| Capítulo 22 |

8.5K 520 127
                                    

-- Tienes razón. -- dije seria. -- Pensé que el insensible de Matteo Balsano me entendería, pero veo que no, menudo amigo. -- escupí furiosa. -- Lárgate, no quiero aguantarte, en unos momentos llegará Ian y no me apetece absolutamente nada tenerte cerca.

Matteo se quedó en silencio mientras me observaba con el ceño fruncido, examinando mi rostro como si fuera a cambiar en algún momento, pero no lo iba a hacer, estaba furiosa con él.

¿Sólo sexo?

¿SÓLO SEXO?

El mejor sexo... no es sólo sexo, es algo más, una conexión, una unión, maldito idiota, insensible, idiota e imbécil. No voy a comportarme como una de esas barbies descerebradas que tiene él por novias, amantes o lo que sea. Me merezco algo más que eso, y seguiré los pasos de Nina, juro que se arrepentirá de todas esas mierdas y todas estas putas lágrimas que he derramado en su nombre. Matteo Balsano se arrastrará por mí, no yo por él.

Y menos pienso llorar.

Maldito imbécil.

-- Sal de mi cuarto, si Ian entra me meteré en un lío, y lo quiero. -- escupo con odio hacia él.

-- ¿Ah sí? ¿Acaso te importa ese flacucho más que yo? -- ruge molesto.

-- Es mi novio.

-- Yo estuve contigo antes.

-- No se trata de quién estuvo conmigo antes, ¡no se trata de eso! -- grito.

-- ¿Ah no? Mientes si dices lo contrario, te importo tanto...

-- Sí, eres mi amigo, me importas, pero quiero más a Ian de lo que te quiero a ti.

-- ¿Y por qué lo engañas?

-- No lo he engañado aún, que yo sepa no me acosté contigo cuando estaba con él.

Matteo ruge molesto y me replica de nuevo.

-- Podemos remediarlo, linda.

-- No pienso hacerlo, hoy tengo la tarde para Ian, él me consolará.

-- ¡No voy a permitir que te toque! -- me dice molesto. -- Eres mía.

-- No que yo sepa. -- digo rodando los ojos. -- Yo soy una mujer libre y sin ataduras, déjame tranquila de una vez.

-- ¿Libre y sin ataduras? -- frunce el ceño. -- Já, tú eres mía y punto. Yo te follé y tú lo disfrutaste, ya tienes un lazo unido a mí. Quieras o no.

-- ¡Piérdete! -- le chillé molesta. -- No soy propiedad de nadie, no soy un maldito objeto, lárgate de una puta y jodida vez. -- gruñí apretando mis dientes.

-- No, Luna, mierda. No quiero.

-- Déjame.

-- No dejes que te toque, hoy vendré por ti.

-- ¡No quiero!

-- Luna, confía en mí.

Apreté mis dientes, considerando su estúpida opción y me rendí, rodé los ojos y reconsideré esto, Nina y Ámbar me habían dicho que si me hacía la dura y me negaba era posible que se acelere y siguiera con esto. Según Jim, debía humillarlo y darle a entender que no me interesa, que tengo cosas mejores que hacer. Y es que los chicos como Matteo Balsano son muy fáciles de herir, sólo dales en su ego.

Aunque claro, Matteo era demasiado complejo para mí.

-- Mira estúpido follador de clase uno, no me interesa lo que puedas llevarme a hacer, además de que tengo planes y me apetece que Ian lo haga conmigo, además de que no confío en ti.

Por la mueca que puso, pude ver que lo había logrado, frunció el ceño.

-- Nena, si te follas a Ian hoy, te haré llorar de placer, mucho, te castigaré, unos azotes no te vendrían mal... -- se relamió los labios y me dieron ganas de besarlos, pero tenía que ser fuerte, tragué saliva y lo seguí observando. -- Nena, te demostraré cuan buen follador puedo ser, de clase diez, al menos.

No hice caso y negué con la cabeza.

-- No me interesa, Balsano.

-- Vendré de todas formas.

-- Piérdete.

-- Me deseas.

-- Que te largues. -- exclamé desesperada.

-- Oh, no lo haré, jugaremos a los videojuegos y haré que tu hermano te vigile, va a ser muy divertido, hoy sólo follarás conmigo, sino, no lo harás.

Dicho esto, besó mis labios, mordiéndolos levemente, traté de controlar mis manos para no llevarlas a su cabello pero cuando me di cuenta, era tarde, mis manos estaban enredadas a su cabello, y gemí de total placer al sentir sus manos acariciarme, me separé de él y apreté mis ojos.

-- Sólo... lárgate.

Sonrió con cinismo y me dio un breve pico a gran velocidad, desapareciendo con rapidez de mi cuarto, dejándome quieta en mi cama, me levanté y me miré al espejo, para revisar mi móvil.
Tenía que ver a Ian para que Balsano se pusiera celoso entre otros terribles sufrimientos.

Se iba a cagar, la nueva Luna no iba a darle tregua. Matteo Balsano, se enamoraría de mí como que me llamo Luna Valente.

Follaamigos | LutteoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora