[...] Mañana. (Palacio Real - Centro Unificado, Feéra).
Era el 'gran día'. No lo sabía por la fecha en el calendario, o las distintas seelies y no-seelies apuradas haciendo arreglos de último minuto, o el traje blanco con dorado que Fernias le había entregado a primera hora de la mañana. Simplemente lo sentía, así como los solsticios eran días peculiares –por no decir otra palabra– para las hadas, al ocasionarles el efecto de no controlar sus poderes y en general estar 'idos', el día del equinoccio resultaba en lo contrario. Potenciaba la magia hada y les hacía más capaces de controlarla. Así que, 'sentir', que hoy era ese día, era probablemente la manera correcta de describirlo.
Por alguna razón que no le terminaron de explicar, él iba a ser el 'llevado' al altar. Si era sincero, eso no le terminaba de agradar, por el mismo hecho de que nunca se había siquiera imaginado en una situación así. Quizá sí alguna vez había llegado a pensar en lo increíble que hubiera sido haber nacido cazador para ver a cierto otro cazador llegando de dorado. Esos momentos parecían tan alejados de los actuales, tiempos más simples. Con extrañeza el hada se dio cuenta que por sus pensamientos había pasado Mikaël y sin embargo el geas no le había hecho nada, ¿Beneficios del equinoccio? Posiblemente, ¿Se iba a quejar? Para nada, ¿Aprovecharía esto? No sabía cómo. Y es que por más que amara a ese hermoso hombre, se sentía demasiado en falta en este momento como para dedicarle sus reflexiones. Después de todo, pensar en su ex el día de su boda no parecía para nada lo correcto.
Mientras terminaba de hacer el nudo de la corbata de lazo dorada que iba a usar, se dio cuenta que si terminaba jurando lealtad a la Hunt, probablemente necesitaría algo para sobrevivir allí. Se concentró para crear una espada corta hecha de plata, era su segundo intento en la vida y –cortesía del equinoccio– no había salido nada mal. La acomodó en un bolsillo del chaleco que estaba usando debajo del saco, y se sintió un poco más seguro. Solamente un poco, pues cuando se veía a sí mismo en el espejo, no podía ni mirarse a los ojos. Para solucionar esto se colocó su corona, esta perfecta capa de invisibilidad emocional entre él y el resto.
Tuvo que esperar poco tiempo antes de que Fernias viniera a escoltarlo a las afueras del Invernadero, donde daría algunas palabras a los súbitos que esperarían afuera. Luego sería llevado por su padre y madre hacia Alec. En el camino, el seelie le contó de lo extraño que estaban actuando Yurth, Genjil y Kaelie. Él hizo lo imposible para disuadirle hablar de ese tema, no quería que atara cabos. En su lugar, le recordó que Destiny también estaba invitada.
"Lo sé, la Reina me hizo organizar ayer las sillas, me ha tocado justo a su lado."
"Eso es tener mala suerte."
"Por cierto, ¿Cómo te lograron convencer de invitar a tantas personas?"
Alex frunció el ceño. "No te entiendo."
"La Reina siempre quiso que los que tuvieran más alcurnia en su Corte estuvieran también invitados, y me hizo poner al menos cuarenta sillas de más."
El hada razonó rápidamente que, cuando su madre le pidió la tarjeta para Gwyn, seguramente aprovechó también para replicarla y entregársela a sus propios invitados.
"¿Por qué?"
"Ni idea, lo que más raro me pareció es que tu padre no objetar," Fernias se encogió de hombros. "Aquí estamos."
Frente a los dos hombres se encontraban dos grandes multitudes de seelies y no-seelies, de manera respectiva, aumentaron aún más el espacio entre ellas para que ambos pasarán. Xan asumió su sonrisa 'cautivadora', mientras saludaba y caminaba con 'elegancia'. Era extraño, si bien no precisamente amaba la atención, usualmente no le molestaba. En cambio, ahora se encontraba bastante nervioso. Cuando ya casi terminaba su recorrido, no pudo evitar notar que las hadas que estaban más cercanas al Gran Invernadero eran... ¿Cómo decirlo de manera amable? Más salvajes.
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Al Menos Una Luz
FanficAlexander Lightwood solía considerarse a sí mismo una sombra al lado de su parabatai, Jace, y de su hermana Isabelle. Gracias a su padre, Lucifer, quien le abrió los ojos con respecto a las malas personas que lo rodeaban y despertó el poder que pose...