Happy Ilussion

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- lágrimas caían sobre sus mejillas secas, pero, campeón, ella ya no es la niña tonta que conociste ayer.

Esperaba ansiosamente la llegada de Andrés al hospital, aunque aún debía ir a el refugio a pedir perdón a Fabian y a Rodolfo, pero mientras esperaría a que Andrés me saque de aquí, deseo que lo haga, ahora mismo, desde la camilla de hospital, pero faltaban 10 torturosos minutos, suspiré y decidí dormir, no se cuando, pero me quede dormida profundamente, Mierda.

[...]

Desperté, vi a Andrés frente a mí, con una cara de peocupación, enorme, tanto que me asusutó.

- ¿Qué sucede?

- Qué no sucede, sería mejor, ¿No lo crees?

- ¿Por qué dices eso?

- Hace un rato te hicieron una revisión, tienes signos de abuso sexual, ¿Por qué no me lo habías contado?

Mierda, se había dado cuenta de todo, de todo maldita sea, de todo, lo miré pero el me evitó, no quería perder a otra persona preciada, a pesar de ser unos pocos días, era una persona preciada para mi, la primera lágrima es la que me ha condenado a llorar, hasta hoy.

- Porque me ibas a tener pena, y no quiero eso, lo siento mucho.

- ¿Prometes que me contaras todo lo que suceda?

- Te lo prometo.

 El sonrió y me beso la frente, me revolvió el cabello y se sentó a mi lado en la camilla.

- Me he quedado dormido en clases.

- ¿Por qué?

- No he dormido en la última semana por ti- Eso hizo que un sonrojo hiciera su aparición- Asique, buenas noches- Se adentro en la fina sábana y se puso a mi lado, iba a protestarle cuando abraza mi cintura, mi sonrojo era notable, pero el ya estaba dormido.

Su respiración acariciaba lentamente mi cintura, sus manos estaban firmemente sujetadas, intentando de que no me fugara, su pelo hacía cosquillas en mi pecho, era extraño, pero luego recordé, mi padre estará furioso cuando se de cuenta de que he estado fuera de casa y no he vuelto, mierda, esto es malo, horrible, pésimo, un sollozo escapa de mi boca, pero lo silencio con mis manos, las lágrimas vuelven a fluir, caen sobre la cara de Andrés, cuando voy a limpiarlas, el me esta mirando fijamente.

-  ¿Por qué sollozas?

- Nada -Miento- Pienso en lo preocupada que debe estar mi madre.

- No te preocupes, sólo dame su dirección y le diré que estás bien.

Mierda, le anoto la dirección de el edificio donde vivo, se que luego descubrirá todo, pero eso me da tiempo para hacer una fuga, así no lo volveré a ver.

- Iré mañana, así no te preocupes, ¿Está bien?

- Sí, pero por favor, protégete.

- ¿Por qué lo dices?

-Porque mi padre asesino a mi madre, no quiero que te asesinen a ti también-  quería gritarle eso, pero en vez de eso sólo pude decirle- Por nada, es que hay muchas pandillas por ahí.

- Ah, si es por eso, me duermo.

Sonreí y se volvío a abrazar mi cadera, pero realmente, estaba inquieta, el se podía morir si iba a mi departamento, debía deshacerme del papel en el cual se encontraba la dirección de mi departamento, pero la había guardado en su chaqueta, la cual estaba en la silla, no podía alcanzarla, maldición.

Lo único que me quedaba era esperar, quizá iba al baño y yo rápidamente le podía arrebatar la dirección y romperla en mil pedazos, era mi úniuca esperanza, mientras debía pensar en más planes para quitarle el papel, mientras todo eso pasaba, mis ojos lentamente se iban cerrando, no, no me podía dormir, pero el sueño me iba ganando, y finalmente, mis ojos cedieron y se cerraron, maldición.

[...]

Desperté nuevamente, pero esta vez estaba sola, no estaba Andrés, ni la dirección, mierda y más mierda, me paré rápidamente y busque algo con lo cúal vestirme, había ropa limpia, era la ropa con la que había llegado, me vestí rápidamente y salí sigilosamente de la habitación, para mi suerte, nadie me vio, baje tranquilamente por el ascensor, cuando llegue a la primera planta, caminé normalmente, nadie sospecho nada de mí, salí del edificio y esta libre, era libre y podía hacer lo que yp quisiera, perfecto.

Caminé por unos diez minutos hasta que llegue a mi edificio, mierda, decidí entrar y afrontar mis problemas, salude al conserje que estaba por ahí y subí las escaleras, subí hasta que llegue a mi planta, casi con asma, caimné lentamente hacía mi departamento, escuche unos gritos y un disparo, puta mierda, habían matado a Andrés.

Mierda

Puta mierda, acabo de perder a Andrés, un ser preciado, puta mierda, me caigo de rodillas al suelo y me pongo a llorar, no soporto esto, cada persona buena que conozco se muere, no es posible, no, no, abro uno de los grandes ventanales que esta en el edificio, a esta altura, mi cuerpo sería aplastado por el impacto, mi cráneo explotaría, así junto a mi cerebro y mi cuerpo, sollozé, tenía tanto miedo, quería morir y a la vez no, finalmente cerré los ojos y salte, adiós Fabian, Rodolfo.

Hola Mamá, Andrés.

Historia de una suicida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora