Capítulo 1: "Mon prince."

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[...] Mañana. (Palacio Real - Centro Unificado, Feéra).

La habitación era inmensa y pulcra, nadie la había ocupado desde su construcción hace más de cincuenta años. Las paredes eran de tonos naranjas y blancos, había algunos cuadros colgados con hojas y flores de diversa procedencia, además de varias ventanas que si bien otorgaban una luz natural, desde fuera nada se podía ver, tenía también un balcón inmenso que era más bien un jardín. La alcoba tenía su propio baño y armario, ambos siendo igualmente amplios. En el centro se ubicaba la gran cama, su estructura era inspirada en la naturaleza y en esta entraban varios colchones que le daban un aspecto más grande aun, estaban cubiertos con sábanas finísimas y suaves al contacto que en este mismo momento arropaban a dos cuerpos ligeramente agitados.

"No pensé que volveríamos a vernos tan prontamente, mon prince."

"¿Qué puedo decir? Tu reino es ligeramente más divertido, mi príncipe."

Xan rio con la falsedad suficiente y se levantó de la espaciosa cama, dejando al azabache allí y yendo a por una buena ducha. Su baño estaba decorado en tonos aguamarina y un manantial descendía para llenar su amplia bañera donde se sumergió y descansó por lo que parecieron unos buenos veinte minutos, nunca se podía saber realmente en el Reino de las Hadas. En algún momento sintió que su acompañante entró y se dio una ducha, pero no le importó realmente. Mientras menos tiempo pasara junto a él, mejor.

Luego de que ambos jóvenes estuviesen vestidos y arreglados se dirigieron a la sala de juntas de la Corte. Antiguamente se usaba solamente entre el Rey No-Seelie y la Reina Seelie, pero esto ya se había cambiado para el nuevo gobernante. Casi todo estaba hecho de madera allí excepto la mesa redonda de cristal, donde los mencionados se encontraban esperando. La pelirroja fue la primera en hablar. "Su visita es sorpresa, pero no necesariamente desagradable, joven Príncipe."

"Me alegra oír eso."

"Odiaría apresurarle..." Dijo el Rey. "Pero, ¿Le importaría compartir la razón de su visita?"

"Por supuesto, después de la noticia sobre los nefilims y subterráneos que traspasaron la puerta al Infierno decidí que es el momento perfecto para crear una pantalla de humo."

"¿Ah, sí?"

"Ajá, su Príncipe irá donde la Clave y les contará de cómo esos ruines vinieron y se burlaron de las Cortes para luego usar los poderes de Clarissa y activar la Entrada, o algo así. Quizá usar el argumento de los siete muertos. Finalmente amenazará con declarar la guerra si no mandan nefilims como protectores y se sigue con el primer plan, matarlos y culpar a los demonios."

Xan, quien normalmente no era más que un símbolo en esas reuniones, intervino. "El pueblo hada no puede declararle la guerra a la Clave. No es-"

"Silencio, Xan. La Clave no querrá verse metida en otro problema, para ellos será como matar dos pájaros de un tiro. Aceptarán."

La Reina Seelie negó con la cabeza. "Queda tanto por enseñarte..."

"Yo mismo lo haré si es necesario," dijo Alec y cogió la mano del hada quien en contra de todos sus instintos no hizo nada por retirarla. "¿Cómo va todo para la ceremonia?"

"Viento en popa, lo único que faltaría..."

"Es un brujo lo suficientemente fuerte para realizarlo. " Finalizó el Rey.

"O quizá no..." Alec acariciaba el anillo de oro negro en el anular izquierdo de su 'prometido'. "Oí de sus dos prisioneros."

"Un cazador cualquiera y el Gran Brujo de Brooklyn."

"Creo que, con cierta motivación, podrá sernos útil."

"¿De verdad?"

"Sus amigos están en mi dimensión y él encerrado, no es una decisión difícil para gente así, ¿Cierto, mi príncipe?" Preguntó Alec.

Al Menos Una LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora