Nuevas experiencias.

27 1 0
                                    

-¡Jareth despierta! 

Jareth abrió los ojos confuso pero volvió a cerrarlos en segundos.

-Oye

-Paula-dijo intentando rodearme con el brazo-

-He quedado con Kevin para que me de mi móvil, ayer por lo visto debimos intercambiar móviles

Ronroneo y se dio la vuelta para seguir durmiendo.

Me puse la sudadera de Jareth y baje al portal, donde había quedado con Kevin.

Un escalofrío me recorrió el cuerpo al recordar la escena con Lena anoche.

Al salir de el portal, abrí mí paquete de tabaco, apenas me quedaban dos cigarros. 

Y era domingo, haber donde compraba yo tabaco un domingo.

Se me ocurrió la gran idea de acercarme a la avenida, donde seguro que encontraría algun bar abierto.

No tarde mucho en llegar cuando me dí cuenta que Kevin había llegado.

-Kevin cariño, siento haber llegado tarde es que he tenido que acercarme a el bar a comprar tabaco 

-Tranquila, estoy con resaca, te tardado mas de lo normal en llegar así que no pasa nada.

Me abrazó y se fue.

Necesitaba pensar así que decidí dar una vuelta.

Vuelve a casa, te necesito.

Estoy fumando ahora subo.

Jareth se había despertado, por fin.

No tarde mucho en llegar al portal, muchos recuerdos me vinieron a la mente.

Como cuando había conocido a mi salvador.

Entre por la puerta y vi a Jareth salir en boxer del baño.

Sonreí.

Me tumbe en la cama esperando que Jareth viniese.

Se quedo de pies mirandome como un tonto.

Tire de el para que se tumbase conmigo pero el se negó.

-Voy a darte un masaje, ya veras -dijo emocionado-Ahora vengo, quítate la sudadera.

Se fue de la habitación y pude oír a lo lejos como abría su mochila.

Cuando llego, se sentó en mi regazo y me echo por encima algo así como un aceite.

No se que era, no conseguía adivinar cual era el olor.

Sus manos empezaros a rozar suavemente mi espalda, podía notar como sus manos iban de un lado para otro.

Cerré  los ojos y decidí disfrutar.

-¿te puedo morder? -susurro-

-No, no lo hagas -solté entre risas-

Me dí la vuelta y tire de el hacía mi.

Mi boca busco la suya para fundirse en una.

Deslizó sus manos hacía mis caderas muy despacio.

Una oleada de electricidad recorrió mi cuerpo.

Antes de que pudiese decir nada, se incorporo y cogió la cinturilla de mi pantalón y me los bajo por los muslos. 

Levante las caderas para ayudarlo.

Estaba pasando.

Dios.

Querido diario...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora