Capítulo VI

5 1 0
                                        

Empiezo a considerar que sería muy bueno visitar al médico para que me diga qué significa que un ojo derecho tiemble ante circunstancias que pueden afectarme emocional o físicamente.

-¿Acaso estás siguiéndome chica grupi?

-… Primero déjame suicidarme ¿sí? – hago una expresiva mueca de asco levantando el labio superior, y trato de avanzar para dejar atrás a ese organismo vivo con cabello ondulado.

Me estoy cagando de miedo en este espantoso lugar, y las ganas de fumar se me han ido, así que ya puedo largarme a casa ahora.  

- ¡No, espera! – Henry gira hacia mí y agarra mi codo antes de que pueda irme.

- ¡QUÉ! – le respondo frustrada.

- ¿Por qué te vas? quédate un rato-

-… que… ¿estás bromeando? Me quiero largar de aquí, adiós-

- hey, hey – él toma mi codo con mayor presión y tira de mí a su lado - ¿por qué tanta prisa eh niñita?- podría jurar que sus ojos me traspasaron como dos balas directo a mi cara.

- genial ¿ahora eres un violador? ¡Ya suéltame imbécil! o voy a gritar lo juro – que cliché, esto se asemeja mucho al tipo malo tratando de conquistar con su postura de macho rebelde a la chica ingenua y asocial con alto grado de inseguridad. Pero hay algo bueno en esto. Que él no es un maldito chico malo, y yo no soy una maldita chica ingenua, asocial e insegura. ¡Ya basta de eso, Jesús!

- ¿qué? No voy a violarte tonta – su cara es de total confusión ante mi adelantado juicio - ¿pero qué mierda dices? ¿por qué pensaste que iba a violarte? ¿Por, por quién me tomas eh? – su cara sigue siendo de total y horrorizada confusión. Debería considerar hablar un poco más antes de pensar, así podría seguir viendo su majadera cara confundida.

- ¡ENTONCES QUÉ CARAJOS QUIERES! –

- ¡TE ESTOY PIDIENDO UN MALDITO FAVOR, GRUPI! – ambos gritamos.
Todo se está tornando una situación muy irritante si analizamos el peculiar tono de nuestras voces y el lugar en donde nos encontramos peleando. Pero me estoy divirtiendo.

-¡NO ME GRITES DESGRACIADO! – pues claro que se lo dije.

- ¡¿QUÉ?! ¡NO SOY UN DESGRACIADO, NIÑITA TONTA! – el respondió.

Me parto de la risa frente a lo que acaba de decirme. Pero mi escandalosa carcajada no dura mucho.

Algo realmente extraño y bizarro comienza a ocurrir.

El hombre del fondo, ese que limpiaba la extraña mancha, nos está mirando. Bueno, está mirando específicamente a Henry “cabello rizado”. Y por cómo lo ve no creo que quiera entablar una bonita amistad o pedirle su número telefónico, pues su mirada está cargada de histeria y un ligero toque de ganas de asesinar.

Pero eso precisamente no fue lo que llamó mi atención.

¡EL HOMBRE ESTABA MALDITAMENTE BRILLANDO!

Literalmente, el sujeto estaba rodeado de un extraño brillo por todo su cuerpo mientras continúa observado en nuestra dirección, iracundo, y no sé por qué carajos.

Henry, al ver mi cara de completo e indeseable horror, en seguida se da vuelta para ver que ocurría a sus espaldas.

Parece que lo que vio no le gustó mucho que digamos, puesto que enseguida regresó a verme para gritar un claro y sonoro: -¡AL SUELO!

Okey, he visto demasiadas películas y leído demasiados libros como para saber que esto es completamente normal. Ya saben, gente volando y con poderes sobrenaturales. Lucecitas por todos lados.

Muerte al RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora