ु❀ El día en que perdió las pelotas del susto.

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No es que dialogar sea mi fuerte; nunca lo ha sido. Me explico: había llegado "el día", "el juicio final" o, cómo a Johnny le gustaba llamarlo, "el día en que perderé las pelotas del susto". Me gustaba mucho el nombre que le había puesto él, pero no lo había admitido y tampoco pensaba hacerlo.

Como había previsto, Johnny intentó detenerme. Cuando estaba a punto de irme me agarró por la mano y me miró a los ojos, desde la cama, suspirando. Me senté a su lado y le sonreí, al menos antes de oírle hablar.

-Por favor. Es la última vez que lo pido... No vayas.
-Voy a ir. Y ya. -Espeté, esperando dejarlo completamente claro.

Entonces, él pareció entristecerse. Vi que las lágrimas comenzaban a cubrir sus ojos y, sin poder evitarlo, me preocupé por él.

-Johnny... ¿Estás bien?
-No quiero que te pase nada. No vayas.
-Verás... No es cuestión de orgullo. -Tomé aire y me levanté de cama, mirándole con seriedad.- No pienso dejar que esa tía le rompa un brazo al chico que me gusta y que se vaya sin un moratón o dos en la cara.

No respondió. Tardó en hacerlo. Abrió los ojos de forma bastante exagerada, estupefacto, supongo que intentando creerse lo que acababa de oír.

-¿Es eso una...?
-Sí, Johnny. -Aclaré, asintiendo con un cabeceo.- Una confesión. Esta vez de verdad. Me gustas.
-Y tú... Y tú a mí. Por favor, vuelve sana. Quiero... ¿Celebrar esto? Supongo que es la palabra.

Seguimos hablando un rato, muy poco, y me fui. No sabía ya si me sentía nerviosa por el hecho de estar a punto de enfrentarme a mi enemiga acérrima o por acabar de confesarme; no es que me importase, tampoco.

Fuese como fuere, JiYoon se había empeñado a acompañarme. Con una velocidad que nadie lograba comprender -ni siquiera Yugyeom, que estaba bastante acostumbrado a sus peculiaridades-, estaba ya casi completamente recuperada. Era ridículo, pero era así; además, conociéndola, le hubiese dado igual romperse todas las extremidades para intentar salvarme el culo.
Me dirigí al lugar en que se suponía que habíamos quedado a las cinco menos veinte. JiYoon me había llevado en coche (y había tirado un par de zapatos a Yugyeom durante una discusión por ver quién conducía). Conducía con algo de dificultad aún, pero seguía siendo buena. De un momento a otro a Yugyeom fue cambiándole el gesto y, tras un rato, acabó pidiéndole a su pareja llevar él mismo el coche. No lo comprendíamos, pero al parecer tenía un mal presentimiento.

-Bueno. -Comenzó a explicar, ajustando el espejo retrovisor.- Que tengo la sensación de que va a pasar algo. Eso es todo.

Y arrancamos de nuevo. Más tarde agradecimos la decisión y, con ella, sus inigualables reflejos; nos había salvado de una buena. Como un flashback del accidente de JiYoon, un coche se nos cruzó y trató de golpearnos. Yugyeom giró con velocidad el volante y lo esquivó y, antes de que ninguno de los conductores pudiese reaccionar... JiYoon ya había salido del coche a pegarle a aquel hombre que casi choca con nosotros.

-¡Me cago en todo tu puto árbol genealógico! -Chilló y rompió de un codazo la ventanilla. Tanto Yugyeom como yo nos quedamos con la boca abierta. Era surrealista.- ¡Te voy a sacar hasta las muelas del juicio, medio mierda!

No sé cómo pasó, pero le estaba pegando. Mucho. Tenía pinta de doler. Yo no podía parar de reír y sentía que hubiese sido imposible mejorar la situación, pero pasó. Un muchacho que cruzaba por la acera gritó algo a la ahora atacante, algo similar a: "¡Qué buena eres pegando! ¡Ojalá también lo seas en mi cama esta noche!". Inevitablemente Yugyeom lo escuchó y bajó la ventanilla, enzarzándose en una discusión maravillosa.

-¡Eh! ¡Niño! ¡Deja en paz a mi novia! -Gritó.
-¡No quiero! ¡Está muy buena!

Ambos se quedaron en silencio. En cuanto mi conductor abrió la puerta y se puso en pie fuera del coche, al chico le cambió la cara. Salió corriendo. Nunca había visto a alguien correr tanto en la vida. Eventualmente escuchamos a JiYoon chillar a un destrozado hombre que intentaba darse a la fuga. O huir de ella. Ya era difícil de saber.

-¡Eso! ¡Vete! ¡Pero me acuerdo de tu cara! ¡Y te voy a matar! -Y con todo dicho, volvió al coche.

Nos pusimos de nuevo rumbo al punto de encuentro. No hubo más incidentes; supongo que porque el único que importaba estaba a punto de suceder.

-Suerte. -Dijo Yugyeom, girándose hacia mí. Miró luego a JiYoon con cierta preocupación.
-Si pasa algo, iré yo.
-Gracias. -Fue lo último que dije antes de salir del coche.

Eran ya las cinco (la hora a la que habíamos quedado) cuando llegué. No había nadie aún así que decidí sentarme y controlar todo lo que me rodeaba con la mirada, expectante. Tras unos cinco minutos la vi acercándose a la plaza seguida por un hombre bastante alto que se dirigió a mí en cuanto me vio. Vi a Yugyeom saliendo a toda prisa del coche, dirigiéndose hasta él sin pensárselo. Y, siendo esto lo realmente sorprendente, le vi siendo frenado por JiYoon. Vi cómo la pierna que tiempo atrás no habría podido mover siquiera volaba hasta la cabeza del extraño; le había dejado K.O. de un solo golpe, ayudada por el daño que el hierro que llevaba para sujetar el hueso había podido infligirle. Taeyeon les miró y apuró el paso, dirigiéndose hacia mí sin vacilar ni un solo instante. Me puse en pie y lo primero que sentí al tenerla cerca fue un derechazo directo en la mandíbula.
Recordé repentinamente las reprimendas constantes de Yugyeom. "Tienes que esquivar". "No esperes a que te dé". Sin pensarlo, por instinto, esquivé el segundo. Y el tercero. Moví con ligereza los hombros y, aprovechando un despiste por parte de ella, le encajé un gancho justo en la mandíbula. Retrocedió y yo, que gracias a mis entrenadores había aprendido con bastante rapidez, tomé ventaja; avancé y ataqué a la rodilla. Se quejó, gruñendo por lo bajo, y se agachó un poco. De nuevo, cometí un error. Aprovechó la oportunidad que le había dado el que yo creyese que ya estaba todo hecho para, con velocidad, darme una fuerte patada desde abajo. Retrocedí unos cuantos pasos, sintiendo la sangre bajarme desde la nariz hasta el labio superior, pero di poco después el golpe de gracia; cuando quiso encararse y acercarse a mí lo hizo con confianza (demasiada), así que aproveché para darle un puñetazo directo a la cara. Cayó en seco.
Lo siguiente que recuerdo son los gritos de alegría de JiYoon y que, poco después, supongo que por la patada, todo se volvió negro. Oscuro.

-¡JunOh! ¡JunOh! ¿Estás bien? -Oí a Johnny hablarme. Sonaba como si estuviese lejos, muy lejos, y eso me traía muy malos recuerdos. Me estremecí.- Estoy aquí.
-Estoy bien... Pero me duele un poco la cara.
-Normal... Me dijeron Yugyeom y JiYoon que te pegó una patada bastante fuerte.

Entonces, con cuidado, me abrazó con su brazo sano. Hice lo propio y correspondí con fuerza, con ganas, sin pensarlo. Solo le necesitaba a él en aquel preciso instante.
Recordé por un instante la escena de Yugyeom abrazando con todo su amor a JiYoon en el hospital y cómo había pedido yo que las cosas con Johnny acabasen siendo más o menos así... Y me percaté de que estaba ocurriendo. No tenía tiempo para meditar mis decisiones así que hice lo primero que se me ocurrió: besarle. Por su reacción corporal era más que obvio que le había tomado por sorpresa, pero tardó poco en relajarse y corresponder. Sus manos se deslizaron hasta mi espalda y, por primera vez en un tiempo, me sentí completamente aliviada. Capaz de todo. Estaba bien entre sus brazos y le necesitaba.

-¿Has cambiado de idea o sigo gustándote? -Inquirió, sonriendo vagamente, al romper el beso.
-Te adoro, Johnny.
-Y yo a ti, JunOh... No sabes cuánto.

Le quería. Demasiado. Le adoraba. Le necesitaba muy cerca.

Para mí. ✎ Johnny 「NCT 127」 fanfic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora