| Capítulo 15 |

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Me tapé con esa manta como pude, y recogí la ropa, encendiendo la televisión para hacer algo de distracción de mi cuerpo, EN VERANO, envuelta en una manta larga y gorda, que por cierto...

¿Les ha sonado tan mal como a mí, larga y gorda?

Quitemos esa manta... si es así, somos unas auténticas pervertidas.

-- Hola Matteo, em... ¿interrumpo?

-- No, estábamos viendo una película y le aposté a Luna que me deseaba más de lo que me imaginaba, se está resistiendo Ramiro. -- bromeó Matteo.

-- Vaya, ¿Luna? Guau, que cambio y yo que pensaba que ustedes no llegarían a estar así.

-- No pienses mal, sólo quiero que admita que está loca por mí. -- dijo Matteo encogiendose de hombros, Ramiro me miró atento y curioso y yo me sentí algo intimidada.

Dos chicos que estaban demasiado cerca de mí, mirándome, y la mirada posesiva de Matteo tratando de ocultar lo que en realidad estaba pasando no ayudaba mucho.

Ramiro rodó los ojos.

-- Se están acostando, no soy tonto. Vi el beso.

-- ¿El beso? -- abrí la boca por primera vez sorprendida, nunca he besado a Matteo en público.

-- No te hagas la loca. -- dice divertido. -- Los vi besarse en la fiesta de Matteo en el coche, y además oí como le decías. "Quiero sexo duro, Matt" y Matteo te contestaba "Eres insaciablemente genial, claro que te lo daré lo duro y fuerte que tú quieras".

Sentí mis mejillas calentarse totalmente, me estaba ruborizando.

¡MATTEO NO ME CONTÓ NADA DE ESO!

Maldito idiota.

-- Ramiro... -- amenazó Matteo.

-- Me esperaba que buscaras otro tipo de chica, quiero decir, una muchísimo más linda.

Sentí que mi orgullo se quebraba, había confirmado mi teoría, yo no era guapa a los ojos de los chicos. Oculté mis ganas de llorar y empecé a vestirme debajo de las mantas, empecé por las bragas y los pantalones.

-- ¿Qué quieres decir? -- masculló totalmente molesto Matteo. -- Que tú no quisieras acercarte a ella y perdieras el tiempo con otras zorras, no quiere decir que tengas el derecho a insultarla llamándola fea, cuando lo único que ha hecho ha sido decidir por sí sola tener sexo conmigo, sin saber lo jodidamente enamorado que estás de ella.

-- Eres un imbécil. -- masculló Ramiro. -- ¿Qué mierda pasa con Paulina?

Mis ojos se abrieron lo suficiente como para dar un bote en el sofá.

¿Paulina Goto?

¿Acaso ese era su royo?

-- No estamos en serio, sabes que no me gusta eso.

-- Maldita sea. ¡No me jodas! De todas las putisimas chicas tenías que elegirla a ella.

Me sentí la mierda más grande del mundo, haciendo que Matteo y Ramiro se pelearan, con lo de Pau quien era mi amiga o conocida, que me caía bien, me sentí horrible por las antiguas palabras de Ramiro y me sentí utilizada.
Quizás no debí disfrutar y basarme en el egoísmo propio y debí elegir otras cosas. Me puse el sujetador y la camisa a duras penas y busqué mis calcetines de tono piel para a continuación ponerme las bailarinas. Quería salir de allí lo antes posible.

Ninguno de los dos reparaba en mi presencia, seguían reprochándose cosas como locos.

-- Maldita sea, sí, tenía que ser ella.

Follaamigos | LutteoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora