Jareth, mi salvador.

38 3 0
                                    

Me desperté confusa y con un dolor terrible de cabeza. Estaba sola. 

Mire tras una ventada y vi cómo la lluvia caía. se había echo de día.

No recordaba como había llegado a casa, pero sí el frío y las convulsiones, y la forma misteriosa de Jareth de darme calor.

Sentí arder mis mejillas al darme cuenta de que seguía semidesnuda. Me pase una mano por el pelo enmarañado y mis dedos tropezaron con un pequeño moño que tenia echo en la cabeza.

No me sentía con fuerzas para levantarme; tenía el tobillo muy hinchado. Estaba lo suficientemente agotada como para dormirme de nuevo, pero luche contra el cansancio. 

La puerta se abrió y no pude dar un respingo. Jareth tenia el pelo alborotado, pero aun así su aspecto era deslumbrante. LLevaba una camiseta y unos vaqueros gastados. Me miró un instante y me hizo una tímida señal con la cabeza a modo de saludo. Una leve sonrisa curvó sus labios perfectos, pero sus ojos aún mostraban recelo. 

Sentí que le corazón me  daba un vuelco. No supe precisar si por la sorpresa de su entrada o por el efecto de su mirada.

-Joder Jareth, lo siento, no debí beber tanto...

Estaba confusa y la cabeza me daba vueltas. 

Jareth me producía sensaciones extrañas. Me sentía agradecida, pero también perturbada por su belleza y peculiares cuidados.  Jamas había compartido un grado así de intimidad con nadie. La situación merecía una explicación ¿por qué no me hablaba? Echaba de menos que me llamara patosa o cotilla.

Me hizo un gesto para que me pusiese en pie. Me envolví en la manta e intenté levantarme. Al poner el pie en el suelo, chillé. Fue tanto e dolor que sentí, que me mareé. Caí sentada sobre la cama al mismo tiempo que dos lagrimones se abrieron paso en mis ojos. Me los seque avergonzada. 

Jareth se acerco a mí y me levanto en brazos con suavidad. Me llevo al baño y pude ver donde había estado todo este tiempo, me había preparado un bañera con agua templada. Sin desviar la mirada de mis ojos, me quitó la manta y me sumergió con delicadeza en el agua jabonosa. 

Dejé que sus manos frotaran mi cuerpo con una esponja suave. Durante un instante pensé en pedírsela y encargarme yo misma de mi higiene, pero me sentía demasiado inútil, no tenía fuerza ni para levantar el brazo.

Intenté relajarme y dejar de pensar que era Jareth quien me estaba bañando. El agua templada y las tentaciones de Jareth hicieron que rompiera toda resistencia y me entregara por completo a la emoción que me desbordaba por dentro.

Las lágrimas empezaron a recorrer mi cara.

Gemí de dolor cuando sus manos recorrieron mi pierna derecha y se detuvo en mi tobillo hinchado.

Me miro un instante antes de enredar sus dedos en mi pelo y cubrirlo de espuma.todas las terminaciones nerviosas de mi cabeza me obligaron a cerrar los ojos. Dejé escapar un suspiro involuntario.

Justo en ese instante cesó y busco mi mano para ayudarme a levantarme. Lo hice sin apoyar del todo el pie derecho. Después cogió el mangito y me aclaro el pelo.

Con un movimiento grácil, me rodeó con una toalla y me llevo a mi cuarto.

Había en el algo, que me hacia sentir protegida.

Jareth se arrodillo frente a mí y cogió mi tobillo con delicadeza. Lo tocó por varios puntos hasta que esboce un gesto de dolor. Al momento trajo varios trapos y una toalla pequeña. Me acojinó el tobillo. Supuse que tenía un esguince o algo parecido y que bastaría con inmovilizarlo durante unos días.

No me percaté de que estaba temblando de nuevo hasta que Jareth me cubrió con una manta, Un profundo sopor empezó a nublar mi mente, Tirite con violencia durante varios minutos. luego, demasiado cansada para moverme, me quede quieta con la mirada perdida en Jareth.

Sentí su respiración cercana acompañando a mis pensamientos.

-Gracias Jareth, no se como podre agradecerte todo esto..


Querido diario...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora