Querido diario...

Un nuevo misterio.

Faltaban unos días para que nochebuena llegara y lo que menos me apetecía era dejar el rincón, dejar a Jareth, aunque fuese tan solo por unas horas.

- ¿Mama que pasa?

- ¿Qué tal todo por ahí? ¿Todo bien con Jareth?

-Bueno, ya sabes, lo de siempre...

-Vamos Paula, te veo desganada.

-No mama, no es eso...

-En nada nos vemos

- ¿nos vemos?

Colgó.

Creo que mi cara de asombro había sido de película.

Jareth se asombró.

- ¿Qué pasa Paula? -dijo mientras se pasaba la mano por el pelo-

-Vienen-dije saltando de la cama-

- ¿Quiénes?

-Nuestros padres.

Jareth volvió a acurrucarse en la cama, no le dio la importancia que tenía.

Como nos pillaran, se nos caía el pelo y desde luego no estaba como para pensar en esto sabes, sin más.

-Levántate por favor Jareth, esto es importante

-Solo si me das un beso de buenos días-dijo bostezando-

Le di un beso y salí corriendo para el baño.

Tenía que ducharme, secarme el pelo, planchármelo, maquillarme.

A saber, cuánto tiempo me llevaría eso, y no tenía ni idea de cuando llegaría mama.

Dios, que mal.

Jareth entro al baño mientras me duchaba.

- ¿Qué hago de comer?

-No losé, haz algo rico, tienen que pensar que estamos bien

Sin verle la cara sabía que estaba poniendo los ojos en blanco.

-Vale-suspiro-

Salió.

Dios, tenía tantas cosas de hacer, que no sabía ni por donde empezaría.

Salí de la ducha y de inmediato me sequé el pelo.

Me quedo bastante liso así que no me pase las planchas.

Me eche un maquillaje muy simple, un poco de anti ojeras y un poco de base.

Me puse los vaqueros que me había comprado en el centro comercial días antes y salí huyendo del baño, sin recoger.

Jareth no tardo en decirme que, si quería ver las cosas recogidas, debía recoger el baño y lo peor de todo es que tenía razón, porque había dejado todo patas arriba.

Puse la mesa y hui a recoger el desorden de baño que había dejado.

Pase habitación a habitación mirando que todo estuviese en orden.

Entre en la habitación y vi la mochila de Jareth.

Una curiosidad me recorrió todo el cuerpo.

Me acerque cerrando la puerta para que Jareth no se diera cuenta.

Abrí el bolsillo pequeño y encontré una caja de condones sin abrir.

No sé si sentí alivio o frustración la verdad.