Capítulo XXVI

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Mia

Lo veo marcharse y la sensación que se apodera de mí no me gusta para nada, es mejor que las cosas sigan así; duele, pero es lo mejor.

Las lágrimas amenazan con salir así que me giro y me marcho. Dominick me ve y corre a mis brazos.

Me mira y coloca su diminuta mano en mi mejilla mientras ladea la cabeza.

—¿Por qué estás triste, tía? —pregunta con su voz aniñada.

—Cosas de adultos, mi amor —Limpio una lágrima que se me escapó.

—No me gusta verte triste, tú siempre dices que si estoy triste sonría para que se desaparezca como magia.

—Yo no he dicho que eso es magia.

—¿Y no es magia, tía Mimi?

—Tienes razón, es como magia —Sonrío—. ¿Ves? Ya estoy feliz.

Se suelta de mis brazos y sale corriendo hacia Brenda que me mira a lo lejos y debe suponer lo que ocurrió.

Tengo que hablar seriamente con ella.

Soledad Elegida | Libro IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora