22. El niño del Festival

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El pequeño niño caminaba lejos de su casa, no quería estar en un lugar tan grande y frío, ni siquiera su padre regresaba a casa entonces ¿por qué él debería quedarse? 

No lo entendía, a sus escasos ocho años, no lo entendía. 

Porque ahora todo era frío y oscuro, su madre ya no estaba, su padre simplemente desaparecía por semanas, dejandole en claro que debía hacer sus deberes y debía ser perfecto, siempre. 

Su padre siempre había temido que lo lastimaran, por eso le exigía tanto, su madre se lo había explicado, pero ahora que ella no estaba, todo era peor. Porque su padre ya no se preocupaba por él, ¿era porque se parecía a su madre? ¿Por su cabello rojo? ¿Por sus ojos rojos? ¿Qué estaba mal en él? 

Ya no quería estar en aquel lugar, porque ya no era lo mismo, su padre ya no era el mismo y daba miedo, ya no era el padre cariñoso que conocía. Extrañaba a su mamá, desearía poder ir con ella, pero la nana le había explicado que eso no se podía, que mientras tanto debía vivir su vida. 

Seijuurou no podía ser perfecto, simplemente no podía cumplir con lo que su padre podía, hacía todo lo posible pero era tan difícil y estaba tan cansado, no volvería, jamás volvería a esa casa. 

Simplemente se alejó, no pensó en el rumbo que llevaba, simplemente se alejo hasta llegar a una calle concurrida. Estaba atardeciendo, casi era de noche y probablemente su nana estaría a punto de desmayarse si supiera que no estaba estudiando como le había dicho que haría. 

Ahora simplemente veía todos aquellos colores en la calle, muchos puestos de comida, de juegos y más. Era tan increíble ver todo aquello, no sabía de que se trataba pero quería ver más. 

Caminaba viendo hacia todos lados, no sabía que hacer, no había llevado dinero, ni nada que pudiera ayudarle a comprar algo. Hizo un puchero, lamentaba ser todavía un niño, si fuera grande, podría comprar todo lo que quisiera sin remordimientos. 

Continuó caminando mientras veía los distintos puestos, hasta que se topo con alguien, era un niño muy bonito. 


— Lo siento, no veía por donde iba - se disculpó haciendo una pequeña reverencia frente al niño de cabello castaño con un yukata bastante bonito 

— Fue mi culpa, lo siento - se disculpo también con un tono de voz más bajo, aquel niño de cabello rojo lo ponía nervioso 

— ¿Y tus padres? - cuestionó viendo alrededor 

— Mm... no lo sé, creo que me perdí - murmuró a punto de llorar 

— ¿Los buscamos juntos? - cuestionó extendiendo su mano 

— ¿Puedes hacer eso? - cuestionó impresionado, parecían tener la misma edad pero el otro niño se comportaba demasiado maduro 

— ¡Por supuesto! ¡Puedo hacerlo! - asintió convencido, era un Akashi y nadie detenía a un Akashi, eso se lo había enseñado su papá 

— Entonces, gracias - agradeció tomando su mano 


Ambos niños caminaron por todo el lugar buscando a los padres del castaño, aunque en uno que otro puesto les regalaron un poco de comida, al verlos solos y juntos, se les hacía muy lindo por lo que simplemente les regalaban cosas. 

Una que otra anciana les revolvía el cabello para luego darles algo de lo que estuvieran vendiendo, halagaban la valentía del pequeño de cabello rojo que ayudaba a su amigo a buscar a sus padres. 

Sin siquiera quererlo, pasaron un gran rato en el festival, iban de aquí para allá jugando mientras buscaban a los padres del castaño. 

Ya casi al final del evento, cuando estaba más oscuro, escucharon a lo lejos un grito de una mujer y el pequeño de cabello castaño lloró debido a eso, porque por fin encontraba a sus padres. 


— ¡Kouki! - exclamó la mujer con lágrimas en los ojos 

— ¡Mamá! - exclamó extendiendo sus  brazos para ser levantado por la mujer 

— Dios, no vuelvas a hacer eso, no vuelvas a alejarte así - suplicó mientras lo abrazaba con fuerza 

— Pe-pedón - se disculpó muy apenas, los sollozos se lo impedían 


Después de un rato, ambos se habían calmado lo suficiente para poder darse cuenta del lugar en el que estaban. El pequeño castaño quería contarle a su mamá sobre su amigo, aquel niño que había conocido y que lo había acompañado durante todo el lugar. 

Pero al darse la vuelta, aquel niño ya no estaba, se asusto por un momento e insistió a su madre para que buscaran al niño. Sin embargo, no lo encontraron. No estaba por ningún otro lugar y finalmente abandonaron la búsqueda, pensando que tal vez solo había sido un amigo imaginario. 


...


— Sei - murmuró Kouki al verlo, esta vez no tenia un ojo dorado, esta vez ambos ojos eran rojos y eso le recordaba a Sei, su amigo de infancia 

— Hola, Kouki. Perdón por hacerte esperar - sonrió con cariño 


A pesar de haber perdido aquel partido y a pesar de haber regresado, lo único que Akashi tenía en mente era el de saludar a Kouki, su primer amigo. Porque recordaba perfectamente, aquella vez habría querido saludar a los padres del castaño, pero antes de siquiera hacerlo, a lo lejos pudo ver a sus guardaespaldas buscándolo y, los conocía, sabía que culparían a los padres del castaño por su desaparición. 

Debido a eso se había ido antes de que pudiera saludarlos, simplemente se dio la vuelta y camino hacia sus guardaespaldas. No recibió ningún regaño excesivo, nada más que una reprimenda de su nana, porque su padre nunca se entero y esperaba que así se quedara siempre. 

Pero aquellos recuerdos siempre habían quedado en su memoria, porque por una noche había sido solo un niño común y corriente, caminando por el festival. 


~*~*~*

Hola, aquí les traigo otro os. No sé si he leído otro fanfic similar, la verdad no me acuerdo, si hay uno y lo saben, no duden en recomendarlo. Pero pues, este os lo hice mientras escuchaba a Coldplay, algo así como una combinación entre A sky full of stars, Yellow y Paradise, entre otras. 

En fin, espero les haya gustado, gracias por leer <3

Un mes AkaFuri (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora