Ya había pasado una semana desde que Rafael había enviado el último correo, Fabián parecía que no iba a responder nunca y esa sensación le hacía un nudo en la garganta.
Entendía perfectamente que él no quisiera responder, se había visto tan indeciso. Buscando cariño y luego sacando los dientes para morder su mano, para al final volver a pedirle que lo acaricie luego de lamer su mano lastimada. Parecía un gato huraño y caprichoso, tal vez lo era en algún punto.
No sabía muy bien que hacer, estaba nervioso y ansioso, preguntándose si así se había sentido Fabian cuando el tardaba catorce días en responder.
Se la pasaba pegado al celular, sintiendo los nervios cada vez que le llegaba una notificación y sintiendo esa decepción al ver que no era Fabian.
Hoy se había quedado tirado en la cama suspirando, dejando el celular apagado en la mesita de luz en un intento desesperado de no mirarlo.
¿Qué estaba esperando?
La respuesta.
Pero... ¿Qué esperaba de la respuesta?
Un suspiro salió de sus labios y se levanto con una idea en la cabeza. Rápidamente entró al baño y se bañó a toda prisa, se puso la ropa que había elegido esta mañana para tratar de salir en la tarde. Se apuró a salir de su casa antes de que la valentía se esfumara y casi corrió hacia la parada del colectivo.
Odiaba los colectivos. Siempre había demasiada gente en ellos y casi nunca llegaban a horario, pero no tenía plata para un taxi así que debía aguantarse.
Fabian le había enseñado a utilizar los colectivos cuando eran más jóvenes, era preferible viajar con él. Lo hacía sentirse más seguro y siempre lo hacía reír. Pero él había apartado a Fabián una y otra vez, y ahora parecía estar casi arrodillado pidiendo una oportunidad más.
Sentía su corazón apretado en un puño cuando vio llegar al colectivo que debía tomar, seguramente se veía bastante nervioso y se obligo a calmarse para no parecer un ladrón o algo así. Entró rápidamente y pagó la cantidad luego de decir a que parada iba.
El colectivo iba con una cantidad considerable de gente así que de manera rápida caminó hacia el fondo. Suspiró ya ahí y miro hacia la ventana. Se sentía muy nervioso y sentía las manos frías, podía incluso apostar que estaba sonrojado por la carrera a la parada y que su pelo estaba todo menos peinado.
Sentía la valentía disipándose y se planto bajar para caminar de nuevo a su casa con la cabeza gacha, pero tiró hacia afuera ese pensamiento tratando de armarse de valor de nuevo.
Él podía.
Si, era un chico extraño y caprichoso, que a veces dañaba lo que quería pero podía ser él ahora quien diera dos, tres, cuatro pasos hacia adelante.
Con el valor renovado bajo del colectivo con mucha seguridad, empezando a caminar rápidamente hacia la dirección que conocía.
Se detuvo delante de la casa y estaba a punto de tocar el timbre cuando cualquier rastro de valentía se deshizo, las dudas atacaron con fuerza aferrándose a él.
¿Y si no estaba? ¿Y si lo atendía otra persona? ¿Era siquiera esta la verdadera casa de Fabian? ¿Le habría mentido en su dirección? ¿Se habría cambiado de casa en estos cinco meses?
Sentía que estaba sudando frío y podía sentir cierto tiemble. Guardo la mano en uno de los bolsillos de la campera y miró la puerta.
Él podía hacerlo ¿No? Ya había llegado hasta aquí, no podía irse con el rabo entre las piernas y la mirada gacha como un perro pateado. Porque aun no lo habían pateado, si se iba a ir así sería por una buena razón y no por no haberlo intentado.
Se mordió con fuerza el labio pensando que tal vez se estaba comportando como un niño asustado de nuevo, el sol le daba bastante fuerte así que podía suponer que su rostro se veía sonrojado por el calor y los nervios, su cabello seguramente estaría medio esponjado...
¿Por qué traía campera? Seguramente estaba transpirando, pareciendo un desesperado.
Respiro profundo una vez y se quito la campera, sus manos estaban frías pese al calor, doblo la campera y la puso sobre su brazo para que no se caiga. Volvió a mirar la puerta y toco el timbre sintiendo la boca seca.
Ya estaba, lo había hecho.
Cuando escuchó los pasos tras la puerta sintió que podía salir corriendo en cualquier momento, pero no lo hizo.
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Caminos Separados II
Historia CortaContinuación de Caminos separados. Fabian y Rafael ya se han vuelto encontrar, pero ¿Cuanto durara esto? ¿Todo puede salir bien de ahora en adelante? ¿O Rafael volverá a poner distancia entre ambos? Ellos siguen intercambiando correos, tienen que...