Nos dedicamos un par de miradas de confusión, en silencio. Yo no entendía a qué se refería y él no comprendía tanta tranquilidad en mí.
—¿Y? No creo que consiga nada.
—Tengo miedo de que pase a lo físico. Es capaz de todo, ¿entiendes?
Buscando calmarle, le sonreí. Me acerqué a él y, agachándome un poco para recortar distancias (pues sentado me quedaba algo bajo), le miré a los ojos.
—Tranquilo. Todo estará bien, ¿vale?
Sentí entonces sus manos posándose sobre ambas mis dos mejillas, sujetándome el rostro con suavidad. El sonrojo que creció en mis mejillas fue inevitable.
—No quiero que te haga daño. —Fue cuanto dijo, antes de que ambos nos quedásemos en completo silencio.
Nos miramos, tan solo eso. A pesar de que yo no acababa de comprender el porqué de aquella situación sentía las ridículas ganas de aproximarme a él y besarle, pero fui incapaz. Aunque, por cómo actuaba, él probablemente quería lo mismo; no paraba de mirarme los labios. Tras pasar un rato así terminó soltándome y, a regañadientes, nos separamos el uno del otro.
—Quiero que te quedes en mi casa por ahora. —Declaró él, finalmente. No acababa de creerme sus palabras, pero asentí con un cabeceo.— Bien... Me sentará bien saber que al menos estarás cerca y que puedo intentar ayudarte si alguien trata de hacerte daño.
Me rasqué la mejilla un par de veces, en un gesto nervioso. No sabía muy bien por dónde empezar a preparar las cosas y mucho menos por dónde acabar. Supongo que percibió mi confusión pues acabó hablándome, como buscando ayudarme a aclararme.
—Solo te harán falta cosas para una semana, supongo. Es mala, pero se cansa rápido. ¿Tienes una maleta pequeña? —Se levantó entonces y me sonrió.—Te ayudo yo a preparar todo.ʚ♡ɞ
—¡Más fuerte, Johnny, por favor! —Exclamé, suspirando luego. Sentía que hacía más calor del que debía hacer. Estaba algo sofocada.
—¡Ya, ya! —Respondió, entre jadeos. Realmente parecía estar dejándose la piel.
—Ya... Ya está... —Murmuré, mirándole luego a los ojos. Le sonreí vagamente.
—Pues sí que ha costado cerrar la puta maleta. —Soltó, ofreciéndome luego ayuda para bajarme de esta.
Había tenido que sentarme encima de la maleta y, tras unos diez minutos forcejeando, habíamos logrado cerrarla. Con todo ya preparado tardamos muy poco en decidirnos por salir, con cierta prisa. Él parecía necesitar llegar a casa, como si por estar fuera fuesen a meternos un balazo en cualquier momento.
Tal y como yo había supuesto, llegamos sin incidentes. Su casa no era la más grande del mundo, sí, pero era realmente acogedora. Me sentía cómoda, incluso si nunca antes había pasado por aquel lugar.
—Siéntete como en tu casa. La habitación está arriba, deja allí la maleta.
—¿Cuál es mi habitación? —No respondió. Parecía estar poniéndose nervioso.— ¿Johnny?
—Tenemos que dormir en la misma. Es la única que hay. —Soltó, con velocidad. De nuevo, me encontraba anonadada.— Aunque, si quieres, puedo dormir en el sofá...
Le noté desilusionado, y un detalle tan diminuto logró romperme el corazón. Reí un poco, esperando poder levantarle el ánimo.
—¡No digas eso! Dormiremos juntos.
Subí entonces a la habitación, con velocidad. A pesar de haber aparentado lo contrario estaba nerviosa y el corazón parecía querer salírseme del pecho. Iba a dormir con él a partir de entonces y, con la perspectiva que tenía de él, semejante posibilidad se me presentaba tan apetecible como el mismo cielo. Me lancé sobre la cama, me puse las manos sobre el pecho y, respirando con agitación, miré al techo. Estaba tratando de asumir la noticia y aquel repentino e inesperado cambio en mi vida, pero no había forma. Lo único que me importaba en aquel momento, para ser sincera, era saber que estaba en la cama de ese muchacho y que, en cualquier momento, él acabaría haciéndome compañía.
Con todo, mi relativo trance acabó rápido. Escuché mi móvil sonar y pude ver en la pantalla un número que no conocía. Lo cogí con cierto nerviosismo y llamé a voces a Johnny, esperando que me oyese.
—¡Johnny! ¡Ven... Ven un momento!
No tardó en subir. En cuanto llegó le enseñé la pantalla del teléfono, el cual aún vibraba, y pareció helársele la sangre. Con todo asintió con un cabeceo, pidiéndome así que lo cogiese. Tal y como me había dicho acepté la llamada y respondí, como lo hubiese hecho sin estar con él; la única diferencia significativa es que había puesto el altavoz.
—¿Sí? —Inquirí, con todas mis dudas.
Una voz que, por desgracia para mí, me era bastante familiar, respondió.
—¿Hola? ¿La novia de Johnny? Tengo algo terrible que contarte... —Y, como había imaginado... Era Taeyeon. Fue fácil adivinarlo al ver la cara a mi acompañante.
—¿Sí? ¿Qué... Qué es?
—Pues, verás...✎ C o n t i n u a r á ✎
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Para mí. ✎ Johnny 「NCT 127」 fanfic.
FanfictionTe vi, me viste. Te conocí en aquella parada de autobús; hacía mal tiempo, pero fuiste tú quien pareció hacer desaparecer la tormenta y quien me ayudó a ver el sol de nuevo.