Cut & Anorexia

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— Tu vida no es una película, no la termines.

Cuatro años habían transcurrido desde que creamos nuestra «Esperanza  de Cristal » ,pero nada había mejorado, todo parecía haber empeorado, a los 10 años cualquier niño era feliz con un celular o una consola, las niñas comenzaban a maquillarse o se conformaban con la nueva tecnología, yo solo ansiaba más que nunca morir, mi padre seguía abusando de mí, todas las noches, con más brutalidad, me sentía un trapo viejo, sucio y usado, con el paso de los años, mi pelo creció bastante, los ojos no transmitían la misma felicidad de antes, sólo transmitían un vacío, no le comentaba a nadie lo que sucedía, ni a Rodolfo, ¿Cómo comentárselo a un chico que tenía problemas similares a los míos?, sería agregarle más preocupaciones a su vida, de por si, sus padres lo habían estado culpando de que su matrimonio no funcionara.

Mi padre había seguido el mismo camino que ellos, el alcohol, se juntaban siempre, a tomar, y siempre que iba al departamento de los padres de Rodolfo, iba muy arreglado, como si estuviese viendo a otra, mi madre no le podía decir nada, con el miedo que mi padre le había metido a ella, no se atrevía ni a salir de casa sin su permiso.

Rodolfo era un año mayor que yo, por lo que era un grado mayor que yo en la escuela, yo, como no tenía nada que hacer en mi casa más que morirme del asco, empecé a estudiar, horas y horas de estudio, sacaba buenas calificaciones, gracias a eso, mi padre empezó a golpearme si no sacaba buenas calificaciones, también, en la escuela decidieron adelantarme un grado, no me quejé por ello.

Cada vez que sacaba una calificación algo baja, mi padre me golpeaba sin compasión, en la escuela, Diana, me miraba, con asco, los rumores habían empezado.

Rodolfo, al enterarse de que tan malos eran los rumores, empezó la auto lesión, se cortaba tanto, que pensé que podría morir desangrado, me daba tanto miedo hacerlo, no podía pensar en como hacerlo sin dolor, no quería intentarlo, pero quería saber como se sentía, decidí intentarlo, dolió, no quise volver a hacerlo, no volví a hacerlo.

En Diciembre, Rodolfo me regaló una hermosa pulsera de plata, nunca la olvidaré, tenía grabados unos gatos, muy lindos, fue un hermoso detalle.

Cuando fue Enero, luego de las fiestas, y que no haya mejorado nada, decidí ir a comprarme ropa, estaba creciendo, y la ropa me estaba empezando a quedar pequeña, fui sola, mi madre seguía con el mismo miedo de salir, escogí varias prendas, cuando me las probe en el vestidor, me di cuenta de algo, la ropa se me veía mal, ¿Qué me estaba pasando? Yo no tenía problemas con mi cuerpo, yo lo quería a pesar de todo, pero lo empecé a encontrar asqueroso, gordo, con imperfecciones en todas partes, ¿Qué me estaba pasando?.

Cuando llegué a casa, mamá me tenía un plato grande de comida, lo miré con asco, ¿Por qué empezaba a pensar en estas cosas? ¡Yo no era así!, traté de comer, pero me daba asco, no entendía, ¿Estaba enferma?, mi madre, al darse cuenta de mis muecas, me tomó la temperatura, estaba todo bien, decidió mandarme a descansar.

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Cuando volví a clases, los rumores habían tomado intensidad, las burlas, todo, no quería que nada de eso pasara, los cuchicheos a las espaldas, las cosas que comentaban, dolían, Diana, se había hecho amistades con las más «Populares», era un grupo grande, el nido de los rumores, insultos, entre otras cosas, era lo peor, uno no podía meterse con ellas sin salir herido psicológicamente.

- Hey tú, gorda asquerosa- una de las chicas me gritó- estás en nuestra mesa de estudio.

- Ustedes no estudian- les contesté- su cerebro está vacío.

- Vacío o no, estamos mas delgadas y esbeltas que tú- Eso me dolió- gorda obesa, muérete de una puta vez.

- Me moriré cuando se me de la puta gana, zorra.

A punto de llorar, salí de la mesa y fui corriendo a los baños, me encerré en uno a llorar, me sentia una puta mierda, me sentía tan mal como cuando mi padre me abusaba, ¿Por qué sus palabras me causaban tanto daño?

Decidí salir del baño, fuí al salón, ahí estaba Rodolfo, me estaba mirando, de una forma extraña, decidí no tomarle importancia, las horas pasaban, pero en mi mente seguían las crueles palabras de esa chica, «Gorda, Obesa, Asquerosa», quería ser como ellas, físicamente, quería ser delgada, quería ser bonita, lo decidí, sería bonita.

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Al pasar de los meses, había bajado 15 kilos, se me podían ver las costillas, mis clavículas sobre salían, me sentía hermosa, incluso más que aquella chica que llego a insultarme, mi vida se basaba en té y una manzana al día, me sentía hermosa.

Qué lástima que en esos instantes había caído en las garras de la Anorexia.

Historia de una suicida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora