Destinados al amor.

Camioneta de la iglesia

La veo dormida en la parte trasera de mi Jeet. Es realmente hermosa. Ha vuelto el brillo de Hanna. Estamos huyendo. Es triste decirlo, pero es la verdad, huir para salvarnos es lo único que haremos desde ahora.

Hace dos días estábamos sin rumbo. Pues nos llegó un mensaje anónimo. Era Chris. Simplemente dijo que nos persiguen. Ella bueno él... Aun no me acostumbro.

Él tiene aún varios amigos en el infierno y pues hasta el mismo señor oscuro nos persigue.

Es obvio que él no quiere perder. Perder el poder que tiene en la tierra gracias a Katukgah. Quien lo ha ayudado a reinar. Y por desgracia Hanna y yo somos culpables de ello.

Las personas se han hecho manipular por el mal y la sensible mente humana ha hecho que este triunfe.

Pensar en esto me hace sentir culpable. Mi escape provocó que muchos sufran. ¿En qué momento amar alguien se ha convertido en egoísmo?

No me voy a envolver en algo que ya pasó. Estamos para remediar nuestro error. Nuestro pecado. Nuestra desobediencia.

Estamos cerca de la casa de un hermano. Ocnud. Es un hombre alto y de nariz pronunciada con un color bronceado. Fue parte de un grupo terrorista.

Todos nosotros, quienes huimos del infierno nos hemos arrepentido de nuestros pecados. La mayoría ayudan al prójimo. Mientras están en la tierra.

Hanna, Chris y yo estamos encargados de liberarnos y ser salvados con el perdón del Señor.

Muchos "hermanos" nos ayudan con información alrededor del mundo, estamos repartidos y eso es una ventaja. Pero ni se involucran más. Tampoco los culpo, porque si logran atraparnos el poder del mal los atacará.
Beth y Andy fueron atrapados en una de nuestras investigaciones directas. Ahora sufren en el infierno según los informantes de Chris. Satanás se ha encargado de castigarlos por su desobediencia y los toma de ejemplo al resto con lo que pasaría si vuelve haber otra traición.

Sufren mucho más que antes. Hanna y yo continuamos, somos culpables de esto y Chris. Bueno él jamás nos abandonaría. Esto lo hacemos para liberarnos. No solo los que estamos en la Tierra sino a Beth y Andy. Se los debemos.

No quise despertar a Hanna
Pero tendremos que dejar mi Jeep con Ocnud. Los informantes nos vieron a ella y a mí en este carro y necesitamos otro transporte.

Hablo con Ocnud quien tiene una camioneta de la Iglesia a la que él es cura. Sí, es raro que un ex terrorista sea cura, pero él dejó atrás la religión que lo hizo ir al infierno y en la cual él se arrepiente.

Despierto a Hanna que me mira como si me quisiera matar por haberla despertado.

-Nooo- dice ronca con los ojos aun cerrados y tapándose la cara con una almohada.

-Vamos- le digo serio.

Muestra un ojo y de repente frunce el ceño. Puse la cara más seria que pude hacer, necesito que levante su bello trasero, sin que peleemos.

Su mirada es cansada. Pero comprendió que debemos correr.

-Ya voy- rueda los ojos y se queja. Al levantarse agarrar la almohada y me da un beso en la mejilla, impininandose un poco. Creí que me tiraría la almohada...

Ella saluda a Ocnud y charlan un poco para informarse de lo que se ha perdido
Pero nos debemos despedir. Ella lo abraza muy fuerte y veo como una lágrima se le escapa. Ocnud y yo nos damos un apretón y ambos asentimos.

Tenemos un largo camino aun. Pues ¡oh! sorpresa Katukgah está en Nueva Orleans.

****Hanna****

Me hizo bien ver a Ocnud, extrañaba a ese árabe.

Estamos en una camioneta de la iglesia y me siento algo culpable aunque Ocnud dijo que no había problema. Me pregunto cómo transportará a los niños del catecismo.

Veo a Dylan pero él está mucho más tenso que yo. Su mandíbula es apretada y cada 20 segundo mira el espejo retrovisor. Estoy tan aburrida que me puse a analizarlo. Tengo ganas de rodar los ojos por verlo tan tenso. Ósea si estoy preocupada. Pero ahora estamos juntos y me gustaría que esté más relajado.

Estiro mi mano y juego con el cabello de su nuca. Su respiración empieza a calmarse y me mira, le devuelvo la sonrisa, pero sólo un momento y vuelve a mirar en frente.

-Oye cálmate- aun juego con su cabello.

Se detiene estacionando el carro a un lado de la carretera. No hay más que árboles alrededor. A lo lejos se ve luz. Pero estaría a unos 10 minutos. Creo.

-¡Nos persiguen! - se alteró. Me asustó y saco mi mano de sus cabellos

Oh no pendejo. Lo miro entre cerrando mis ojos. Respira lento- lo siento.- se soba la nuca- Sólo que ahora lo tenemos. Pero él también nos tiene. No quiero arruinar esta oportunidad.

Su mirada es de angustia y lamentación por gritarme. Más le vale que se sienta culpable. Porque esto no iba a terminar bien.

-Relájate- le quito el cinturón de seguridad- ¿ok? - lo miro y le doy un suave beso en sus labios.

Se acuesta en el volante y luego se alza de inmediato. Apoya su cabeza en el asiento y mira al techo- ok.

Me mira y me sonríe relajado. Se acerca y besa mi frente, luego mis mejillas y termina en mis labios. Fue un beso tierno. Acaricia mis mejillas e intenta volver a ponerse el cinturón de seguridad.

No.

Lo detengo. Me mira confuso. Pero creo que entiende y alza una ceja de complicidad. Olvidémonos que es una camioneta de la iglesia. No es la iglesia.

Me levanto de mi asiento terminando sentada en las piernas de Dylan. Colocando mis piernas de cada extremo de él.

-¿Qué haces? - dice divertido posando sus manos en mis caderas. Sabe lo que hago.

-Nada- se me escapa una risita. Nos besamos divertidos...Una de sus manos la empieza a subir hasta llegar a la parte trasera de mi cuello. Sus manos son suaves y tiernas. Con cada tacto.

-¡Mierda!- dice con brusquedad.

-¿Mierda?