17

1.2K 131 7
                                    


Mi madre acarició mi mejilla y me cobijó como un niño de cinco años que aun le temía a la oscuridad, sabia que si no la dejaba hacerlo ella se deprimiría al tomar en cuenta nuevamente que soy un adolescente "un adolescente bastante hormonal que duda de sus preferencias sexuales y se ha besado con él chico gato y él tipo mas popular de la escuela... claro".

Acarició mi cabello y suspiró, papá se había ido cuando yo regresé y de no ser por Chat Noir mi madre me hubiera gritado en la entreada de la casa, fue una despedida un tanto apresura por parte del rubio a lo que me enfrentaríadespués, ambos en la habitación con la mirada perdiada en diferentes direcciones intentó buscar las palabras adecuadas para iniciar su relato.

- Cuando tenías nueve años, te encantaba todo tipo de arte.-miró la pared de la cabecera de mi cama y sonrió observando los bosquejos que se sosteníancon un poco de cinta.

- Recuerdo cuando venías corriendo a mi y me preguntabas si podías entrar a un taller nuevo...ballet, patinaje, escultura, teatro, pintura, te lo queríamos cumplir pero el dinero escaseaba.

Alcé ambas cejas sorprendido, para un acontecimiento tan repetitivo debía recordarlo, pero cada vez que lo intento mi mente esta en blanco, no me imagino ser un niño muy hiperactivo.

- Pero lo que nunca podías abandonar fueron tus clases de violín.- sonreía con un aire melancólico, no entendíasu tristeza,  madure y es lo que hasta muchos padres piden, al final, seguía siendo la misma persona artística de siempre.- Llorabas cada vez que te decíamos tu padre y yo que no acudirías a menos que mejorarás tu calificaciones, llegaste incluso a estudiar algunas noches antes de los exámenes.

- No lo recuerdo .-me aventuré a decir.

- Lo sé

Mi madre endureció su rostro y coloco sus manos una encima de otra sobre su pierna derecha, la cual apuntaba en mi dirección sobre la cama con total interés al continuar su narración,  mamá no suele ser de las que muestran seriedad ni en un funeral, solo tristeza o alegría, ambas emociones tan diferentes pero esto debe ser realmente un asunto serio si yo era el foco principal, tomo la palabra después de acomodar su cabello.

- En la ceremonia de graduación tu profesora de artes pidió que tocaras una canción con tu violín, estabas tan emocionado y nervios que tu padre no paraba de molestarte con aquello.- mi madre no cambiaba su mirada a pesar de utilizar un tono burlón a lo último.

- Todo iba bien, tenías tu propia canción lista y ese día recibiste muchas flores de parte de tus compañeras, antes de irnos dijiste querer ir al baño y te esperamos en la entrada, tu padre no dejaba de elogiar tus increíbles dotes de artista, debatíamos de que parte de la familia los habías heredado y se le pasó por la cabeza a Dominic crear una academia de arte, donde niños llegaran a cursar hasta su universidad podían sacar una carrera o conseguir un promotor, encontraríamos a niños prodigio y grandes jóvenes que alcanzarían un buen futuro de ello, un proyecto bastante innovador.

Sus manos temblaron y no pude distinguir sus expresiones, esperé a que continuará mientras frotaba su espalda para darle ánimos y contarme de una buena ves que sucedía, murmuró algo con un hilo de voz que no alcance a escuchar, pero yo solo estaba ahí, siendo su soporte.

- No regresabas e íbamos a buscarte justo antes de que tu maestra de artes se acercará a nosotros corriendo para decirnos que te habías caído de las escaleras... -un sollozo escapó de sus labios pero no perdió la compostura, debió ser una imagen demasiado perturbadora y posiblemente aún la atormentaba.

- Llamamos a una ambulancia, perdías mucha sangre, estaba desesperada y creí que te perdería, creí que perdería a mi único hijo.- me senté y la abracé sintiendo como sus músculos se contraían y sostenía mis manos como si de un momento a otro desapareciera.

COLORES [Book #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora