IN RAINBOWS.

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Él siempre amo los colores que adornaban cualquier e insignificante objeto, desde las pequeñas aves posadas en las copas de los arboles; con ese plumaje envidiable hasta en esos adormilados ojos que le miraban con amor cada noche. Sinceramente no se imaginaba una vida sin contemplar el rosa delicado de los labios ajenos o la palidez de esas manos suaves.

-"¿Puedes decirme de que color son ahora tus labios?"

Escucho balbuceos, un sollozo débil y sintió el toque cálido opacando sus manos frías, ya no tenía caso seguir así y muchas veces ya...le había gritado a su "novio" un tosco y neutral: "¡lárgate!". Pero él seguía ahí dispuesto a tomar su mano y guiarle por un extenso pasillo obscuro, cantándole con voz rota y a veces solía escucharle en sus frustraciones a medianoche por sentirse patético, esa noche después de escucharle cantar le ordeno irse.

-No, no lo haré, te necesito...no importa si soy yo quien tenga que guiarte cada amanecer, si caes yo te sostengo, si lloras seré yo tu pañuelo, lo sabes, porque lo prometí y....  te amo...- logro sentir su garganta destrozada, las lágrimas fluían por sus rosadas mejillas mientras ante la mirada ya vacía se desmoronaba.

El joven casi moribundo, solo suspiro, esa tarde la brisa era gélida y el cielo se desvanecía en partituras de música triste; quizá si fuese otro momento se acorrucarían entre los brazos del otro, si tan solo fuese otra fecha, otras personas bajo un techo cálido sin pensar constantemente en quien se rompería primero y quien asumiría el infortunio "adiós..."

Entonces quizá extendería sus brazos y le arroparía una vez más con dulces susurros y caricias en la nuca, pero no...solo eran ellos dos sufriendo por el otro; uno con cuencas vacías y el cuerpo demasiado débil para seguir viviendo mientras el otro aún mantenía una pequeña y chispeante flama de esperanza que no hacía más que colmar la paciencia finita del azabache.

-Thom, vete.

Refuto en un gruñido, ya no interesaba ser amable o no, romper un corazón que juro cuidar tampoco parecía importar ahora, ni siquiera el tierno agarre que se esforzaba en sostener sus ropas o el hecho de escuchar el llanto amargo del ser al que más amo por años, si perdía la vida entonces el mayor debía seguir aquella independencia única, él lo aseguraba; nadie muere de un corazón roto ~sería estúpido.

-No te atrevas a negarme ese maldito sentimentalismo tuyo, sé que me quieres aquí, y no me iré, no me iré hasta que termine de describir todos los malditos colores del jodido mundo de un arcoíris...

-No podrías- a pesar de su tono trémulo una sonrisa se esforzó en ampliarse.

-Claro que puedo.

Pero no fue así, Jonny ordeno que le prohibieran la entrada a su habitación, desde entonces los colores parecieron desvanecerse un poco más, y si, efectivamente; sus ojos se fundieron igual a una luz cansada de brillar, no pudo ser peor...lo vibrante de la vida carecía de sentido ahora que solo lo escuchaba o sentía, ¿A dónde se habían ido aquellos fugaces matices de colores entremezclados? No lo sabía, y aunque pudiera extrañar toda esa magia lo que más anhelaba ahora era contemplar por ratos unos labios que si besaba lo suficiente adquirían un tono que competía contra cualquier color rojo o esas mejillas pálidas que si lograba hacer el comentario correcto se teñirían de tonos mezclados purpura, rosa, rojo... o sus cabellos que en el ángulo correcto frente al sol del mediodía brillaba igual al astro rey.

Por días que empezaron a extenderse en meses iba careciendo de esperanza, su pecho dolía desde que su otra mitad se había ido, demasiado débil ahora, solo le quedó algo por decir. Thom volvió, le escucho caminar arrastrando sus pies, asumió que estaba cansado o deprimido y se sintió terriblemente culpable.

-¡Jonny!- le escucho chillar y podía jurar que sus azules ojos se atiborraban de perlas de agua saladas, sintió un peso y unos brazos ciñéndole contra el cuerpo ajeno, le sintió estremecer en llanto y la respiración ansiosa chocaba contra su cuello.

-No me dejes...-

Simplemente su interior colapso de tristeza, abrazo contra si al mayor a pesar de las pocas fuerzas.

-¿Dime, cariño...de qué color era el cielo hoy?- rogó jadeando, advirtiendo ya su ultimo aliento. . El mayor suspiro y tomando asiento a su lado sonrío.


-Recuerdo un amanecer donde nubes opacaban las sutiles pinceladas de llamaradas de fuego, había líneas discretas iguales al color de tus labios, y luego se tornó pálido como días tristes, grises...-

Musitaba con dulzura y entre lágrimas que se iban fundiendo al caer entre sus manos entrelazadas, Jonny recostado sobre el lecho de blancas sabanas sonreía con anhelo y real felicidad, hace ya tanto que extrañaba sentir ese sentimiento abrumador y explosivo de amor, éxtasis elocuente de reconfortarse con el aroma del ahora pelirrojo.


-Thom, ven- musito con suavidad callándole, el rubio se inclinó acercándose a sus labios, Jonny sonrió acortando la distancia melancólica de un mudo adiós y le beso con ternura; acariciando los labios ajenos con los suyos, arrancando e intentando impregnar el sabor en su boca después de irse, sus manos con tanta delicadeza que le era posible toco con premura donde le fuera posible desde las mejillas húmedas hasta las caderas donde terminaba el contorno de la ropa.

Después de separarse a causa de la suplicas de sus pulmones por aire compartieron besos pequeños, tristes...ahora solo eran una despedida, igual a besos de buenas noches pero con lágrimas de por medio.

-Escribí una canción para ti, ¿sabes?

-Desearía escucharla...nada me calmaría más que escuchar tu voz ahora-

-... And true love waits

In haunted attics

And true love lives....-

           

Ante la suave voz cantando, Jonny fue lentamente cerrando sus ojos, sumiéndose en la melodía imaginaria que tendría la canción mientras sin ser consciente se acorrucaba en el manto de la eterna muerte; y Thom lloro con su voz apagándose ante el tintineo de la maquina conectada al corazón de su amado, y se quedó ahí tan solo demasiado roto para decir algo...para gritar o lanzarse al cuerpo sin vida, tan solo tarareo un ¨te amo¨ observándole dormir como tantas otras veces sabiendo que ya no le vería sonreír más.





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RADIOHEAD/ONE SHOTS/Thom Yorke & Jonny GreenwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora