Alguien quiere ver a Severus con un bebé en brazos? e.e
La pausa creada por la repentina aparición de Potter pareció extenderse indefinidamente, llenando ese extraño momento de emociones encontradas, tan añoradas como temidas; Hermione Granger se emocionó hasta el punto en que sus ojos comenzaron a lagrimear; Ron Weasley suspiró de alivio al ver a su amigo, al igual que Arthur y Andromeda, que a demás compartieron una significativa mirada mientras el resto de los hermanos se sonreían encantados; Fleur se enterneció al observar al pequeño Teddy dando saltitos de alegría ante la visión de su padrino en la puerta, al que hacía tres meses que no veía.
Por su parte, Molly y Seveurs no atinaron a reaccionar. El profesor de pociones sentía tal mezcla de sentimientos que creyó que explotaría, pero el que definitivamente llevaba la delantera era la furia.
- Siento haber llegado tan tarde – se disculpó Potter bastante apenado – He... He traído una tarta...
El muchacho extendió un paquete de repostería hacía Molly, que lo miró con la respiración acelerada y después volvió a mirar la cara de Potter.
La señora Weasley cogió el paquete de manos del muchacho y lo dejó sobre la mesa, acto seguido, con las lágrimas inundando sus ojos hasta el tope posible y la barbilla y el labio inferior temblándole por el esfuerzo de contener las lágrimas, se lanzó a abrazarlo justo cuando Severus iba a ponerse en pie para gritarle al muy niñato cuatro cosas.
- ¡Oh, Harry...! – exclamó Molly totalmente emocionada, con la voz rota por el llanto – ¡Que alegría verte! ¡Me siento tan feliz de tenerte en casa por Navidad! – dijo la mujer apretando a Potter contra ella, que le devolvió el abrazo con timidez. Severus se quedó con la palabra en la boca, literalmente no pudo ni levantarse ni pronunciar palabra por miedo a estropear ese conmovedor momento. Pero tampoco hizo falta; Molly se separó de Potter, se enjugó las lágrimas y compuso su expresión más severa y terrorífica – ¡Se puede saber dónde te habías metido! – le gritó, y el muchacho se asustó tanto que casi se cae por el hueco de la puerta si no hubiera sido porque George estuvo rápido de reflejos y cerró la puerta con un movimiento de su varita – ¡Irte de Hogwarts sin avisar, sin decir a dónde ibas! ¡Hemos estado casi dos semanas sin noticias tuyas! ¡¿Te haces una idea de lo preocupados que nos has tenido a todos?! – recriminó cuando Potter chocó contra la puerta.
Ninguno de los Weasley se atrevió a defender a Potter o prestarle algún tipo de ayuda. Todos habían pasado por la ira de Molly Weasley y no les apetecía recordar esas tremendas reprimendas. La historia del rescate de Potter con el Ford Anglia era legendaria, aún más memorable era el viaje que Ron Weasley y el anteriormente nombrado emprendieron cuando el muro que da entrada al andén nueve y tres cuartos les cerró el paso seis años atrás. Ahora comprendía Severus el miedo que el pelirrojo demostrase más miedo a que su madre se enterase de la hazaña a que él mismo los echaría de Hogwarts a patadas...
- Lo siento mucho... – musitó el muchacho.
Pero las disculpas de Potter no hicieron otra cosa que poner furiosa a Molly.
- ¿Que lo sientes? – cuestionó sin darle tiempo a que ninguno tuviera tiempo de tomar aliento para asimilar la aflicción que reflejaba la expresión de Potter – ¡¿Que lo sientes?! ¡Ah, no, muchachito! ¡Casi dos semanas fuera, sin explicación alguna, ni tan siquiera una carta... Sin saber dónde estabas! ¡Te podría haber pasado cualquier cosa...!
La perorata de recriminaciones duró bastante rato en el que el muchacho guardó silencio y aceptó sin rechistar todas las quejas de Molly. Mientras, los demás miraban la escena sin atreverse a mover ni un solo dedo por miedo a que la señora Weasley se volviera contra ellos y empezara a descargar su ira contra el primero en que sus ojos se posaran. Por supuesto, Ron Weasley no pudo aguantar las ganas, y mientras su madre regañaba a su mejor amigo y su prometida se compadecía sin poder desviar la mirada de tan tremenda bronca, él picaba disimuladamente de los platos en la mesa para calmar a ese molesto gusano llamado Hambre.
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Cicatrices
FanficLas huellas del silencio son visibles sólo para aquellos que saben mirar, para aquellos que también callan y reprimen el dolor, para aquellos que esconden el miedo, para aquellos que no saben sentir nada más temor.