Capitúlo 11

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No había podido dormir la mayor parte de la noche, así que ahí estaba, muriendo de sueño. Apoyé la mano sobre una de las vitrinas pequeñas, y coloqué mi rostro en la palma; dormité un poco. Bueno, mejor dicho, dormité hasta que mi cabeza estuvo a punto de estamparse contra la pequeña vitrina; me recuperé rápidamente de eso.
—¿Noche entretenida? —preguntó Jessica, burlándose de mí.
—Eso hubiese sido bueno, pero no. —Di un bostezo y me levanté de donde estaba para ir a ayudar a Jessica a acomodar la mercancía de la tienda.
Un par de horas más tarde, Amelia llegó al local, justo para la hora de salida. Se acercó a la caja registradora y la abrió para realizar el corte de caja. Mientras ella hacía el conteo miré mi reloj, eran las cinco de la tarde con diez minutos.
—Esto es increíble —dijo Amelia, emocionada. Levanté la mirada para mirarla—. Hoy ha habido una buena venta, Bella. —Contabilizó un par de billetes más antes de volver a alzar la mirada hacia mí—. Pensé que las ventas bajarían un poco después de ese horrible rumor que se corría a tus costillas, linda. Pero con el regreso de ese chico las ventas aún siguen siendo excelentes. —Sonrió ampliamente hacia los billetes verdes que tenía en las manos.
Quise rodar los ojos. Genial . Ahora Amelia estaba sumándose a mis fans.
—Debería darme un aumento —mascullé lo más bajo que pude. Si ella se estaba enriqueciendo a mis costillas, ese aumento era más que merecido.
—¿Dijiste algo, querida? —preguntó distraídamente mientras apartaba la mirada de los billetes. Puse una de mis mejores y habituales sonrisas y negué con la cabeza.
—Oh, no, nada. —Amelia sonrió en respuesta.
—Todo está perfectamente en orden, Jessica y tú ya pueden marcharse a casa —dijo.
Me dirigí a donde guardaba mis cosas para tomarlas y largarme de ese lugar.
—Agradece que no te ha pedido que poses para un póster en la entrada de la tienda —dijo Jessica.
La miré reprobatoriamente.
—Quien va a estar en un poster, pero de "Se busca" vas a ser tú en cuanto se entere lo de Mike.
La sonrisa de Jessica desapareció.
—No te atreverías.
—No, yo no, pero piensa en si Mike guardará por mucho tiempo su pequeño y sucio secreto. —Le di una sonrisita divertida mientras me giraba y salía del lugar. Ahora tenía material para atormentarla si ella comenzaba con sus chistecitos malos de Cullen y yo.
Caminé hacia la salida.
—Que tengas buena tarde, Bella —dijo Amelia mientras sacudía una mano en un gesto exagerado de despedida.
«Tacaña», pensé, levanté la mano y la sacudí una sola vez antes de salir del lugar. Comencé a dirigirme hacia el estacionamiento para ir a casa y prepararme para la "Gran noche de chicas".
—Bella —llamaron a mis espaldas. Yo conocía perfectamente al dueño de aquella voz. Giré sobre mis talones para confirmar mis sospechas, y sí, había acertado.
—Hola, Jasper —saludé en cuanto lo vi.
—Hola, preciosa. —Acortó la distancia que nos separaba y me besó en la mejilla—. Es un placer verte de nuevo.
—Lo mismo digo. —Sonreí en respuesta—. Y... ¿qué haces por aquí? —pregunté con curiosidad.
Jasper se colocó las manos en los bolsillos delanteros de sus pantalones.
—Salí a dar una vuelta por el pueblo y me entretuve por aquí. ¿Tú a dónde vas, preciosa?
—Voy a casa —dije.
—Oh, bien, en ese caso te acompañaré a tu auto.
Comenzamos a caminar hacia el estacionamiento.
—Y bien, ¿has encontraste algo interesante en Forks? —pregunté un tanto sarcástica.
—Ummm...
—Con esa respuesta asumo que no —me reí.
—En realidad he encontrado a alguien muy interesante —dijo. Levanté la mirada hacia él, y me guiñó un ojo.
—¿Ah, sí? —Arqueé una ceja.
—Sí, una chica —respondió—. Aunque no sé si esa chica esté saliendo con mi hermano.
Este chico sí que iba directo al grano, me gustaba eso. Aunque lo que dijo le quitaba un poco de puntos por pensar que su hermano y yo teníamos algún rollo.
—¿Qué? —Fruncí el ceño—. No. Tu hermano y yo. —Solté una risita histérica—. Demonios, chico, comenzabas a agradarme.
Jasper ladeó la cabeza un poco y me dedicó una sonrisa de medio lado, parecida a la que Edward me había dado el día anterior en la cafetería. Aquel gesto era igual al de su hermano, pero en Jasper lucía diferente. Con Edward, parecía como si me invitara a hacer cosas sucias, lo cual me tentaba; mientras que en Jasper... solo era una sonrisa bonita.
«Pero qué demonios estás pensando, Bella», me reprendí mentalmente. Parpadeé un poco para alejar las ideas que estaban viniendo a mi cabeza.
Llegamos hasta donde estaba mi coche.
—Solo estoy asegurándome, ya sabes. Es bueno saber que tengo oportunidad contigo. —Dio un paso hacia adelante, luego otro, acercándose hacia mí. Por mi parte retrocedí hasta que mi espalda quedó pegada al coche. Esperen... ¿es qué acaso él iba a besarme? Diablos. Hacía solo un minuto estaba insinuando que tenía algo con su hermano y ahora quería besarme.
Estaba a punto de apartarme cuando Alice gritó mi nombre.
—¡Bella!
Aparté la mirada de Jasper para mirar a Alice, quien venía apresurada detrás de Jasper.
—Gracias al cielo que todavía estas aquí —dijo deteniéndose a un costado de Jasper, quien retrocedió al ver la figura pequeña de Alice acercarse. Alice giró un poco la cabeza y pude ver que agrandaba un poco los ojos por la sorpresa de ver quién era mi acompañante.
—Alice —dije para llamar su atención.
—Oh, sí. Bella, necesito que me acerques a casa. Mi auto se ha descompuesto esta mañana y no tengo en qué volver —declaró, luego se giró para mirar bien a Jasper—. Hola. Soy Alice Brandon, la amiga de Bella.
—Hola, Alice. —Jasper sonrió a mi amiga.
—Tú debes ser Jasper Cullen, ¿cierto?
—Ese soy yo —respondió Jasper.
Hubo silencio por una milésima de segundo.
—Espero no haber interrumpido algo importante —dijo Alice, mirándome a mí, luego a Jasper.
—Umm... no —dije con duda, después miré a Jasper—. Gracias por acompañarme hasta aquí.
—Estar contigo siempre es un placer, preciosa. Me encantaría volver a verte uno de estos días... ¿Qué dices si nos vemos el domingo por la tarde?
No me lo pensé dos veces.
—Sí, claro. El domingo estaría bien.
Jasper se metió la mano en uno de los bolsillos, sacó una tarjeta y me la tendió.
—Ahí está mi número. Llámame para ponernos de acuerdo.
—Bien, te llamaré —dije.
—No las entretengo más, señoritas. Que tengan una excelente noche. —Otra sonrisa de medio lado.
—Adiós —dijimos Alice y yo al mismo tiempo. Jasper giró sobre sus talones y comenzó a alejarse hacia el otro extremo del estacionamiento.
—Es lindo —dijo Alice, mientras abría la puerta del copiloto para meterse al coche.
—Lo es —acordé con ella y me metí al coche.
Estábamos saliendo del estacionamiento, cuando Alice giró medio cuerpo para mirar por el vidrio de atrás, como si aún pudiera ver a Jasper, luego volvió a su antigua posición y se acomodó en el asiento.
—Dime que no vas a salir con él, Bella.
—¿Por qué no? —cuestioné.
—¿Sabes lo que hará la gente del pueblo si te ven el domingo con el hermano de Edward?
—No me importa lo que hagan, Al.
—Demonios, Bella. El pueblo entero te linchará en cuanto se enteren que tienes una aventura con el hermano de quien robaste de su boda
—No estoy teniendo ninguna aventura. Y tampoco tengo nada que ver con Edward. Soy libre de hacer lo que quiera con quien yo quiera.
—Perfecto. Entonces reúnete con ese tal Jasper. Pero espero no llores cuando la muchedumbre vaya por ti a tu casa para lincharte.
—Dios, Al, qué imaginación.
Entonces recordé lo que la gente del pueblo había hecho a los pocos días de la boda de Edward, aquello hizo que un escalofrío me recorriera el cuerpo. Si esa gente había ido a acosarme a la tienda, seguro que no dudarían en quemarme viva si me vieran con el hermano de Edward.
—Yo solo digo que deberías pensártelo antes de llamar a Jasper.
—Basta, Al —espeté—. No me apetece hablar más del asunto.
—De acuerdo —dijo—. Pero piénsalo bien.
Unos minutos después llegamos a casa de Alice, ella se bajó del auto no sin antes inclinarse un poco para mirarme.
—Llegaré a tu casa a eso de las siete y media.
—¿Media hora después de lo acordado ayer?
—Iré a tú casa a pie, tardaré un poco más.
—Excusas, Al —me reí de ella—. Tu casa no queda a más de media cuadra de la mía.
Alice me dio una mirada reprobatoria.
—¡Iré en tacones!
—Bien, bien —dije mientras encendía el motor para marcharme, Alice cerró la puerta del coche y me marché.
~RaN~
Bajé las escaleras y caminé hacia la cocina, donde se encontraba Alice sentada comiendo un bocadillo; había llegado a las siete y cuarto con zapatos de piso, en lugar de tacones como había prometido.
—¿Lista, o seguirás asaltando mi despensa? —pregunté, ella se comió el último bocado y se sacudió las migajas de pan.
—Un segundo —murmuró con la boca llena. Luego se levantó y fue al sofá, donde había dejado su bolso con sus zapatos de tacón, con un par de movimientos rápidos se los puso—. Ahora sí, estoy lista.
Salimos de la casa hasta el coche y nos subimos, lo encendí y partimos hacia el punto de encuentro con las chicas.

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Gracias por leer ☺

Capitulo beteado por Yanina barbosa, beta de Élite Fan fiction

Robándose al novioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora