24. Regreso a casa

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Se sentía pésimo por haberlo dejado. Parecía que una parte de sí se había quedado con él, aun cuando tuvieron una llamada telefónica en altavoz durante sus tres horas de trayecto en vehículo. Habían estado hablando mientras él manejaba y Nash estaba en su habitación contándole sobre lo nervioso que se sentía de ir a casa de su padre.

—Me da mucho miedo, Cam. Siento que voy a perder a Matthew y tendré que estar allí mirando mi teléfono para evitar que las hermanas de mi padre me pregunten algo. Sky se duerme temprano, así que ni siquiera podré estar con ella. No quiero ir.

—Todo estará bien, relájate. ¿Recuerdas lo que dijimos? ¿Hacer algo que jamás habías hecho? Yo creo que si lo intentas puedes encontrar a alguien genial en medio de ese lío de gente.

—Bueno, tengo muchos primos —valoró pensativo, no se veía ni un poco animado por esa opción.

—Bien, encuentra uno.

—Odio a todos —bufó—. ¿Ya viste que Lorde sacó una canción nueva? —Cambió a último momento. Sabía que tenía la intención de hacerle olvidar el tema, pero no iba a dejarlo tan pronto, pues se preocupaba mucho por él.

—Nash, concéntrate. ¿A quién de todas esas personas odias menos?

—No lo sé, ¿a Daemon?

—Bien —asintió—, intenta entablar una conversación con él. Tal vez descubras que es genial.

—Cam —dijo indeciso. Sintió algo extraño en su voz—. No creo que eso sea posible.

—¿Por qué no? Inténtalo.

—Bien, no creo que pueda entablar una conversación con él. Daemon es un perro.

—Oh, rayos —se rio—. Bien, puedes hablarme por teléfono cuando estés allí. Intentaré hacer que mi padre no me emborrache con clericot.

Y no lo hizo, ni tampoco se emborrachó con Aaron. No había llamado antes de partir, resultó que Allison tuvo su debut en clase de ballet y todos habían ido a verla.

Le llamó a su madre una vez que estaba fuera de casa, sentado en el primer peldaño de la escalera del porche. Todo se hallaba en penumbras, su única iluminación eran los faros del vehículo. Manchas le veía a través del cristal de la ventana, estaba más gordo que en la última visita y llevaba un collar azul con una placa metálica.

Le sorprendió lo mucho que cambiaron las cosas en dos meses. Las plantas estaban secándose a causa del clima y su papá tenía unos rosales nuevos cerca de la puerta.

Mientras esperaba, Nash le había enviado una foto de él y Matthew con sus trajes, la descripción decía:

estamos a punto de ir al infierno ♥ te extrañamos. diviértete. ten cuidado. salúdame a tu familia. agradécele a ally por las galletas. te quiero. te quiero. te quiero. te quiero. te extraño más que matt. te quiero. oh, por cierto, soy nash ♥

Él respondió con un mensaje similar, expresándole su amor de la misma forma. Ya mañana le enviaría uno de más de dos mil palabras, solo necesitaba inspiración.

Aaron le envió un texto que incluía la foto de una gallina en él y debajo el enunciado de:

"Mi polla te extraña."

Obvio respondió con un montón de indignación, y cuando él le ofreció una disculpa, mencionó que había llegado a casa, por lo que no tardó en aparecer, porque como solían ser mejores amigos en la secundaria aún había cierta armonía entre ellos.

Y así acabaron dos horas sentados en el porche, hablando de cómo sus vidas estaban yendo. Ambos se sentían un poco distanciados por haber conocido a gente nueva. El muchacho estaba saliendo con una chica, le dijo su nombre, pero lo olvidó a los dos segundos; no era importante saberlo porque todo lo que hizo fue describir su enorme culo y lo guapa que estaba. Creía que terminarían pronto, porque cuando quieres a alguien únicamente por su físico acabas llevándote una enorme decepción. Él le contó vagamente de Nash. Podían ser amigos, pero ni siquiera se atrevía a disimular que no le interesaba.

SilenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora