XII

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Hyggelgig:
Necesitaba a mis amigos, a los tres, a mis dos amigos para apoyarme y hacerme reír y a mi mejor amiga para decirme que me ocurría.
Ella siempre fue una chica de lógica, completamente calculadora, tenía explicación para todo.
Desde el instituto hasta la hora no paré de llorar, lágrimas caían de mi rostro y surcaban en mi rastros de lagrimas, no entendía que sentía, no era tristeza, ni odio, ahora comprendo lo que sentía pero en ese momento no.
Y llegaron ellos, entre lágrimas le rogué a mi amiga que me dijera que me sentía, que me ocurría.
No debí hacerlo.
Ella no lo sabe todo, ella es humana, no un ordenador y no tenía la respuesta.
No podía decirme que me ocurría, pero desde luego, no iban a dejar que estuviera tan triste, me hicieron reír ante mis lágrimas.
Y entendí que los planes que una vez hicimos eran perfectos.
Bajo el brazo de mi mejor amigo y mi otro mejor amigo haciéndonos reír y todos con un trozo de pizza en la boca.

Ese ambiente era perfecto

Mi último veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora