Capítulo XV

877 120 54
                                    

Hay algo en nosotros que nos hace regresar. No sé aún si es amor, o si es que nunca nos íbamos del todo.

Ashton se ha comportado más dulce de lo normal. Todos los días encuentro una carta en mi escritorio. Flores en la puerta de casa. Se está abusando al máximo, y eso es malo.

Camino por la sala este del hospital, ya en busca de mi tarjeta para cancelar mi hora de salida. Camino apresurada para que nadie me vea y me pidan hacer turnos extras. Hoy debo ver a mi Chandler. ¡Sí, el está acá! Sonrío solo al pensar que hoy lo debo ver.

-Doctora Gaycoll -dicen y me detengo al instante. Me giro y veo a la enfermera Fryden. Encargada de la sala de emergencia.
-Hay mucho trabajo hoy, ¿porqué no se queda unas horas extras? La necesitamos mucho. -Sus enormes ojos de anciana brillan y siento que me endulzan y me atraen a decir un: sí.
-Sabe -busco las palabras correctas-. Tengo un compromiso importante y no puedo cancelarlo -me encojo de hombros.
-No creo que haya algo más importante que salvar vidas, Doctora -murmura graciosa.
Uh. Me ganó con su argumento.
-Tiene razón -acepto triste-. Ya regreso, solo haré una llamada.

Ella me sonríe y se marcha. Su pequeña, pero hermosa figura se pierden en toda la sala solitaria. Bufo para mis adentros. Muy molesta por no poder decir que no. También merezco mi tiempo. De un segundo a otro las palabras de mi papá retumba en mi mente:
“—Si vas a ser doctora debes saber que el tiempo personal no existe. Tu vida está en el hospital”
Ahora si le creo a la perfección. Mucho abuso acá, río al pensar eso.

Llamo a Chandler y cancelo la cita que habíamos hecho. Sonaba tan triste al escuchar que no podíamos vernos. Pero no puedo hacer nada. Me dirjo al baño y me veo al espejo. Tengo enormes bolsas colgando de ellos. Unas ojeras que caen al quinto suelo. Me siento cansada. En esta semana el total de horas que debo descansar son 56 horas. Lo saludable. Y yo he descansado 28 horas. La mitad. Voy a morir, pienso.

El reloj marca las 24:05 y estoy atendiendo al último paciente que está en la sala. Me siento contenta al saber que quizás me pueda ir a descansar. El paciente sale del consultorio sin antes no darme un cálido abrazo. Rasco mis ojos y me recuesto un poco en el escritorio. Coloco mis manos para que acunen mi rostro, y éste forma un puchero. Pero no de mimada, tristeza o enojo. De cansancio, amigos.

Toc. Toc.

-Pase -murmuro un poco adormilada.
-Buenas noches, mi Doctora favorita -comenta...
-¡Chandler!
Me levanto del asiento de un brinco y salgo a abrazarlo. Lo estrujo tan fuerte que ni respirar puede.
-Tranquila, solo soy Chandler Riggs -murmura con cierto ego-. Ya que me dejaste plantado -tuerce los ojos-. Traje algo para que comamos juntos, acá. Aunque detesto este olor a alcohol y pastillas. Pero bueno. Todo por amor -dice rendido.

Saca de las bolsas la comida. Y es pollo asado, ensalada de rábano, arroz, y papas francesas. ¡Me encanta! Tengo muchas hambre, pienso al ver la comida.

-Si me quieres comer a mí, está bien -hace un gesto divertido con los labios.
-Chandler -regaño.

En cuestión de minutos los recipientes descartables están súper limpios. Ha sido una masacre, pienso al ver tanta basura. Chandler me sonríe exhausto y acaricia su fina pansa. Puedo ver su piel tan tersa y blanca. Su ombligo brotado, y pequeños vellos bajando hasta la entrada de su ropa interior. Ciertos lunares y una pequeña cicatriz en su costado izquierdo.

-Gracias por venir. No debiste -digo mientras aparto mi mirada de su parte descubierta.
-El tiempo a tu lado vale la pena. -En segundos mis mejías se tornan más rosas-. Has notado -piensa lo que dirá-, que hay algo en nosotros que nos hace regresar. No sé aún si es amor, o si es que nunca nos íbamos o vamos del todo.
-La vida siempre nos junta -digo con una sonrisa de lado.
-Tú eres el imán y yo soy el metal -canta desentonado.
-Despa...cito -sigo cantando. Con mi voz fina, pero fuera del rango musical.

Ambos reímos y recogemos la basura. En cuestión de minutos todo está en el lugar deseado, el basurero. Chandler levanta una ceja y me sonríe.

-Nada paso aquí -murmura sonriente.

Camino a la puerta y veo si hay algún paciente; sonrío al ver que no hay ninguna alma. Sonrío por que hay personas saludables, porque yo podré descansar. Chandler toma mi bolso y lo carga hasta la salida, provocando que yo lo siga con rapidez.

Tomamos un taxi camino a casa. Él bajo junto a mí, y caminamos a la puerta. Meto la llave en la cerradura y enciendo la luz de afuera, para que podamos ver mejor nuestros rostros. Él me sonríe y suelta un suspiro.

-Bueno...
-Bueno, ya debo irme. Es un poco tarde -dice y rasca su espalda.
Señal de nerviosismo.
-Sí. Cuídate mucho, mi Chandler. -Planto un beso en su mejía.
-Tú más. -Acaricia sus manos.
Señal de nerviosismo.
-Hasta pronto. -Me quedo corta de palabras.
Él me sonríe tenso, y me da la espalda y se marcha. Entro a casa y cierro la puerta.

-_______, abre -ordena Chandler.

Alzo una ceja confusa. Pero si hace segundos se marchó, pienso. Sonrío mientras abro la puerta. Es un tonto, pienso burlesca.

Se lanza sobre mí, sobre mis labios. Devorándolos a su paso. Me quedo lívida. Pero mi cuerpo reacciona de otra manera; mis manos recorren su espalda, mis labios siguen el camino que el intenta marcar. Siento su respiración agitada y con deseo. Sus labios no muestran más que: amor. Un profundo amor.

Nos apartamos y seguimos viéndonos. Siento como mi saliva pasa de manera brusca. Y veo como Chandler se atranganta. Me ve con cierto arrepentimiento, pero, a la vez se siente orgulloso por hacerlo.

-Uau -exclamo confundida.
-Yo... Es que... -rasca su cabeza-. Es difícil contenerme cada vez que te veo. Cada vez me enamoró más de ti.

«No, callateeee»

-Creo, creo que sentimiento es mutuo -digo sin medir palabras. Sin ser prudente del caos que causaré.

Gracias por leer

Sí, sí. Excusas y más excusas. Pero es la realidad. Tengo una vida fuera de wattpad, y debo mantenerla. :(

Mi Mejor Amigo Es Chandler Riggs (II Temp.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora