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Tomé un trago de mi café y volví a mirar a Marinette impaciente, tenía un aura extraña e intentaba evitar mis ojos ¿Para qué me habrá llamado? Tuvé que suspender mi mañana en la biblioteca para venir a prisa, pues en sus mensajes se le notaba en aprietos.

- ¿Sucede algo?- se sobresaltó y rió apenada con las manos en su regazo, eran expresiones muy comunes en ella pero había algo más de por medio que la hacían ver preocupada.

- Nath... Te llamé porque quería que me hicieras un favor, no será por mucho tiempo ¡Lo juro! inclusive te aseguro que fuiste al unico al que acudí es solo que espero que no me rechazes, no digo que hayas sido el último en el que pensé  pero... ugh.- me acomodé en mi asiento y mire él trozo de postre que me había ofrecido hace unos minutos.

- Tranquila, no te pongas nerviosa, dime en que te puedo ayudar Mari.- mordí un pedazo del pastel de fresas ofreciendo con anterioridad, en general me gusta él dulce, nunca he llegado a despreciar algún postre a nadie y menos de la  gran familia pastelera en la manzana.

- Necesito que cuides por un tiempo a ¿Māo?

- ¿Quién es Māo?

- ¡Sí! emm veras, es él gato de mi tía... si y como ella esta ocupada me lo dejó pero yo también lo estoy entonces, le dije que encontraría a alguien de confianza mientras ella trabaja fuera de París.- sus palabras eran atropelladas una tras otra, él nerviosismo se podía palpar con una mano, su madre estaba limpiando el mostrador y Mari había bajado el tono hasta parecer casi un susurro.

- Oh bueno, no veo él problema, claro que te ayudaré a cuidarlo.- terminé con el último trozo de pastel bastante gustoso, ella sé fue por unos instantes para darme una caja de cartón con algo pesado dentro, la caja estaba cerrada con un par de agujeros en la tapa y su peso me daba a entender que era el animalito quien se encontraba dentro.

- Māo come cualquier cosa, no le gusta él alimento ni las cosas crudas, no puede comer nada dulce, tiene una manta y un par de cosas más, toma.- me dio una bolsa bastante grande para trasladar su arenero, juguetes y dos tazones.

- Me encargaré de cuidarlo bien, no te preocupes ¿cuándo debo regresarlo?

- yo te avisaré no te preocupes... Oh debo irme ¡nos vemos Nath y gracias!

Dude un momento y seguí mi camino a casa bajo la curiosa mirada de la señora Dupain-Cheng seguido por un estornudo, mamá debe estar arreglando sus maletas para él próximo vuelo a Chicago mañana en la mañana debe regresar al trabajo llevándome a la rutina de años atrá, exceptuandk que tendré compañía en esta ocasión, miré el cielo notando que aún era temprano y había pequeñas motas blancas, como si él cielo estuviera aborregado, una tras otra dejándose arrastrar por las caricias del viento.
Tomé el autobús para evitarme la fatiga de cargar varias cuadras las cosas, fue entretenido ya que durante el trancurso metía mi dedo índice por  uno de los agujeros de la caja, logrando sentir los pequeños dientes y patitas jugar con la extremidad.

Trataba de no pensar mucho en cierto rubio, la sola idea de el me volvía mis pensamientos tristes, no había hora en la que no suspirara por el y su traje pegado.

- Ya regresé.-dije un poco alto para que mamá me oyera, un sonido metálico y un "en la cocina" encendieron un alerta, casi olvido que traigo al gato, subí las escaleras para entrar a mi cuarto dejando las cosas y la caja en él suelo; di un vistazo rápido a la caja donde se encontraba él animal <<no creo que se asfixie>> ahora con la mayor calma del mundo  bajé las escaleras.

- ¿Por qué saliste tan temprano?

Sirvió él omelette en un plato y acercó un vaso con jugo de naranja, como si fuera costumbre cada ves que esta en casa, beso su mejilla derecha y me siento a merendar. La acidez de la naranja y él toque levemente salado del omelette me despiertan un poco más por mi atento paladar. Mastiqué con cuidado antes de hablar.

COLORES [Book #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora