Ella entro sin ser vista al recinto, miró hacia un lado y hacia otro, ningún ciudadano de Alexandria se encontraba a la vista, era justo lo que necesitaba en ese momento: soledad. Las velas estaban encendidas y la cruz que se alzaba tras el altar seguía en pie. Ella era habitué del lugar. De vez en cuando iba a ayudar a mantener el orden cuando le quedaba tiempo luego de las excursiones, aunque por lo general, no faltaba ningún domingo.
Y Allí estaba otra vez, sentada en la segunda fila, arrodillada y con lágrimas en los ojos. Su rostro afligido no podía ocultar la belleza que aún conversaba en su aún, muy jóvenes años. Estaba en plenitud de su juventud. Luego de mirar por un largo rato la cruz, escuchó a su amigo hablar, con su suave voz.
-¿Todos los años harás lo mismo Beth? -Preguntó de pronto el padre Gabriel interrumpiendo la concentración que llevaba hacía algunos minutos la joven en el lugar. –Maggie me envió a buscarte, Daryl está preguntando por ti, no sabe cómo evadirlo, y se está poniendo inquieto, sabes que él nota cuando te ausentas. –Reprendió.
-Lo siento Gabriel. No te escuche llegar. -Dijo ella excusándose, secando unas lágrimas de sus ojos, y sujetando fuerte el objeto entre sus brazos.
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Luego de cenar, y asegurar la puerta de entrada, la pareja se propuso dirigirse a descansar al cuarto que ya habían reclamado como propio. Beth miraba a través de la ventana antes de dormir observando la luna reflejar su luz sobre suelo del exterior, la claridad mientras Daryl se dedicaba a apreciar su angelical figura. Sintiendo esa natural atracción hacia ella, se dirigió a besar su espalda con dulzura. Ella tomaba las manos que lograban rodearla por detrás. Sentía mucha emoción como para lograr conciliar el sueño, se sentía desvelada. No hubo anillos de compromiso en sus dedos, aun así esa tarde decidieron jurarse amor ante Dios en dos días.
-Descansemos, mañana saldremos temprano. -Advirtió el muchacho, tomándola de la mano, acercándola a su lecho.
Volteado hacia ella, observó la mano bajo su cabeza sirviendo de apoyo, su blanco cuerpo dormía mientras en su delicado rostro se reflejaba tranquilidad, contagiándose de ello minutos después logró cerrar sus ojos.
No siempre era fácil para Daryl dormir sin sobresaltos. A menudo soñaba con recuerdos de su pasado, solían entremezclarse con vivencias recientes donde debía luchar por su vida. En los últimos días el ataque a la prisión era un recuerdo recurrente de sus pesadillas. Beth de vez en cuando sacudía del brazo para despertarlo al ver su agitación, logrando que sobresalte al caer en la realidad. Otras veces él solo despertaba con su frente empapada en sudor. Pero tras todos esos momentos el arquero buscaba refugiarse en los brazos de su pareja, hallando consuelo a todo el horror en su interior. Quizás esa era uno de los motivos por lo que en la prisión, habitualmente Daryl Dixon no solía dormir en las noches.
Al amanecer siguiente partieron luego de un ligero desayuno, como cada mañana. El arquero vestía sobre su piel solo su viejo chaleco adornado con alas en su espalda. Era su única pertenencia desde que todo había iniciado. Al comienzo se trataba de una chaqueta de cuero que solía abrigarlo y distinguirlo en las carreteras, pero con el pasar de los meses luego de la epidemia había sufrido una trasformación hasta quedar reducida a eso, solo un chaleco, logrando el aspecto percudido que poseía al momento. Los brazos fornidos estaban al descubierto al igual que su pecho, remarcando el vigor que poseía su cuerpo, lograba que Beth se complaciera con solo mirarlo. No solo tenía a un buen hombre a su lado, sino al sobreviviente más apuesto del fin del mundo, según creía.
El calor era demasiado intenso esa mañana. Darían el SÍ el día siguiente poniendo ansiosos a ambos, decidiendo sumergirse en lo que parecía un juego, pero que al fin y al cabo no dejaba de ser un sincero compromiso.
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Podría Salvarte | TWD | Bethyl
Fiksi PenggemarUn grupo de sobrevivientes al apocalipsis zombie se alojan en una prisión abandonada, conformando una comunidad... Hasta que un ataque propició su caída. Tras ello Daryl Dixon, un incomprendido cazador logra salvar a la joven Beth Greene, huyendo ha...