6 - Injusticia

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Elizabeth POV

- ¡Mamá por favor ya basta! - le grito pero no hace caso alguno, sólo quiere golpearme hasta no poder más.

No me importa tener heridas en mí, si son hechas por culpa de Robert entonces las cicatrices me lo recordarán a él.

Me he cortado muchas veces, eso duele más que unos golpes. Lo que no me parece es que me dé duro en la cara. Terminaré más fea de lo que soy.

Controlo el dolor y ya no siento nada, estoy ocupada pensando en él ¿qué le habrá pasado? Espero que esté bien mi amor. No quiero que le pase nada malo, no me lo perdonaría.

- ¿QUÉ LE PASA MAMITA? - continúa ella - ¿ES QUE USTED ES ESTÚPIDA O QUÉ? QUEDA CASTIGADA Y ESPERE QUE LLEGUE SU PAPÁ Y SE LO CUENTO TODO. LE HAREMOS LA VIDA IMPOSIBLE HASTA QUE ENTIENDA LA ESTUPIDEZ QUE ESTÁ HACIENDO, COMO NO APRENDIÓ POR LAS BUENAS AHORA AGUÁNTESE.

Le contará a mi papá... ¿LE CONTARÁ A MI PAPÁ? No sé cómo se lo tome él. En verdad la odio a momentos, pero mi padre enojado es peor que ella, o eso creo... últimamente pelean mucho y no se preocupan por mí... tengo que tomar una decisión ya.

Sale mi mamá del cuarto y me deja encerrada.

- ¡Necesito entrar al baño, mamá! - no creo que sea tan miserable como para prohibirme eso.

Oigo unos pasos confusos, luego se acerca y abre de golpe.

- ¡Le prohíbo usar el celular! Va a ir a la tienda cada vez que yo lo necesite, me va a ayudar todos los días con el almuerzo y el aseo de la casa, lava los platos ¡Y me deja de escuchar esa horrible música! ¿Entendido?

- ¿También me prohíbe respirar? - paso bruscamente al lado de ella y me encierro en el baño, me arrastro por la pared hasta terminar en el suelo llorando.

- Todo esto es por su bien, no quiero tener que repetírselo. Y no lo ocultaré más ¡toda la familia se va a enterar de esto!

Qué ridícula, ella echó a mi primo a la calle y eso no se lo aceptará la familia, aquí la mala es ella, yo le ayudo en lo más que puedo pero a ella no le gusta nada, yo tengo que aguantarme la música de ella que la pone a todo volumen y no me deja oír a mí nada.

Está loca si cree que me quedaré aquí ayudándole cuando está mi bebé afuera asustado. Aunque esté destrozada tanto mental como físicamente, igual no hay tiempo para llorar.

Me pongo de pie y me miro al espejo, me aterro: ¡Esa no puedo ser yo! Tengo que hacer algo urgente...


Robert POV

Paso por muchas avenidas, calles... pero todo es igual. Ni siquiera sé qué estoy buscando, sin dinero no puedo hacer nada ¡Eso es! Sólo necesito conseguir un poco de dinero.

Veo un camión vacío y a dos tipos que cargan bolsas, quizá yo pueda hacer algo... tengo mucha pena pero en esta situación no interesan los murmullos.

- Disculpen, ¿con quién tengo que hablar para poder hacer lo mismo que ustedes hacen? - les pregunto y me miran con burla, sale un señor gordo de una tienda que me escuchó.

- Muchacho por allá - señala adónde - están buscando un trabajador desde hace rato, ve y pregúntales.

Debo estar de suerte, o quizá es mentira...

Llego al sitio que me indicó y entro, pregunto por un trabajo y me dicen que sí.

- Pero sólo por hoy, por favor ayúdeme: necesito dinero.

- Está bien, termina rápido lo que hay que hacer y te pago, pero hazlo bien.

Me explica que tengo que traer un montón de cosas de la bodega, mantener todo ordenado y hacer los mandados que él me diga. Está bien para mí, hay que aprovechar.


Elizabeth POV

Me limpio la sangre, me aplico cremas, me maquillo un poco y lista.

Una vez que me veo mejor, salgo del baño y subo al tercer piso sin que mi mamá se de cuenta. Al llegar busco las cosas de Robert: veo su ropa, celular, billetera y demás cosas. Saco también ropa mía, mi cepillo, perfume, desodorante, etc.

Echo lo mío y lo de él en la misma maleta, estando eso listo les doy todo el alpiste que hay a mis periquitos y me despido. Bajo corriendo y al llegar a la planta baja me asomo y veo a mi mamá en la cocina, paso en silencio y huyo.

- Perdón por todo esto pero es que no permitiré que le hagan daño a mi amado. Sólo quiero estar con él y protegerlo - susurro.

Camino hacia el portón decidida a salir pero me detienen.

- Disculpe señorita, pero...

- ¡NO! ¡DÉJEME SALIR! ¿A USTED QUE LE IMPORTA?

- Cálmese por favor, es que tengo algo para usted: un muchacho vino a dejarle este cuaderno, recíbalo.

Caigo arrodillada al suelo al ver el cuaderno de Robert, lo tomo, le pido disculpas y busco un sitio donde sentarme ¿Qué es esto? ¿por qué? Lo abro y busco... busco página por página.

Hasta que encuentro un escrito muy largo el cual comienza por mi nombre, se me salen las lágrimas y caen sobre esas palabras escritas por él, lo leeré muy lentamente.

¿Qué será de nosotros?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora