[Happy] Day

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- Mamá es hora de decir bye bye.

Mordía la mano de Andrés con tanta intensidad que empezó a sangrar, al saborear la sangre, volvi en si y le solté la mano, no recuerdo el porque se la mordía.

- ¿ Por qué te estaba mordiendo la mano?

- Necesitabas desahogarte, y no te dejé llorar, por lo cual te dejé morder mi mano.

- Perdón, he hecho que sangrara.

- No importa- Dicho eso me abrazó, no soporté mas y empezé a llorar, su hombro poco a poco empezó a quedar húmedo, me separé de el y bajé la mirada- ¿ Te has puesto triste porque te he abrazado?

- Digamos que si...

El sonrió y me limpió las lágrimas, según el médico, mi amnesia no sería permanente e iba a recuperar mi memoria durante sueños, eso me atormentaba, porque le ultimo sueño, vi como mi padre intentaba matarme, y no quiero recordar eso nuevamente, si mi padre intentó asesinarme, lo que continúa despues de eso, debe ser aterrador, niego con la cabeza.

- ¿Qué estas negando?

- Nada.

- ¿Quieres caminar un poco?

- Esta bien.

 Me había fracturado ambas piernas, por lo cual, luego de cinco meses, debo aprender a caminar nuevamente, lo cual pude demorar hasta un año, pero yo puesto estar de pie dos minutos, asique solo me tomara unos meses, aún no se que le ha pasado a mi ojo derecho, Andrés le dijo que no me dijeran, nadie me lo va a decir hasta que a el se le plazca, maldita sea.

- Andrés, dime porque no puedo ver con mi ojo derecho.

- ¿Qué puedes ver con el ojo derecho?

- Oscuridad.

- Cuando veas figuras en negativo, te diré.

- Aclaramelo, ¿Por qué no me lo quieres decir?

- Porque no.

- Pero soy tu prometida, merezco saberlo.

- No, y todo lo que tenga que ver con tu ojo derecho será un no.

- Eres muy cruel conmigo.

- No soy cruel, sólo te protejo.

- Cruel.

- Si, y te encerrare en un castillo para que no salgas.

- Que pesado tu.

- No, peso 56, soy bastante flaquito.

- Cállate.

Fijé mi vista enfrente y vi un árbol, este arbol no estaba en mi habitación, ¿Tanto había caminado?Eso debía ser, entonces, estaba caminano ya, pero me dolían las piernas, quizá por el esfuerzo.

Historia de una suicida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora