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Mi pecho me dolía al igual que mi garganta, llevo cinco minutos esperando a Adrien en la entrada de la escuela y aun no regulo la respiración

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Mi pecho me dolía al igual que mi garganta, llevo cinco minutos esperando a Adrien en la entrada de la escuela y aun no regulo la respiración. La profesora pidió que llegáramos una hora y media antes para dar un último ensayo, desafortunadamente debíamos entregar él proyecto de ciencias que, amablemente Adrien pidió terminarlo por su cuenta, por lo que ya no fue necesario que me presentará en su hogar.

Retiré las pequeñas gotas de sudoración en mi frente, estos días había pensado demasiado en todo lo ocurrido, desde mi pensar y sentimientos como los acontecimientos fatídicos, ayer en la noche Juleka mandó mensaje al chat grupal asegurando que se encontraba bien y que estaría con nosotros de regreso, eso alivió un poco mis nervios al final.

Me recargue en uni de los pilares de la puerta principal, observando a los de segundo semestre llagar con creativos proyectos y disfraces (tal vez asesorados por la profesora de literatura) recorrí la banqueta sin rastro alguno del popular rubio. Si ese idiota no llega pronto le patearia el trasero.

- ¡Hey! perdona la demora, me entretuve en él camino.

- ¿no venías en tu limusina?

- decidí estirar las piernas.- sus palabras atropelladas y el nervioso movimiento de pies me dió a pensar qué mentía.

- ya veo, vamos debemos entregar él proyecto de ciencias e ir con el profesor antes de que nos degolle.

Lo tomé del brazo y a paso apresurado llegamos al salón de ciencias, en una esquina me fue difícil parar, pero su mano fue la qué me guío ahora << por un momento se me olvido que estaba tomado su mano fuertemente >> .
Disimuladamente intenté soltarla pero me lo impidió con un firme agarre, su mirada seguía recta en el pasillo y por un momento me perdí fantaseando en mi cabeza otra vez.

El aroma de su colonia acariciaba mi nariz, ví a mis compañeros madurar con el paso de los años escolares, el chico que caminaba a mi lado no era la excepción, físicamente estaba creciendo y comparándolo con el muchacho de hace unos meses, su "vibra" como persona era atrayente.

- Llegamos.

Respondió entre jadeos mientras tocaba la puerta del salón pidiendo permiso para ingresar, un par de chicas de otros semestres menores llegaron a sonreírse por ver la sobresaliente aura de Adrien. Mi acompañante carraspeó llamando la atención del docente que aún  revisaba un par de carteles, que a mi parecer eran bastante bonitos e inclusive dinámicos.

- Traemos él trabajo profesor.

- A sí... póngalo ahí porfavor.

Con el engargolado en el escritorio, pasamos a retirarnos entre maquetas y cartulinas; el semblante del oji esmeralda mostró una sonrisa incómoda a las colegialas quienes nuevamente encendieron sus mejillas como bombillos de evacuación, una vez fuera lancé una seria mirada para comenzar a trotar en dirección al gimnasio.

COLORES [Book #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora