2.- Imposible

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La escuela había terminado de buena manera para la pelinegra, o al menos eso le parecía a ella.

Sin lugar a dudas el éxito de la comida fue mucho mejor de lo que esperaba, incluso le había propuesto al castaño llevarle algo al día siguiente también, y el había aceptado con una sonrisa... Como siempre.

A veces esto ultimo le molestaba bastante.

Ese chico siempre estaba sonriendo, sin importar la situación o el contexto, afrontaba todo con una (aunque no lo admitiria ni muerta) hermosa sonrisa que (aunque de nuevo no admitiria) le encantaba.

Por consiguiente, era difícil saber en que demonios estaba pensando, tal vez por dentro se estuviera muriendo de tristeza y desolación, y aun asi sonreiria como si nada estuviera pasando.

Eso era lo que la irritaba.

¿Como podría ayudarlo si no demostraba sus verdaderos sentimientos?

Peor aún.

¿Y si en realidad no le había gustado la comida y solo fingió para no dañar sus sentimientos?

Ese estúpido herbivoro había desarrollado una perfecta cara de póker a base de sonrisas.

Lo morderia hasta la muerte incontables veces de no ser por... "Ese" sentimiento que fluia dentro de ella.

Demasiados pensamientos cursis sobre el herbivoro por hoy.

La chica suspiro al ver que había llegado a su casa demasiado pronto solo por haber ido pensando en el.

Abrió la puerta y se encontró a su hermano leyendo un periódico en la mesa del comedor con una taza de café al lado.

-Ya llegaste.

Fue lo único que el rubio platinado dijo sin despegar la vista de su lectura.

-¿Acaso te importa?

Contestó la pelinegra colgando su mochila en el perchero junto a la puerta de entrada.

-Se que puedes cuidarte sola, pero aun así me preocupa tu manía de siempre estar buscando pelea.

La chica no contesto, solo se dirigió al lavadero para poder limpiar los estuches de comida de ese día.

Al verlos, Alaude recordó en que se había ido toda su tarde el día anterior.

-¿Y? ¿Que tan mal salió tu intento de seducción con comida envenenada?

De pronto una pequeña aura negra apareció en la sala mientras Kyoya volteaba un poco hacia donde estaba su querido y pronto muerto hermano.

-¿Acaso quieres que te muerda hasta la muerte?

Alaude se vio ligeramente [Aunque no lo admitiria jamás (posiblemente venga de familia)] alterado por la repentina sed de sangre en el lugar, asi que volviendo la vista al periódico que leía dijo.

-Solo era curiosidad.

El aura asesina se calmo un poco a la vez que Kyoya suspiraba y regresaba la vista a los platos que lavaba.

[KHR] Sin Importar Que Donde viven las historias. Descúbrelo ahora