Nuestro propio reencuentro

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—¿Estamos ya todos?
—¡¡Si!! —Gritaron todos.
—Bueno, bueno no se me enfaden tampoco jajaja. —David señaló los escalones de la escalera principal y una vez nos sentamos se colocó frente a nosotros.
—Mirad, ahora que la tormenta en la ciudad acabó, y han controlado el desborde del río, la hacienda no tardará en llenarse de bomberos, policías y demás para ver como de grave ha sido el derrumbe y como creo que esa no es la mejor manera de empezar este reencuentro he pensado que podríamos trasladarnos aquí. Esta casa es mía y no hay mucha gente que sepa de ella por lo que vamos a estar tranquilos. —Las mandíbulas de los chicos estaban casi desencajadas y yo no podía ni abrir la boca, ¿de verdad sería capaz de pasar aquí dos semanas sin que todos los recuerdos me azotaran cada dos segundos? —Por otra parte me ha llamado Tinet y me ha dicho que, aprovechando que hemos vaciados nuestras agendas hasta después del concierto, podríamos quedarnos los dieciséis juntos desde ahora hasta el 12 de octubre que se grabe los documentales y así recuperar todo el tiempo perdido que no hemos podido tener antes, ya sabeis volver a recuperar toda la confianza y cariño que siempre hemos tenido —Dijo refiriéndose a los dieciséis pero mirándome a mi fijamente. —Así que en vez de dos semanas estaremos tres, ¿Qué os parece? —David era el único que sonreía porque los demás estaban que no se lo podían creer y yo imagínate, o sea ¿tres semanas?, ¿¡tres semanas en esta casa!? Yo me iba a desmayar de nuevo. —Bueno... ¿nadie tiene nada que decir?
—¡¡¡Tooooma!!! —Gritó Alex por todo lo alto. —¡Tres semanas en esta mansión y a mí se me quitan toas las penas! —Acto seguido todos empezaron a celebrar las tres semanas que nos esperaban por delante.
—¡Una cosa más chicos! —Atrajo la atención dando palmas. —Teniendo en cuenta todo el tiempo que vamos a pasar aquí me gustaría que os sintiérais como en vuestra casa. En un momento os enseñare dónde está cada cosa y os podréis adueñar de la casa jajaja.
—Esperate un momentito que tu vas muy embalado, ¿y nuestras maletas? —Todos callaron ante la pregunta de Mireia.
—No se preocupéis, no os dije que las cogierais antes para que no sospechárais y poder daros la sorpresa y como todavía no están desechas yo mismo iré y las recogeré todas.
—¿Y las habitaciones? —Dijo Alex pegándose con una sonrisa pícara hacia Vero recibiendo un golpe en el pecho por parte de ella haciendo reír a todos.
—De eso ya nos ocuparemos a la noche jajaja. Y ahora venid que os enseñe la casa.
El grupo siguió a David por donde el iba y les fue enseñando la planta baja, yo iba con la cabeza gacha incapaz de visualizar de nuevo aquella casa.
—Aquí a la izquierda de la entrada tenéis esta gran sala, tiene futbolín, billar y la televisión mas grande de la casa, es como una zona más de entretenimiento.
—Televisión dice, ¡Pedazo plasma chaval! —Interfirió, de nuevo, Alex.
—Bueno, ¿y lo que tu lo vas a disfrutar estos días? Jajaja
—Po' también es verdad —Las chicas lo miraban todo asombradas y los chicos, como niños pequeños, ya estaban alrededor del futbolín y el billar.
—Ahh y estas puertas correderas de cristal dan al patio delantero. Si seguimos por aquí —Nos guió. —Llegamos a otra sala, este es el salón más tranquilo solo con los sofás y otra televisión para los que quieran descansar un poco entre tanta fiesta que nos espera jajaja. —Las luces empezaron a disminuir y aumentar de intensidad, como en una discoteca, y todos nos giramos hacia el evidente culpable de ello.
—Perdón. —Sonrío Alex con carita de niño bueno levantando las manos del regulador de luz en señal de disculpa.
—Ese es el regulador de la luz, que está aquí para darle un toque más cogedor a la sala de descanso.
Salimos uno a uno de allí y nos dirigimos a la amplia entrada de la casa.
—Desde aquí si vamos ahora a la derecha entramos a la cocina que, cómo veis, es abierta. Aquí abajo no hay ningún baño, todos se encuentran arriba junto a las habitaciones salvo uno que hay en el patio trasero para no tener que subir arriba mojados de la piscina, pero la planta de arriba ya la veremos más tarde.
—¿¿Y la piscina??
—¿¡Dios Alex no te vas a callar o que!?
Alex se encogió de miedo por el grito de Gisela.
—Madre mía como estamos hoy ehh.
—Tú cállate Bustamante que todavía te pego.
—Santa Virgen como está el ambiente, a estos dos no me los dejéis solos en la casa que me la destrozan jajaja. Bueno, esto es la planta baja y la piscina Alex —Pronunció fuerte su nombre. —Está en el patio trasero muchacho jajaja. Esto es todo. Por cierto, entre todo lo que ha pasado y el viaje hasta aquí se nos ha hecho tarde, yo creo que lo mejor es que vaya ya a por las maletas. Como ya he dicho esta es vuestra casa, eso sí, las niñas se quedan al mando que no quiero encontrarme la casa echada abajo cuando vuelva jajaja.
—¡Espérate David!como, ¿como vas a ir tu sólo niño? —Se preocupó Rosa.
—Bueno con que venga uno más conmigo ya vale, al fin y al cabo solo es cargarlas al coche y ya.
—Yo te acompaño —Ofreció Busta rápidamente.
—No. —Todos miraron atónito a mi dirección. —Ya lo acompaño yo. —Dije tímidamente. —Es que yo si que desempaqué algunas cosas y me gustaría recogerlas. —Mentí. Todo esto había ocurrido muy deprisa y lo único que quería era salir de aquella casa para digerirlo todo antes de volver a entrar, aunque eso implicara un viaje entero con David Bisbal.
—Bueno pues todo solucionado ¿no?. —Gis rompió el momento tensión que se había creado. —David y Laura van a por las maletas y mientras nosotros a disfrutar del casoplón jajaja.
—Llevarse la camioneta que en el coche no cabrá todo. —Dijo Naím lanzando las llaves.
Y todos volvieron de nuevo a sus conversaciones y bromas mientras David y yo salíamos de allí camino a la hacienda...
Llegamos después de media hora en la cuál no abrimos la boca sino para respirar. Entramos a la casa y cerramos la puerta tras nosotros.
—Voy yo cargando las maletas de los chicos y sube tu a por las de vosotras que están arriba. —Su voz sonaba tímida y nerviosa.
—Claro. —Hablé tan bajo que casi no se oyó. Subí corriendo las escaleras y entré a la habitación a la que me habían llevado cuando me desmayé. No me había parado antes a observarla atentamente, era completamente de madera pero con un toque moderno, era preciosa. Me senté en el borde de la cama y puse mis manos alrededor de mi cabeza, ¿Qué estaba haciendo? quería salir de aquella casa para librarme de todos los recuerdos que me traía con David y ahora me iba con él los dos solos, desde luego yo iba de mal en peor. —¡Laura yo ya he acabado!, ¿Qué te queda para termi... —David paró en seco, entrando a la habitación, al verme así.
—Nada nada, yo también he terminado ya. —Salté rápidamente de la cama y me puse en marcha en dirección a la puerta pero él me paró cogiéndome de los brazos y volvió al mismo lugar del que había partido.
—Laura escúchame un momento.
—David se ha hecho tarde y debemos volver.
—Laura por favor... —Murmuró contra mis labios. No sabía que hacer, el corazón se me iba a salir del pecho. Después de 12 años allí estábamos, solos en aquella habitación bebiendo del aliento del otro y perdidos en nuestras miradas. Y ocurrió lo que por tanto tiempo soñé que algún día volvería a ocurrir. Sus labios rozaron los míos, mi mente decía que me alejara pero mi corazón parecía sordo ante aquella súplica. Cerré mis ojos y me dejé llevar. Mis labios se amoldaron a los suyos y so pareció una señal para él que comenzó a recorrer mi cuerpo con sus manos. Le acaricié por todas partes, no estaba consciente ni de mis propios sentimientos en ese momento pero podría jurar que tenía ganas de llorar. Él no sabía lo que era tenerlo entre mis brazos después de 12 años silenciando mi amor por él, 12 años que explotaron con solo ese beso, y no solo por mi parte. David me levantó por debajo de mi cintura y mis piernas se enredaron en él, se giró y quedé atrapada entre su cuerpo y el armario. Ya no podía más, el pecho me dolía de la velocidad a la que corría mi corazón y casi garantizaba el sentir el suyo a través de su camisa, que comenzaba a molestar. El beso se profundizó cada vez más, su lengua se abría paso entre mis labios buscando la mía. Me deshice de su camisa y como hace 12 años las palabras volvían a sobrar entre nosotros. Su teléfono empezó a sonar y me dio miedo que se apartara a atenderlo.
—No lo cojas, por favor… —Atrapé el lóbulo de su oreja entre mis dientes. Gimió en mi oído y mi instinto animal hizo posesión total de mi cuerpo. Los teléfonos no dejaban de sonar, tanto el mío como el suyo, los chicos estarían buscándonos. Ninguno estaba dispuesto a descolgar la llamada pero mi sueño se fue tan rápido como vino al escuchar el timbre de la puerta. Ambos nos miramos con los ojos bien abiertos, el deseo de continuar se veía en ellos pero alguien había abajo llamando y debíamos abrir. Con toda la fuerza de voluntad del mundo bajé de su cuerpo apoyando mi cara en su pecho intentando recobrar el aliento perdido minutos antes y, dándome un beso en la frente, bajó mientras se colocaba su camisa dispuesto a abrir a quién fuera que nos hubiera interrumpido. Se oyeron unas voces abajo, la puerta cerrarse y unos pasos de vuelta.
—Yo ya he acabado de recoger todo David, ya solo queda cargarlo.
Y sin decir más cogí dos de las maletas rumbo al coche. Montamos todo e hicimos el camino de vuelta a casa sumidos en el mismo silencio con el que vinimos. Dentro del chalet todo era ruido y fiesta y las luces procedentes de dentro iluminaban el jardín oscuro por la noche.
Nada más aparcar salí del coche en busca de ayuda para meter las maletas, no quería tener que hablar con David de lo acontecido anteriormente.

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Aquii os dejo otro capítulito antes de ir para el instituto. Y largo como os gusta jajaja. Graciass por el apoyo, los quiero!! <33

CrumblingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora