17. Llorar no es de débiles

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Había escuchado esa frase tantas veces en su vida "llorar no es de débiles" y, contrario a lo que muchos creerán, él jamás creyó en esas palabras. Porque venían de personas que no lo conocían, que no sabían su situación, que simplemente asumían, más no se dedicaban a interiorizar y pensar en que si el consejo realmente era bueno para alguien como él. 

Akashi Seijuuro tenía que ser el heredero perfecto, lloró durante mucho tiempo la perdida de su madre pero no con lágrimas saliendo de sus ojos. Era un "llorar" metafórico, porque estaba triste pero no salían lágrimas. Porque había algo que se lo impedía, era una voz en su cabeza que le decía que debía aguantarse, porque su padre esperaba lo mejor de él, porque todos esperaban que fuera inquebrantable. 

Un niño que no podía llorar como se debía, porque tenía que ser perfecto. 

Cuándo el otro Akashi salió a la luz, tomando el control de su cuerpo, fue más fácil para sí mismo, porque ya no era "él" quien debía enfrentarse a los demás, ahora era "alguien más" y, de alguna manera, pensó que eso era lo mejor. 

Hasta que entendió que no podía vivir así, que debía hacerse responsable de su vida, simplemente regreso nuevamente y esta vez siendo más fuerte, había aprendido que no era perfecto, que aunque quisiera, no lo lograría. 

Lo entendió, pero no fue sino hasta que se encontró con un tembloroso castaño, que pudo finalmente soltar aquello que pesaba en su corazón. Porque él no dijo nada, no le dijo palabras que muchos otros ya le habían dicho, simplemente estuvo ahí, simplemente lo escuchó y lo dejo llorar en su hombro. 

No hubo necesidad de escucharlo hablar demasiado, simplemente él, con su presencia, simplemente así fue suficiente para aliviarlo. 

Nadie entendería aquello, nadie podría imaginarse que Furihata Kouki hubiera estado a su lado sin hablar, solamente haciéndole compañía y obviando sus lagrimas. 

Muchos no podrían verlo llorar, sería todo un shock verlo de esa manera, pero Furihata no dijo nada, simplemente se quedo ahí y, tal vez fue por eso, se sintió aliviado. Pudo llorar con calma, no tenía que ser perfecto, no tenía que aparentar calma ni seriedad, no tenía que aparentar ser algo que no era, simplemente podía llorar y ya. 

Con el tiempo se volvió una constante en sus vidas, a veces solamente se juntaban para que el de cabello rojo pudiera quejarse de su vida y Kouki lo escuchaba. Otras veces era el de cabello castaño quien se quejaba y Seijuuro lo escuchaba. Otras tantas simplemente se juntaban para ver películas o para salir. 

Todo se fue desenvolviendo de manera tan única, nadie lo entendería, nadie comprendería que el "llorar" los unió de alguna manera. 


— Sei - lo llamó el castaño con lágrimas en los ojos 

— Aquí estoy, Kouki - lo abrazó y lo dejo llorar 


Porque así era su relación, una en la que no debían esconderse, ni debían aparentar, así estaban bien y no necesitaban que alguien los entendiera, porque ellos estaban bien así, juntos. 


~*~*~*

Este salió cortito, nada más porque no quería alargarlo, era solo Seijuuro explicando que con Kouki se siente bien, se siente él mismo y ya. 

Espero les haya gustado <3

Un mes AkaFuri (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora