Capítulo 9

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Helena estaba decidida, debía hacerlo por amor, por ese estúpido sentimiento que te deja en la delgada línea entre valentía y estupidez. Lo que ella hacía era una tontera.

Bajó hacia el subterráneo, miró por todos lados en busca de algún peligro extraño. Pero al no ver ninguno continuó su camino bajando un poco la guardia, ese fue su error.

De algún pasillo que llegaba a donde la chica estaba, venían unas mil arañas pequeñas, de otro unas cien medianas y del más grueso una araña de diez metro de alto y veinte de ancho.

Helena no había escuchado las patas de estas horribles criaturas. Pero, de repente, paró un momento; presentía que algo no estaba bien. Y ¿Por qué lo estaría? En este restaurante nada era normal, ni siquiera las personas.

Helena sacó un cuchillo, por alguna razón sabía que vendrían arañas. Luchó contra las pequeñas y medianas de una forma que ni siquiera ella sabía que podía. Es que solamente yo sabía que ella era descendiente de un guerrero poderoso en la Edad Media, y los dones de este pasaban de generación en generación, solo que se activaban en momentos de riesgo.

Verla luchar fue como ver una película de acción, aventura, fantasía... y tragedia, porque cuando terminó con la última araña y se sentía victoriosa, la araña de diez metros llegó donde ella estaba, le lanzó una telaraña, dejando a la joven atrapada y sin poder moverse.

Aquí es cuando el héroe, de alguna forma extraña se libera y derrota a la bestia. En este caso, las cosas fueron diferentes.

Del mismo pasillo empezaron a llegar lobos gigantes, todos ellos vencieron a la araña enorme y liberaron a Helena. Pero cuando ella estaba dispuesta a correr la dejaron inconsciente. Le pusieron cuerdas alrededor de las manos y los pies y se la llevaron a un lugar donde ella nunca había estado.

La Voz le había advertido que esto no iba a hacer fácil ¿No es así?

La pusieron en una cabaña en un frondoso bosque, ¿Dónde estaba este lugar? Leerán y verán... leerán y verán...

El interior no era lo que uno llamaría "acogedor", la cama tenía un colchón duro y roto y la frazada que le pusieron encima estaba llena de agujeros y sucia. Había una ventana en todo el lugar, era diminuta y tenía rendijas. La lámpara apenas iluminaba y aveces la luz se cortaba. La habitación tenía un montón de cajas, basura y cachivaches, además estaba muy desordenada. Definitivamente un lugar en el que nadie quiere dormir.

Pero allí estaba Helena, nuestra protagonista, dormida en una cama asquerosa, sin despertar... no todavía.

Los lobos, que en realidad eran hombres lobos, la encadenaron a la cama. Los dos brazos extendidos hacia arriba estaban sujetos al respaldo; las dos piernas separadas, eran sujetadas por el pie de la cama; sujetaron su cintura a la cama con cuerda y antes de todo esto la desnudaron.

Ahora solamente faltaba esperar. Así pasaba el tiempo.

Helena todavía no tenía ni idea lo que la esperaba, conocer al alfa...

Y resulta que no pude esperar a poner hombres lobos, así que aquí está.

No puse una foto de una araña porque no quiero tener pesadillas. Y no encontré ninguna habitación igual a la que describí (o parecida).

Abrazos. Ciao S2.

El Restaurante En El Medio De La NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora