Para mí. ✎ Johnny 「NCT 127」 fanfic.

"Estamos jodidos"

✎ C o n t i n u a c i ó n ✎

-Pues, verás...
-¿Sí? ¿Qué es? Prefiero que me lo digas ya. -Solté, frunciendo el ceño.
-Pues... Acabo de ver a Johnny engañándote con otra en el bar de... -Justo entonces el susodicho la cortó.
-¿Ah, sí? ¿En serio? No sabía que había salido de casa. -Espetó, gruñendo luego por lo bajo con cierta rabia. Alzó luego la mirada hacia mí y, repentinamente, se relajó. Me sonrió y, en consecuencia, me sonrojé.
-¿Qué? -Inquirió ella, notablemente enfurecida.- ¿Llevas todo el tiempo ahí?
-Es posible. Es lo bueno de tener una novia que se fía más de ti que de tu ex. -Soltó y chasqueó luego la lengua, burlándose a todas luces de ella.
-¡No puedo creerme esto! -Exclamó, chilló de rabia y colgó.

Johnny se separó lentamente de mí, echándose las manos a la cabeza luego. Parecía aterrorizado.

-Estamos jodidos, creo. Lo peor es que... No quiero que te haga daño a ti. Sería ridículo que acabases herida por alguien a quien acabas de conoc... -Fue entonces cuando quien que le cortó fui yo.

Me deslicé hacia delante, pegando mi cuerpo al suyo de forma casi inevitable, y rodeé luego su cuerpo con ambos brazos, con lentitud. Le abracé contra mí, con fuerza, esperando poder hacerle sentir mejor. Tras un par de segundos de indecisión sentí sus dos grandes manos deslizándose hacia mi espalda.

-JunOh... -Masculló.

Yo cerré los ojos; no sé qué hizo él, pero pude sentir sus movimientos. Sus manos tomaron apoyo en mi espalda para aproximarme a él más si cabía, quizá buscando confort; luego comenzaron a moverse con lentitud hacia puntos opuestos: la derecha acabó próxima a mi cadera y la siniestra casi sobre mi hombro. Su rostro acabó enterrando en algún punto en mi cabeza, casi obligándole a quedarse en silencio.
Nos mantuvimos así un buen rato. Ninguno dijo nada. Dejamos al tiempo pasar y al silencio quedarse, al menos hasta que él separó levemente los labios de mí para poder hablar.

-Me... Me gusta. -Masculló, rompiendo así el que por un instante creí que sería un silencio infinito.
-¿El qué...? -Inquerí, con voz queda.
-Tu... Tu olor. Hueles... Hueles bien. -Masculló, con un tono de voz que se me antojó irremediablemente dulce.

Aquello me tomó por sorpresa. Abrí de golpe los ojos, avergonzada y ruborizada, y traté de mirarle. Él se separó un poco de mí, aparentemente afligido. Nos miramos por un instante, sin decir nada, hasta que fue él el que nuevamente terminó con el silencio.

-Lo siento si te he incomodado. -Se disculpó, en un susurro, y clavó la mirada en el suelo.
-Eh. -Murmuré, buscando llamar su atención. Me aproximé de nuevo a él y, en cuanto alzó la mirada, llevé ambas manos a su rostro.- No me has incomodado. Es solo que... No me lo esperaba. Nunca... Nunca me habían dicho eso.

Y, una vez más, no pude evitar acabar sonrojándome. Aquel muchacho había logrado avergonzarme más en el tiempo que llevábamos conociéndonos que el resto de gente que conozco a lo largo de toda mi vida.

-¿De verdad? Pero si hueles muy bien... ¿Usas perfume? -Inquirió, observándome.
-No, es mi olor natural. -Aclaré, sonriéndole.
-Entonces no lo uses nunca. Te queda mejor tu olor "natural".
-Suena muy a cliché.

Justo entonces empecé a reírme y él, aunque no entiendo bien por qué, me siguió. Tardamos un buen rato en parar, pero cuando lo hicimos nos relajamos con prontitud. Yo le sonreí y él me sonrió de vuelta; tras esto se aproximó a mí un poco más y depositó un beso en mi frente.

-Vente, vamos a ver la televisión. -Sugirió él.
-Voy, voy. ¿Puedo ir a por comida antes? -Rogué, mirándole a los ojos. Él se rió.
-Ve, anda, ve. Hay bolsas de patatas en la cocina. Supongo que eso te valdrá. -Cuando dijo aquello asentí y salí casi corriendo a por comida.