Capitulo 10

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Nat oyó un clic casi imperceptible

- ¡Te tengo!- Sting guardó el clip en el bolsillo de su sudadera y colgó el candado abierto del aro de la puerta. Empujó, pero la puerta no se movió.

- Maldición, está atascada- dijo-  Ayúdenme...

Nat y Lucy apoyaron sus manos sobre la pesada puerta y empujaron. Al principio parecía que esta hacía fuerza hacia afuera, pero luego comenzó a ceder, después de un último empujón, se abrió con una sacudida.

Una nube de polvo se arremolinó y salió a su encuentro como un suspiro aliviado, como si una energía contenida finalmente hubiera sido liberada. Y tan rápido como apareció, el polvo se disipó, probablemente menos denso después de la visita de Leo.

- Uf, qué asco- Lucy se tambaleó hacia atrás tosiendo y cubrió su boca para evitar aspirarlo.

- Huele como la casa de mi abuelo- dijo Sting con voz apagada, porque su mano también estaba cubriendo su boca.

- Probablemente ya no limpian aquí- Nat entornó los ojos intentando ver en la oscuridad más allá de la puerta.

Sting movió la linterna de un lado a otro, iluminando una especie de sala de recepción amplia.

- ¿Cuándo creen que haya sido la última vez que alguien trabajó aquí?

- ¿Durante la Edad de Piedra, tal vez?- bromeó Lucy.

Ella y Nat encendieron las luces de sus teléfonos celulares y los tres entraron en la oscura habitación.

Las luces emitían pequeños haces blancos y azules, pero no eran suficientemente brillantes como para combatir la oscuridad

Avanzaron más hacia el interior. Poco a poco fueron distinguiendo algunos detalles: a la izquierda, un mostrador bajo donde podría haber estado una secretaria; a la derecha, un banco acojinado fijado a la pared; lámparas de techo austeras, carentes desde hacía mucho tiempo de focos que funcionaran.

Frente a ellos, en la pared que estaba al otro lado de la habitación, había una puerta delgada con una ventana de vidrio opaco

- Esto es una locura- susurró Sting, acercándose más a sus amigos- es como si... es como si todo estuviera suspendido en el tiempo. Como si un día simplemente se hubieran marchado —pasó por delante de Lucy y Nat en dirección al mostrador y se asomó para ver qué había detrás- teléfonos, máquinas de escribir, todo.

- Deben haber cerrado repentinamente- dijo Lucy.

Se dirigió junto con Nat hacia la puerta de la oficina interior, la luz de la linterna brilló por encima de su hombro, permitiendo a todos ver mejor las letras que se habían despintado en el vidrio de la puerta

D   CT R D  GNEEL

- ¿Qué opinan?- Nat se acercó más, estudiando las letras y tratando de llenar los espacios en blanco mentalmente- ¿Será la oficina del director?

- Es lo más probable - coincidió Lucy-  ¿Crees que esté abierta?

- Hay una sola forma de averiguarlo...-conteniendo la respiración, Nat acercó su mano al picaporte y notó que había huellas visibles en el polvo, las cuales desaparecieron bajo su palma.

Rastros de Leo, seguramente, quien debió haber entrado, ya que hasta ese momento Nat no había visto fotografías

La puerta cedió rechinando suavemente y se abrió hacia adentro sobre bisagras apretadas.

- Guau- escuchó susurrar a Lucy.

- Lo mismo digo- murmuró Nat

Quitándose el polvo de las manos, entró primero, mientras Sting lo empujaba un poco desde atrás. Era justo, ya que en realidad, todo este viaje hacia lo desconocido técnicamente había sido su idea.

Entraron en una oficina que hubiera sido espaciosa de no ser por la gran cantidad de libreros y ficheros que la ocupaban, sin mencionar pilas y montones de papeles sueltos. Nat tropezó con una lámpara de pie caída y recuperó el equilibrio sujetándose de la esquina de un gran escritorio.

 Nat tropezó con una lámpara de pie caída y recuperó el equilibrio sujetándose de la esquina de un gran escritorio

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