Parte 9 - Valentía

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Los días que siguieron fueron aún más agitados. Ese lugar que había convencido a sus amigos de ser un santuario, no resultó ser más que una trampa, disfrazada en una promesa de comunidad. Sus habitantes resultaron ser caníbales, el extremo del salvajismo humano. Lucharon contra ellos, y en ese lugar se reencontró con el resto de su familia, además de conocer a nuevos aliados, los que habían llegado a la puerta de la prisión, engañados por el gobernador. En principio fue precavido de tratar con ellos, pero luego comprobó que eran personas de fiar. Al salir del predio fundido en llamas y tratar de escapar al bosque fueron atracados por los mismos habitantes de la escalofriante comunidad, la reacción del grupo fue más rápida, pudiendo escapar de ellos, aunque los encontrarían días después, obligados a enfrentarlos a muerte una vez más.

Luego de ese episodio el grupo se reunió, calmando por un instante ese vacío que Beth había dejado en su pecho. Todos sus conocidos se abrazaban reconociéndose a la luz del día. Carol también hacía presencia ganándose el crédito por su valiosa actuación por salvar al grupo, ella había abandonado la prisión semanas antes tras poner en evidencia prácticas hasta el momento incomprendidas... Regresaba, pues el grupo la necesitaba. Así, no pudo más que fundirse en un gran abrazo con ella. Si Rick era su hermano, ella era su hermana con toda seguridad. Esas personas eran todo lo que le quedaba. Maggie había escuchado hablar al arquero con el sheriff sobre Beth, se acercó hacia él, apartándolo a un lado del resto, quienes decidían que rumbo tomar. Observó a lo lejos a Carl sosteniendo a la pequeña patea traseros, su mujer estaría feliz de saber que la niña se encontraba bien gracias a Tyreese.

-Debo preguntarte por Beth... Rick me dijo que ella llego a escapar contigo. -Dijo entre sollozos, mostrando los ojos enrojecidos.

Él miró a la castaña enfocándose en ellos, y agachó su vista al instante. -Así fue.

Maggie comenzó a desesperar, sus orbes se llenaban de lágrimas. -¿Qué paso con ella Daryl?

-Preguntó derramando algunas sin poder contenerlas. El silencio del arquero lograba desesperarla, de pronto reconoció la cadena colgando, por el cuello de su compañero. -¿Qué haces con eso? Es de Beth. -Indicó.

Él no sabía cómo confesar lo sucedido durante el mes que había compartido con la rubia. -Maggie, nosotros escapamos juntos. No podíamos congeniar al principio. Pero al correr los días, nos resultó imposible separarnos. -Volviendo a musitar con su voz afónica, al ponerse nervioso.

-No entiendo Daryl. ¿Qué mierda intentas decirme? -Dijo elevando la voz, llamando la atención del resto del grupo que se encontraba alejado.

Daryl esquivaba su mirada. -Solo cálmate.

-Solo habla, ¡Maldición!

-Ella y yo descubrimos que nos amábamos... ¡Hace mucho tiempo! -Exclamó haciendo audible para todos, en esa confesión, con mucha saña usó su dedo índice para remarcar las últimas palabras. Un silencio se produjo de pronto, solo dejando los típicos sonidos de insectos chillando de fondo y miradas atentas.

- ¿Pero que éstas... Diciendo? -Peguntó con lentitud, tratado de entender las palabras del arquero. -Ella y tú, nunca compartían nada. No tenían nada en común....

-¡Así es Maggie! -Siguió confesando con ímpetu. -¡Y entérense todos! - Agregó mirando al resto. -Solo fuimos ella y yo sobreviviendo, sin nadie que nos mirara como a dos dementes. Ni a mí como un degenerado... Y no me importa lo que piensen... ¡Porque nos amamos!. Lo entendimos después de todo.

-Está bien Daryl. Puedes calmarte. -Dijo Rick en la distancia.

-¡No!.. ¡No!.. Porque sé cómo me mirarán ahora... ¡Seré un psicópata para todos!... ¡Creerán que me aproveché de ella!... -Exclamó, llenándose su voz de angustia, logrando escupir ante la voracidad de sus palabras y comenzando a llorar, como lo hacía Maggie desde minutos atrás. - ¡Pero no fue así!... Beth Greene... me ayudó a cambiar... Porque así es ella... Me amó... Sin juzgarme. ¡Y yo aprendí a amarla...! ¡Maldición...! Ella se ofreció a salvarme, y lo logró. -Dijo quebrándose al fin por completo, obligado a hincarse en el suelo entre profundos sollozos. Todos veían conmovidos esa imagen de un hombre enamorado, pero lleno de dolor, con los ojos aguados, fueron contagiados por el llanto de Daryl. - ¡Nos casamos!... Nos prometimos amarnos... Y luchar hasta la muerte. -Sus palabras se entrecortaban. Era un hombre que confesaba un trunco amor.

Podría Salvarte | TWD | BethylDonde viven las historias. Descúbrelo ahora