"Dímelo."

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⚠ CONTENIDO +18.
CONTINUACIÓN DEL ANTERIOR CAPÍTULO. ⚠

No respondió; al menos, creo que no lo hizo. Emitió un gruñido ronco, presa del frenesí, y deslizó con velocidad ambas manos hasta mis pantalones. Parecía dispuesto a arrancármelos, tras haber oído mis palabras, pero no lo hizo. No seguí sus movimientos con la mirada en ningún momento, pero pude sentir cómo desabrochaba el pantalón con tan solo dos dedos, de forma bastante sorprendente. Tiró luego con cuidado para quitármelo, posiblemente evitando hacerme daño o molestarme, y sonrió con suavidad, aunque en un primer momento no entendí por qué.

—Bonitas bragas. —Fue cuanto dijo.

Bajé velozmente la mirada, encontrándome con un maravilloso estampado de gatos rosas cubriéndome la entrepierna. El sonrojo fue inevitable.

—Eh, no pasa nada. Son bonitas, y... De todas formas, no van a estar mucho tiempo ahí.

Le vi entonces agacharse y sentí sus dientes deslizarse sobre mi piel, con cuidado. Tras aquello pude percibir cómo había mordido el borde de la única prenda que restaba sobre mi cuerpo. Tiraba de ella con una destreza ridícula, con rapidez, logrando quitármela en un visto y no visto.
“Tiene experiencia”. Supuse.
En cuanto me encontré completamente desnuda, se tomó su tiempo. Mordisqueó con suavidad uno de mis muslos, quizá queriendo jugar, molestarme un poco, y fue subiendo lentamente. En cuanto su boca se encontró próxima a mi ingle sustituyó los mordiscos por lametones suaves y constantes. Exhalé un suspiro prolongado, sabiéndole ya cerca del lugar al que había querido desde un primer momento que llegase.

—Voy a empezar. —Murmuró, soltando el aire contra mi piel.

Me estremecí. Se aproximó con lentitud, dispuesto a todo. Pronto sentí su lengua moviéndose con lentitud, tanteando el terreno, sobre mis labios menores y, en consecuencia, gemí con suavidad. El hecho de que estuviese demostrando el placer que sentía pareció gustarle y, a cambio, siguió moviéndose. Deslizó la lengua hacia abajo, luego hacia arriba, así un par de veces. Recorrió con cuidado la zona próxima al clítoris y pasó con mucho cuidado la lengua sobre este, teniendo cuidado de no hacerme daño, buscando provocar únicamente placer. Llevé las manos hasta su cabeza, estremeciéndome con suavidad, y gemí una segunda vez.

—Sigue. Por favor. —Rogué, como el cuerpo me lo permitió.

Continuó con cuidado moviendo la lengua, probablemente sabiendo lo que hacía. Percibí cómo evitaba en la medida de lo posible molestarme en un primer momento con movimientos innecesarios e incómodos sobre el clítoris y lo agradecí, pues verdaderamente cada suave movimiento de su lengua resultaba más placentero que el anterior.
En cierto momento me vi en la necesidad de llevar una mano hasta el colchón e hincar allí las uñas, aferrándome a este. Me sentí entonces, más pronto de lo que hubiese deseado, llegar al clímax. Mi cuerpo se sacudió con suma suavidad y él tardó poco en comprenderlo. Retiró la lengua de la zona y depositó un beso sobre mi muslo antes de ascender.

—¿Puedo... Eso? Ya sabes, si estás cómoda con la idea.
—Evidentemente, Johnny...

Sonrió vagamente ante mi afirmativa y tardó poco en desabrocharse los pantalones y quitarse la ropa, probablemente deseoso de hacerlo de una vez. Me resulta jocoso, a día de hoy, el hecho de que yo fuese incapaz de bajar la mirada en aquel momento por vergüenza.

—Si te duele, dímelo. Y pararé.

Yo era virgen, eso para mí era más que obvio. Pero, por algún motivo, no estaba nerviosa, así que tan solo asentí. Fue entonces cuando sentí cómo sus manos me separaban un poco más las piernas, con cuidado, para permitirse luego entrar con cuidado en mí. Proferí un suave gemido, cerrando los ojos, quizá suponiendo que podría doler demasiado... Pero no lo hizo. El dolor fue leve y, antes de lo que había previsto, pude abrir lentamente los ojos. Me miró y, sin moverse, inquirió.

—¿Duele?
—No... No mucho.
—Eso es que estás tranquila... Me alegro de ello. Voy a empezar a moverme, ¿de acuerdo?

No respondí, tan solo esperé. Noté que sus caderas comenzaban a moverse con lentitud hacia atrás y, en cuanto lo hicieron de nuevo hacia adelante, no pude evitar gemir de nuevo. A penas dolía y, si era cierto lo que él decía, agradecía no haberme puesto nerviosa de forma innecesaria. Tras un par de embestidas suaves me miró a los ojos, buscando en silencio mi consentimiento para acelerar. Para mi suerte pude comprenderle y asentí con un cabeceo suave, mordiéndome el labio inferior. Fue entonces que posó ambas manos sobre mis costados, apretando con suma suavidad mi piel luego, y comenzó a aumentar el ritmo paulatinamente, junto a mis ganas de que siguiese. Siguió y siguió hasta que llegó a establecerse un límite; era más que consciente de que aquel no era el máximo ritmo que podía alcanzar, pero supuse que prefería evitar hacerme daño.
No hubo quejas de mi parte. Seguí gimiendo de vez en cuando, por algún motivo evitando hacer excesivo ruido, y llevé las manos a su espalda. De forma inevitable acabé arañándole y, lejos de molestarle, aquello pareció incentivarle para seguir. Sus embestidas se volvieron más potentes, aunque no más rápidas. Aunque no acababa de comprender cómo lograba hacerlo había comenzado a combinar a la perfección la fuerza con la velocidad. A aquellas alturas ya estaba sudando un poco y jadeaba de cuando en cuando, pero no me importaba que lo hiciese. Alcé con suavidad las caderas de forma instintiva y, de forma inevitable, percibí cómo él acababa cediendo y acelerando aún más. En aquel momento sentí que no podía más y, odiando internamente mi molesta inexperiencia, alcancé el clímax. Aunque él aún no lo había hecho frenó y se retiró de mi interior, con cuidado, sonriéndome. Parecía dispuesto a parar ahí, tras haberme visto ya satisfecha, pero no se lo permití. Sabía poco, no estaba acostumbrada a ese tipo de cosas, pero quería que él lograse llegar también al orgasmo.
Me puse con velocidad de rodillas, para su sorpresa. Me miró y arqueó una ceja, sonriendo.

—¿Vas a...?

Fue cuanto dijo, pues no le di tiempo a decir más. Con cierta timidez deposité la lengua sobre la punta y descendí posteriormente hasta la base, en un movimiento bastante lento. Traté de pensar en qué podía gustarle y me ayudé de sus expresiones faciales para saber qué prefería y qué no. Subí una segunda vez hasta la punta y lamí con suavidad un par de veces, antes de verme finalmente capaz de abrir la boca para comenzar a introducirla con suavidad. Emitió entonces un jadeo ronco y cerró los ojos, llevando además la diestra hasta mi cabeza. Comencé entonces a moverme con suavidad, con timidez en un primer momento, lo cual pareció gustarle. Retrocedí un instante para dar un par de lametones fugaces y seguí luego, ahora aumentando la velocidad.
Al ya haber estado él un buen rato penetrándome, tardó poco en alcanzar el clímax. Permití que fuese dentro y tragué con velocidad, sin llegar a pensármelo. No quería manchar el suelo, tampoco la cama.
Retrocedí completamente y me limpié con una mano los labios, sonriente. Él me miró, casi hasta embelesado, y se inclinó sobre mí para besuquearme el cuello. Al haberme pillado por sorpresa, no pude evitar reír.

—Pareces emocionado.
—Lo estoy. —Aclaró entonces.— Nunca creí que fueses a hacer eso.
—¿En serio? Porque yo tampoco.

Rió entonces con suavidad y me abrazó, besuqueándome luego. Agradecí el gesto, pero tardé poco en percibir la carencia de ropa de ambos.

—¿Tienes planeado quedarte desnudo? —Le pregunté, mirándole.
—Anda. Es verdad.

Se separó con cuidado de mí y cogió su bóxers para ponérselos luego. Me sonrió y cogió mi ropa interior; cuando pensé que iba a tendérmela, fue él quien me la puso. Me vistió con cuidado y tranquilidad y, quizá por no tener ganas de ponerme el resto de mi ropa, cogió su camiseta y me la puso. Era enorme, pero como camisón no estaba mal.

—¿Quieres hacer algo que no sea dormir? —Le pregunté, apoyando las manos sobre la cama.
—Quizá ver una película y dormirme luego en el sofá. —Bromeó, me guiñó un ojo y me tendió la mano.

Le sonreí, complacida y alegre, y cogí su mano. Estaba feliz. Aunque acabase de conocerle unos días antes, agradecía que él hubiese sido mi primera vez por algún motivo que no comprendí en lo absoluto.

Para mí. ✎ Johnny 「NCT 127」 fanfic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora