Adoptada por la muerte #1 [✔️]

15. Una extraña familia

Giselle

—Pero no todo es culpa de Jehiel, ambos fuimos los causantes de todo este enredo —dice Tess y yo la miro confundida.

—Ariadne y yo fuimos pareja, fueron siglos y siglos dónde a pesar de ser un demonio y ella la hija de la Muerte, nada se nos interpuso en el camino para que estuviéramos juntos, esa chica era mi universo entero —Jehiel sonríe de lado mirándome—. Un día tuvimos una discusión, ni siquiera recuerdo que pasó, debió ser algo muy estúpido y bueno...

—Se acostó conmigo.

—¡Listo! Ya no tienen que decirme nada —alzo mi mano en el aire y ambos se callan—. Si eres un demonio. Es tu hermana menor, ¿cómo pudiste?

—Es que yo-

Alzo mi mano de nuevo y la interrumpo.

—No quiero saber, sonó como pregunta, pero era más bien un reclamo —toco mi pecho—. Mi culpa por no aclararlo.

—Solo vamos a la casa —dice Tess y se gira nuevamente mientras Jehiel y yo la seguimos.

—¿Los mellizos sabrán a dónde deben ir? —pregunto mientras miro hacia todos lados buscando alguna señal de ellos.

—Sí.

Y conforme con esa respuesta, no digo palabra alguna, no es que ahora esté en la situación más cómoda del mundo, creo que tal vez hacerme la desentendida en ese tema me hubiera salido mejor. Ahora no sé cómo mirar a Jehiel. Me odio por esperar más de alguien que lleva el título de demonio de primera jerarquía.

Llegamos a un viejo árbol, Tess abre la corteza dejando que esta se convierta en una especie de puerta, los tres entramos y luego ella la cierra.

Por fuera solo parecía un árbol más del montón, seco y feo con no más de cincuenta centímetros de ancho, pero por dentro es una casa enorme, con paredes y piso de madera, sala de estar, habitaciones e incluso una escalera a un lado de la entrada que da a un segundo piso, el lugar es cálido y con algo de color. No es que brillen los tonos, pero es muy diferente a lo que esperaba, incluso Tess es diferente para ser hermana de los mellizos, con su cabello rosa y tatuajes.

—Me encantaría tanto sorprenderme por lo que estoy viendo, pero siento que ya he visto tanto que me da igual —digo mientras camino por toda la sala de estar viendo los estantes y los libros de la mesita de centro.

—Eh... ¿Gracias? —me responde Tess y yo tomo un libro y me siento en el sofá.

—Iré a la habitación de Zaek, me llaman por cualquier cosa —avisa Jehiel caminando hasta una puerta cerca de la escalera y entra en su interior dando un gran portazo.

Siento como Tess se acerca a paso perezoso hasta mí y toma lugar en una esquina del sofá viéndome de reojo. No entablaré una conversación con ella a no ser que sea necesaria.

—No soy un monstruo —dice de la nada, yo arqueo una ceja sin mirarla y finjo leer el libro que tengo en mis manos—. Sé que no estás leyendo, es mi libro de bocetos, no hay algo que puedas leer allí.

Veo el dibujo a lápiz de un águila en la cima de un árbol y en una esquina de la página está firmada con la letra T. Creo que he dado con la dueña del estudio de arte que se encuentra en el castillo.

—Bien... —cierro el libro y lo arrojo a la mesita otra vez—. Tú ganas, ¿qué pasa?

—Nada, solo quiero conversar.

—¿Conversar?

—Ya sabes yo hablo, tú respondes.

—Ya sé lo que es una conversación, Tess, pero justo ahora es lo que menos quiero hacer —cruzo mis piernas y me acomodo mejor para verla—. No me interesa si eres hermana de Zaek o Ariadne, si te acostaste con el novio de tu hermana menor, si huiste de tu casa —sonrío de lado—. En serio no puede importarme menos porque vives en este lugar o porque dicen que eres un demonio, lo juro. Lo único que me interesa es que por la razón que Zaek nos trajo aquí me ayudes y luego no nos volveremos a ver nunca más. ¿De acuerdo?