(Tercera actualización del día. Asegúrate de haber leído los capítulos anteriores)
—Ravenwood, ¿eh? —le dijo Derek.
Stephen se encogió de hombros, restándole importancia.
—Te compadezco, amigo —continuó, mientras masticaba un pedazo de pan.
Estaban haciendo la sobremesa del almuerzo, al día siguiente a su llegada al Basurero. Los chicos lo estaban tratando muy bien. Se respiraba un aire de camaradería incluso más fuerte que en la Escuela. El ambiente se le hacía muy relajado. Más allá de que tenían que trabajar muchas horas al día se los veía a todos extrañamente felices.
Stephen no tuvo que meditarlo mucho, era la felicidad que viene con la libertad. Si bien era cierto que vivían en un espacio delimitado y que, cada tanto, pasaba un camión de Polifem a hacer la ronda, nadie tenía que pensar demasiado en lo que podía o no decir, o cómo actuar. Si lo hubiera sabido, se hubiera ido allí antes. Al menos eso pensaba hasta que Derek siguió hablando.
—Una mujer difícil, sí... —comentó el recién llegado.
Decidió obviar el hecho de que era un hombre golpeado, porque le daba mucha vergüenza.
—No lo decía por eso, Ste —dijo, después de tragar otro pedazo generoso de pan—. ¿Le decimos, Juanma?
Ambos miraron al viejo, que estaba meditabundo un par de asientos más allá. Parecía ajeno a todos, sumido en sus pensamientos, pero Derek sabía muy bien que no se le escapaba palabra. Lo que no sabía era cómo lo hacía. Ese hombre estaba en todo.
El aludido torció el gesto. Efectivamente, estaba escuchando todo. Lo miró unos segundos a los ojos, sin decir nada. Stephen no supo cómo interpretar esa mirada, pero no le gustó.
—No asustes al chico antes de tiempo, Derek —lo regañó, con una sonrisa que no le llegó a los ojos—. Después de todo, son solo rumores.
—¿Qué cosa? —preguntó Stephen.
Derek miró significativamente a Juan. Se lo iba a contar de todas formas.
—Eres el quinto esposo del Cuervo que cae por aquí.
Un escalofrío le recorrió la espalda cuando escuchó que la llamaban así. Parecía que aquella mujer tenía más sombras de las que parecía.
—Lo sé. Aún no me he cruzado con ninguno. Pero, acabo de llegar.
—Ni te los cruzarás —lo cortó Juan Manuel.
Suspiró y se levantó con algo de esfuerzo. Lo dejó a Stephen con la palabra en la boca y se alejó de allí. Se volvió hacia su interlocutor.
—No me dejes con la intriga.
—Las sobras del Cuervo no sobreviven —le respondió, misterioso—. Yo que tú, me cuido las espaldas.
**************
—Elliot —saludó Aria cuando le atendieron el teléfono—. Necesito tu ayuda.
—¿Antonio se encuentra bien? —le preguntó, preocupado.
—Por ahora, sí. Pero no me refería a él. Tengo un refugiado. —se lo tiró rápido.
—De acuerdo... —empezó a decir, luego de suspirar.
—Es un tanto... —Buscó la palabra— especial.
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Mercado de Maridos (HES #1)
Художественная проза⭐️Historia destacada de Romance de Octubre 2017⭐️ ⭐️Historia destacada de Ficción General Enero 2020⭐️ "¡Bienvenidas a la Feria de Apolo! Aquí tenemos cientos de hombres para todos los gustos: rubios, pelirrojos, morenos, altos, pequeños, de ojos cl...