15. Desde que te fuiste (Serenata)

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Seijuuro lo había pensado bien, ese sería el día en que recuperaría al amor de su vida, había sido un completo idiota con él, lo había tratado como un objeto, sin siquiera darse cuenta se había cegado por todas las palabras de aquellos que buscaban el fin de su relación. 

Su padre le advirtió, que no confiara ciegamente en las personas, porque habían muchas personas que solo buscaban verlo en la miseria, en un mundo como el suyo, lo principal era protegerse a uno mismo y a sus seres amados. 

Masaomi había estado demasiado inmerso en su propio trabajo que había descuidado a su familia, jamás se perdonaría el haber perdido a su esposa y casi haber perdido a su hijo. Era algo que aún le atormentaba y no quería que Seijuuro pasara lo mismo, por eso le había aconsejado y había aceptado su relación con otro hombre. 

Sin embargo, no pudo evitar ese pequeño error, uno que cualquiera podría cometer y del cuál su hijo tendría que aprender. 

Seijuuro se sintió avergonzado y realmente se odio a sí mismo por ser tan desconsiderado. Pensó, ingenuamente, que Kouki seguiría con él pese a cualquier error que podría cometer, lo dio por hecho como si el castaño no tuviera pensamiento propio, como si no tuviera su propia opinión de la vida. 

Pensó que llenarlo de regalos serviría para callarlo y cegarlo, pero no, así no funcionaban las cosas y lo entendió cuando escuchó a Kouki decir "terminamos". Lo había visto marcharse, lo observo temblar y sabía que estaba llorando por el dolor, porque no era el único al que le dolía, Kouki había tomado una decisión tan dificil por sí mismo y eso, eso pesaba en su corazón. 

Orillo a su pareja a tomar la difícil decisión de romper su corazón por el bien de ambos, porque la relación que llevaban ya no era sana, era una tóxica en la que Seijuuro quería controlar a su inocente novio para que nadie se lo pudiera arrebatar. 

Si tan solo hubiera confiado más en su amor, si tan solo hubiera hablado honestamente con Kouki y hubiera hablado de sus miedos, si tan solo hubiera pedido consejos. No lo hubiera perdido. 


— Pero el hubiera, no existe. Akashi-kun - comentó Kuroko mientras estaba sentado a su lado, ambos observando a los demás jugar 

—  Lo sé - asintió con pesar - No protegí nuestro amor y lo dañe, debe odiarme en este momento 

— Mm... él no te odia - negó con una pequeña sonrisa 

— Es que tiene un gran corazón - suspiró recordando la hermosa sonrisa del castaño 

— Sí, fuiste un idiota - afirmó sin verlo 

— Gracias, amigo - agradeció con ironía 

— Pero es enserio, Furihata-kun no te odia, de hecho, aún te ama - explicó como si nada - Takao y Himuro han intentado llevarlo a lugares para que pueda encontrar a alguien más y así pueda olvidarte 

— Supongo que sería lo mejor ¿no? - comentó con los puños apretados, evitando maldecir a los novios de sus amigos 

— Sí, sin embargo, creo que no sería lo mejor para ustedes. Así que te voy a ayudar ¿quieres realmente recuperarlo? - cuestionó 

— No sé si sea correcto, le hice daño - negó avergonzado 

— ¿Volverás a lastimarlo? ¿Serás tan imbécil como para cometer los mismos errores? - cuestionó 

— Por supuesto que no, él se merece que le de todo de mí, que sea honesto y que cada día le repita lo mucho que lo amo - explicó inmediatamente 

— Pues entonces, acepta mi ayuda - sonrió, esa sonrisa que ponía su padre cuando cerraba un negocio 

Un mes AkaFuri (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora