*Tiempo para pensar*
Me desperté sudando, estaba contra una madera lo que desde donde estaba pude ver que era un escritorio, me ardía como el fuego la espalda y sentia el corazón en la garganta.
Atra vez de la carpa pude ver que era de día, intenté levantarme pero solo logré soltar un grito de dolor, entonces sentí una mano en mi hombro desnudó.
– No seas tonta te vas a lastimar más.
Ladee la cabeza para poder verle pero no le encontré hasta que se colocó frente mío, llevaba su usual camiseta negra y sus pantalones negros bombachos junto a sus botas negras militares. Frunció el ceño cuando cai en cuenta que estaba desnuda de la cintura para arriba.
– ¿Tu me quitaste la camisa?– Preguntó con voz ronca.
Puedo ver cómo sus comisuras se alzan en una pequeña sonrisa.
– No ví nada que interesará.
Bufo.
– Eso dices tú.– Alegó– ¿Cuando puedo levantarme?
Rie.
– Llevas un día dormida y no has recuperado fuerzas.
–¿Un día?– Repito sorprendida.
– Un día.– Afirma.
Dejo caer de nuevo mi cabeza contra el duro mueble, entonces como un flash los recuerdos de esa noche llegan a mi, le miro alarmada.
–¿Como esta mi familia?
– Preocupada por una hija problemas.
– ¿Bellamy?– Preguntó cautelosa.
El comandante Petrov bufa caminado hacia atrás perdiendo lo de vista.
– Eso depende.
Intento mirar hacia atrás para ver su rostro pero solo me hago una electrizante dolor por toda mi espalda.
– Quieta.– Ordena– Bellamy Yedar está libre desde esta mañana.
Suspiró.
– ¿Le hicieron algo?
–¿Ademas de la paliza por querer liberarte? No.
– Tu sarcasmo sobra comandante.– Digo suspirando.
Escucho su leve risa.
Cierro los ojos intentando aligerar el dolor pero eso no pasa, cada punzada es una gota de sudor en mi cara, siento las manos frías y sudadas mientras que mi corazón no aligera la situación.– ¿Por que no quieren que sepamos sobre la guerra con el cielo?
– No hables más de eso.– Dice serio– Te ganarás más azotes y apenas empiezan a sanar estos.
–¿De verdad harían eso?– Preguntó dudosa– Sería sobre usar su poder.
– ¿No has aprendido en tu corta vida que los seres humanos somos tan repugnantes como para darle la espalda a su propia especie?– Dice con asco– La mayoría por no decir todos buscan poder y tierras para gobernar, lo que se lleven a su paso viene sobrando.
– ¿Tu entras en ese rango?
– Si fuera así no estaría desaprovechando mi hora de comida, fierita.
Ruedo los ojos.
– Ya vamos con los sobrenombres.– Suelto molesta– Eres libre de tomar tu comida, comandante.
– También soy libre de elegir donde quiero estar y en que la aprovecho.
No vuelvo hablar pues poco después siento una cálida prenda mojada en mi espalda, me da algunas pastillas para los dolores y después sienta una punzada que me duele hasta el alma, después de eso caigo en los brazos de morfeo de nuevo.
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Darkness Days.
Ciencia FicciónPor que el humano es cambiante, evoluciona a cada instante. Un segundo puede estar en el suelo derrotado y llorando. Y al siguiente de pie luchado por vencer.