Vaya. El empoderamiento femenino está tornándose en algo realmente preocupante e insípido. Ver a todas estas mujeres en Instagram maquillándose hasta la conciencia me hace pensar si verdaderamente el conglomerado femenino está luchando por un rol sugesivo en la sociedad, o si solo está tratando de llamar la atención de un mundo desconfigurado casi en su totalidad.
¡Hey Kylie Kardashian! Creo que dejaste un poco de cara en tu maquillaje.- Llego en un rato linda. El tráfico está hecho un desastre. (3:32 PM) - Leo el mensaje de Sarah en Whatsapp y por Cristo Jesús, eso significa que piensa dejarme aquí sola, intumida y acongojada, trabajando para gente que claro que no me agrada.
Leo otra vez el mensaje con la boca en ‘o’ y guardo el celular recitando un intenso poema de malas palabras.
Siento mi vulgar alma desahogarse con cada grosería que sale de mi igualmente vulgar boca.
Giro hacia la puerta considerando por un segundo salir corriendo muy al estilo Forest Gump, pero justo ahí me doy cuenta de que tal vez debí haberme despojado de mi ira en otro momento y no justo ahora que el rubiecillo súper encantador estaba ahí, existiendo tal cual conejito del bosque cerca de mí, parado bajo el umbral de la puerta del bar con un vaso de café en una mano y un estuche de guitarra en la otra.
-wow ¿con esa boca rezas Lea?- pronuncia, al mismo tiempo que gesticula la más interesante sonrisa que jamás haya visto yo, que no soy muy fan de las sonrisas de la gente.
Siento cierto calorcito expandirse en mi interior, y no puedo creer que me esté sonrojando como una ridícula niñita puberta de colegio. Aun así, no me siento nerviosa ni avergonzada.
-no te vi, perdona. Y no, no rezo pero de haberte visto de seguro utilizaba menos palabrotas. - le explico.
-Tranquila, también me declaro un mal hablado de primera.- dice mientras avanza a dejar reposar la guitarra en una mesa de billar que hay en el bar. Yo asiento con una sonrisa deplorable en el rostro.
Entonces siento que algo que no noté me golpea en la mandíbula como un gran y atinado puñetazo.
¡¿Y ÉSTE, CÓMO DEMONIOS SABE MI NOMBRE?!
- súper fuera del lugar pero, oye... ¿cómo carajos sabes mi nombre? - le pregunto con cierto aire de molestia.
No me gusta que la gente averigüe cosas de mí que no provengan de mí misma. Las personas suelen sobre analizarse de tal mala manera que terminan imponiendo su propio criterio a la forma de ser de la gente, exagerándolo todo.
- tranquila... Me lo dijo Sarah. Encantadora mujer ¿no? Ayudó a Zayn con un problemilla técnico antes de la presentación. Es increíble.- explica el cabeza amarilla rascándose la mejilla derecha.
- oye no sabía que te gustaban las mujeres mayores -
- ¿QUÉ?... no me gusta Sarah, por el amor de Dios.- sonríe de manera nerviosa y avergonzada- tu mente está un poquito desviada ¿no lo crees?
-dice con una sonrisa en el rostro pero con el ceño fruncido.
- Así me llaman, Lea “mente desviada” Martínez, gracias - le dedico una media sonrisa y él me corresponde con la misma expresión. Estoy harta de halagar la casi inexistente imperfección de este chico, pero él no me está ayudando, lo juro. Más bien pareciera que lo hace a propósito. Ya saben, eso de romper el molde con el que fueron fabricados los estúpidos, del género de los “Harry”.
- ¿te interesaría salir de aquí? - propone y yo no le entiendo.
- ¿o sea, cómo? - respondo con otra pregunta.

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Muerte al Rosa
Fiksi PenggemarLea Martínez reportándose. 240 meses de vida y un hambre constante por las papas fritas. Asocial de nacimiento y mal hablada de primera. Mantengo una relación amorosa unilateral con Leonardo Dicaprio de los 90's, yo cepillaría su cabello sin cesar...