habló Adam mientras dejaba de apoyarse.
-Tu no opines, panal de abejas- casi masculló entre dientes Rafael de muy mala manera, sintiéndose mareado aún.
-¡Ey!- el castaño claro se iba a acercar más pero Fabián lo detuvo.
-Lo mejor es que vuelvas adentro con nuestros demás amigos, yo lo llevo a casa y vuelvo- dijo bastante seguro agarrando el brazo de Rafael de nuevo quien solo miraba el suelo tratando de que este dejara de dar vueltas.  Adam suspiró pero terminó por asentir caminando hacia la entrada del lugar.
Fabián ayudó a Rafael a entrar al auto en el asiento del copiloto, el más bajo solo murmuraba cosas inentendibles. Suspirando el pelinegro subió también al auto y arrancó, teniendo como destino la casa de Rafael.
Dejo la ventana abierta así el viento frío podía despertar al menor un poco, Rafael solo miraba hacia el frente dejando que sus mechones de cabello se desacomodaran sobre su rostro.
-Te odio a ti y a tu novio- dijo de pronto Rafael sin mirarlo, luego de un largo rato de silencio, Fabián suspiró preguntándose si solamente lo decía en su confusión de borracho o algo cierto tenía.
-Yo no te odio
-¿Por qué?
-Eres mi amigo- Fabián miraba hacia la carretera y de vez en vez hacia Rafael, tratando de no distraerse mucho.
Rafael río un poco.
-Solo un amigo-
-¿Acaso todavía sientes algo más por mi?- Fabián miró a Rafael unos segundos antes de volver su vista al frente y aparcar, estaban en frente de la gran casa del castaño. 
-No- dijo mirando hacia su casa -Puedes quedarte con tu ridículo novio si quieres, yo no tengo problema. Es más, cásense, yo no me opondré- dijo de forma pausada.
Fabián  miró hacia otro lado y luego lo volvió a mirar a él, tratando de verse totalmente tranquilo.
-Vamos, te llevaré a la entrada.
-No quiero que me lleves a la entrada
-Rafael...
-¡No! Yo puedo solo- dijo enojado mientras se incorporaba, abrió la puerta del auto aún algo mareado pero ya no tanto. Fabián suspiró pero asintió, pensando que si quería tratar de llegar a la puerta de su casa estaba bien.
Rafael se detuvo quedándose quieto y miró hacia Fabián , el pelinegro le devolvió la mirada y le sonrío un poco. De manera rápida el menor agarró el rostro del de lentes entre sus manos y besó intensamente sus labios unos segundos antes de separarse y salir corriendo hasta la puerta de su casa, dejando totalmente perplejo al chico en el auto.

Caminos Separados II Donde viven las historias. Descúbrelo ahora