XXVII

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Perenne:
Suspiro recogiendo mis piernas en el cómodo asiento del coche.
Los cascos me dan una sensación de familiaridad que me encanta.
Recuerdos vagan por mi mente.
La primera vez que caminé de la mano de la pelirroja, aquella que años después nunca volví a ver.
Mi primer amigo de verano , aquel que meses después nunca más volví a ver.
Aquella tarde, que nunca más volví a vivir.
Y ahora, aquellas dos amigas, a las que conocía desde que tenía cuatro años,
Aquellas que al final de este verano nunca volvería a ver.
Suspiro con pesadez.

Al final lo único perenne es el tiempo.

Mi último veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora