Parte 1 - Quiero Salvarte

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AVISO: LENGUAJE SEXUAL

Entraron con sigilo, el organizado grupo de la familia de la prisión tenía experiencia en cursar situaciones límites, y ésta era una más. Tras cruzar la reja improvisada que separaba el hospital Grady Memorial del grupo de caminantes que lo custodiaba, subieron las escaleras acabando con algún que otro solitario errante, en coordinación, y empujando hacia el frente a su uniformado prisionero, quien formaría parte del futuro intercambio. Y es que solo un objetivo los motivaba a no fallar en la peligrosa operación que estaban llevando a cabo, rescatar a Carol y Beth del grupo de sobrevivientes uniformados que habían tomado un hospital en Atlanta. Ellas eran prisioneras en aquel lugar hacía un par de días, en el caso de Carol, y un par de semanas en el caso de Beth.

Siguieron subiendo las escaleras hasta llegar al cuarto piso, un gran cartel de letras azules lo anunciaba contra la pared. Se acercaron hacia la puerta y detrás del vidrio circular pudieron verlas asomarse con custodia. Beth empujaba la silla de ruedas que trasladaba a Carol, Rick miro a Daryl asintieron con la cabeza, asegurándose que todo seguía en pie, al empujar las hojas bamboleantes atravesaron el corredor.

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-Yo podría salvarte. Yo podría arreglar tu corazón... Si tan solo me dejaras hacerlo... -Dijo ella con dulzura, susurrando muy cerca, acariciando la mejilla del cazador con la mano derecha, mientras que con la otra acomodaba un mechón crecido de cabello tras la oreja del joven adulto.

-No. No hay nada que puedas hacer. -Respondió el Muchacho mirando hacia el suelo de madera sucio, donde permanecían ambos arrodillados frente a frente en una vieja casucha perdida en el bosque.

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Habían cumplido la misión de encontrar alcohol a toda costa. Había sido un capricho adolescente de una niña dolida, y que debía ser cumplido por su chaperón a como diera lugar. No entendía los motivos, porqué en su interior quería complacerla, solo sabía que necesitaba seguirla a dónde fuera. Tal vez porque se sentía con culpa debido a la masacre suscitada en la prisión horas atrás, y se sentía en deuda con Hershel, o quizás simplemente no podía dejarla ir.

La prisión había quedado atrás, fundida en llamas, y devastada por los caminantes que había llevado el gobernador guiados por un demente plan de conquista, haciendo que ésta cayera llevándose vidas consigo, entre ellos, la de gente que no había podido escapar. Los demás habían huido de diferentes maneras, en autobús y a pie otros, echados a su suerte. Solo dios sabía si algún día los volvería a ver.

Así atravesaron los caminos que se trazaron desde de su antiguo hogar por más de un año hacia el bosque, sin rumbo, huyendo de la horda de caminantes que lograron seguirlos. Habían perdido la orientación en un principio y exhaustos cayeron rendidos al césped. Casa por casa, buscaron refugio, mientras que la muchacha no dejaba de llorar al recordar a su padre muerto y al resto de las personas con la desesperanza en sus rostros. Así se sentía ella, vacía, al separarse del resto. Su hermana era lo único que le quedaba luego de que la cabeza de su padre rodara en el suelo, y si había tenido suerte de salir con vida, se encontraría muy lejos de allí.

Al pasar los días y lograr que su compañera dejara de llorar, el menor de los Dixon no entendió esa loca idea de buscar alcohol. Él sabía que las penas podían ahogarse con unos cuantos tragos en una cantina y alguna ramera, pero eso era el antiguo mundo. Ella planteó un absurdo objetivo y tras varias discusiones y tras poner su vida en riesgo contra algún caminante, la siguió.

Llegaron a una macabra casa de campo, detestaron juntos vestigios de lo que hubiera sido el lujo y las apariencias de la oligarquía que allí se concentraba. Ese lugar ya había sido saqueado y solo consiguieron ropa. Daryl considero que el licor de huevo era una porquería y que no merecía ser una primera bebida, pues fue lo único que consiguieron allí. Se retiraron hacia el bosque de regreso, logrando en cada instante que pasaba acostumbrarse uno al otro, soportando más de lo que podían ya que conocían sus defectos. Habían convivido en la prisión mucho tiempo, pero nunca habían pasado tanto tiempo cerca uno del otro.

Podría Salvarte | TWD | BethylDonde viven las historias. Descúbrelo ahora