Todos en la universidad lo veían de manera fija, algunos murmuraban a sus espaldas y, unos meses atrás, hubiera estado espantado, ni siquiera estaría en ese lugar caminando tan libremente como lo hacía.
Pero después de meses, finalmente estaba bien y feliz consigo mismo.
Ya no se sentía inferior a los demás, ya no pensaba que las palabras de los demás importaba, porque realmente no lo hacia. Le había costado mucho entenderlo, pero su alfa tenía razón, lo único que importaba era su propia opinión, porque ni siquiera su alfa tenía que opinar sobre algún aspecto de Kouki.
Akashi Seijuuro, era un alfa bastante peculiar, ya se había graduado de la universidad y con honores.
No había nada que los hiciera coincidir, de verdad que no. Pero aquel juego lo cambio todo.
Furihata Kouki, como omega, no tenía muchos amigos y los pocos que tenía eran betas normales. De cualquier manera, ellos lo habían integrado a su grupo de baloncesto, en una ocasión lo invitaron a un torneo de baloncesto callejero y asistir fue la mejor decisión de su vida.
En el lugar habían muchas personas, desde betas hasta omegas, todos siendo unidos por el amor al baloncesto y es que en el baloncesto callejero no había tantas reglas como en el baloncesto oficial.
En el baloncesto callejero podían participar grupos mixtos de betas, omegas y alfas, aunque se pedía que los alfas fueran de uno o dos por grupo para evitar ventajas. Lo cuál era comprensible, aunque a los alfas no les hacia mucha gracia y ellos mismos habían pedido que se les hiciera un torneo aparte. Más que nada porque ellos mismos entendían y sabían que al jugar eran un tanto bruscos y no querían comprometer la integridad física de ninguno de los jugadores.
Así que Furihata estaba del lado de los equipos mixtos, en su grupo habían betas, él como omega y, de suerte, había un alfa con el que no se hablaba mucho pero parecía ser una buena persona.
De cualquier manera fue bastante divertido el primer partido, jugo bastante bien y hacia buen equipo con sus compañeros.
Hasta que le toco competir con un equipo de solo omegas, lo cuál era bastante extraño, no es que no fuera permitido un grupo así, era simplemente que no había visto a tantos omegas en un solo grupo como en aquel.
Pese a lo que muchos hubieran pensado, en realidad su grupo perdió. Muchos pensaban que aquel grupo de omegas perdería de manera rotunda, incluso habían comenzado a apostar en algún lugar.
Sin embargo, el grupo de betas y un alfa, perdió contra un grupo de solo omegas.
Para Furihata fue como si se abriera una puerta frente a sus ojos, siempre había pensado que como omega estaba hasta el final. Incluso en ese momento ocultaba su propio aroma de chocolate bajo toneladas de neutralizador de aroma. Durante mucho tiempo le habían dicho que, como omega, simplemente tenía que servir a algún alfa y, si bien le iba, podría trabajar como secretario o mesero o algún trabajo "fácil".
Siempre se había ocultado, solo pocos sabían que era omega, pero aquellos omegas se mostraban tal cuál, no ocultaban su aroma, tampoco sus figuras, simplemente estaban ahí jugando y divirtiéndose, como cualquier otra persona.
Después de la aplastante derrota, sus compañeros decidieron irse, no podían seguir ahí después de haber sido derrotados por un grupo de omegas. Solamente quedo Furihata con sus dos mejores amigos betas, ellos se disculpaban constantemente por los feos comentarios que habían hecho los otros, pero a Furihata no podía importarle menos.
Continuaron observando los juegos, Furihata animaba con alegría a aquellos omegas y, secretamente, había deseado acercarse a ellos para poder hablarles, tal vez de esa manera podría tener más amigos, amigos que pudieran entender cuanto dolía tener un celo y cuán tedioso era tomar supresores o no olvidar el neutralizador de aroma.
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Un mes AkaFuri (yaoi)
FanfictionLa relación entre Akashi y Furihata es... "especial" por este mismo motivo es que uno se puede dejar llevar por su imaginación, pensando en miles de situaciones posibles para ellos. #MesAkaFuri2017 Serie de drabbles para la página Porque amamos...