Capítulo 6: "Nada de lo que pasó cambió eso"

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[...] 09:25, 09 de Marzo, 2011. (Palacio de Ludwigsburg - Stuttgart, Alemania).

El título Inquisidor era uno de los más valorados para los cazadores de sombras, por ello quien lo ocupase no podía ser cualquier nefilim. Robert había tenido el honor de obtenerlo, sin embargo había momentos como estos donde desearía ignorar todas esas responsabilidades y solamente vivir su vida.

Su primogénito había desaparecido –él decidía quién debía ser la nueva directora del Instituto de Estrasburgo.

Su primogénito había muerto –él tenía que entrevistar a Sebastian.

Su primogénito había aparecido –él tenía que sentenciarlo a búsqueda de vida o muerte.

Sus demás hijos habían ido a rescatar a su primogénito –él tenía que castigarlos.

¿Cómo es que nadie esperó el posible conflicto de intereses que una posición con tanto poder podría tener en algún momento?

Con un suspiro Robert decidió unirse a Jia quien le esperaba cerca de la entrada a Feéra. Habían decidido reunirse con el nuevo Príncipe debido a la ofensa que sus hijos, y quizá amigos, habían ocasionado. Recordó lo confundido que estaba al haber recibido ese mensaje el día anterior:

Buenos días, les desea el Reino de las Hadas;

Esta carta es escrita con gran desagrado, favor tomar en serio la próxima inesperada, pero cierta noticia.

Dos nefilims suyos a los que reconocería como Isabelle y Jace Lightwood irrumpieron en nuestro reino en un glamour muy potente que les asemejaba a la Cónsul y al Inquisidor, respectivamente. Ofrecieron nuestra firma en los nuevos Acuerdos a cambio de vigilancia en nuestra 'Puerta' por la cual se rumorea entran demonios a este mundo.

Algunos otros acompañantes pasaron desapercibidos, pero uno era muy huraño como para desconocerle, Sebastian Morgenstern.

Se les exige una explicación a este insulto. De no ser así, la gran Corte podría arriesgarse a medidas más drásticas.

Con permiso,

El Príncipe de las Hadas.

¿Y quién era ese 'Príncipe', de todos modos?

Ya en el Reino de las Hadas, Robert y Jia fueron recibidos por un joven que se hacía llamar Fernias e identificaba como el caballero real. Después de decirles abiertamente que era hijo de dos seelies y no podía mentir, les guió hacia una nueva estructura a la cual se refirió como la gran Corte de las Hadas, y dentro de ese gran invernadero los llevó a una sala con una mesa de cristal y cuatro sillas. En una de ellas, la más extravagante, estaba sentado un joven que portaba una corona, indudablemente el nuevo Príncipe.

El caballero tomó lugar al lado de este joven y tosió levemente. Los nefilims captaron esa señal y dieron una leve reverencia, esto pareció satisfacer al más joven. "Buenos días señora Cónsul y señor Inquisidor, sería agradable que tomaran asiento para dar oficialización a esta reunión."

Ambos lo hicieron, Robert empezó. "Gracias, tengo entendido que usted es un Príncipe, no quisiera ser desconfiado, ¿Pero a qué se acredita ese título?"

La risa falsa de Xan inundó el ambiente. "De tal palo, tal astilla. Verá, señor Lightwood, mis padres son el Rey No-Seelie y la Reina Seelie, legítimamente soy el Príncipe... 'unificador'. Mi poder va más allá del de ellos, las únicas hadas a las cuales no puedo decir 'gobierno', son las de la Wild Hunt. Pero esa es otra historia, como ustedes y los nefilims de Perú."

Touché, pensó el cazador. "Muy bien, gracias por la aclaración, ¿Podría contarnos más sobre lo acontecido el día de ayer?"

"No sabe cuánto me encantaría hacerlo," respondió Xan. "Pero temo que ello sea una pérdida de tiempo, usted le hará las mismas preguntas a los cazadores infractores con la Espada Mortal."

Al Menos Una LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora