Mercado de Maridos (HES #1)

28.2: Culpa

—Aria, necesito que nos des una mano —la urgió Elliot, por teléfono—. Es una emergencia. Tengo un herido grave de bala en mi clínica. No cuento con los recursos necesarios, ¿me entiendes? No puedo perderlo, es uno de nuestros mejores agentes.

A la directora de la Escuela, aquello le cayó como baldazo de agua fría. Seguro tenía que ver con la misión de Thea. Jamás habían tenido ese tipo de problemas. Un par de escapes frustrados, sí, pero nunca había pasado algo de esa magnitud.

—Por supuesto, ya mismo te busco un lugar. Corre a cuenta mía, no te preocupes por eso. ¿Quién es?

—Derek Miller. Está estable, pero hay que hacerle una intervención quirúrgica complicada. No hay órganos vitales comprometidos, al parecer, pero hay que sacarle eso de ahí pronto

—¿Saben quién fue? —preguntó, angustiada.

—Sí, y no vivió para contarlo. Los abatió Stephen.

—¿Thea...?

—Si Diosa lo permite, abandonará la frontera en unos días. Su hermano nos pidió que la revisáramos por unos golpes que tenía. Parece que quiso defender a su padre y se llevó una buena golpiza. Tenía unas pequeñas fisuras que pudimos arreglar fácilmente. Es igual a su hermano, así que no hemos tenido contratiempos. Y Diógenes está suplantándola en el Basurero, para no levantar sospechas. Estamos en una situación delicada. Ravenwood ya hizo dos acercamientos. Quiero que esos dos desaparezcan lo antes posible —sentenció.

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—Estoy cansada de tus fallos, Vittoria. —Adele escondía su furia detrás de una máscara de frialdad.

—Siempre está la posibilidad de que aparezcan contratiempos. Además, es la primera vez que un objetivo está tan bien protegido. ¿Quién es ese chico, Addie? Eliminar a los demás siempre fue un juego de niños, pero ahora...

—El problema no es él —terció—. Es esa Sterling. Parece que sus amiguitos saben muy bien lo que hacen. Cuando todo esto acabe, vamos a reforzar la seguridad de la frontera. Algo me dice que hace bastante que están metidos en ese negocio de emigración ilegal.

—¿La hija de Lottie, verdad? ¿Quién lo diría? Addie, ten paciencia. Estoy segura de que todo estará resuelto... —farfulló, toda su confianza desmoronándose.

—Hasta aquí llegué con tus servicios, Vittoria. Has perdido el toque. Dame la información. A partir de aquí, sigo yo —aseguró—. Nadie lo sabrá. Tu negocio seguirá seguro.

—Más te vale, Addie querida. Si yo caigo, caerás conmigo.

Se levantó del sillón en el que se había instalado y buscó una carpeta de un archivador.

—Ten. —Se la entregó— Aquí está todo lo que necesitas saber.

—Un placer hacer negocios contigo, cariño —la saludó, antes de levantarse y salir de la habitación.

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Mientras Thea y Stephen eran asistidos dentro de la Escuela, Derek era sometido a una operación complicada en una clínica privada. Estaba en buenas manos. Elliot había conseguido a una cirujana que apoyaba la causa, una amiga de Chiara que estaba de su lado y que era muy buena en lo que hacía.