Cap 9: Tres nuevo miembros en la manada.

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- ¿Primera generación? - pregunto un muy asombrado Demert, el había tomado su forma humana casi al mismo tiempo que los gemelos, ambos lobos le miraron con curiosidad antes de asentir.

- Ya veo, ustedes representan la sombra y la luz de los lobos - decía Muerte con mucha calma, ignorando olímpicamente las miradas sorprendidas que le dirigieron los dos sarnosos.

- ¿A que te refieres con eso? - pregunto un extrañado Adam, el nunca había escuchado algo como eso en su entrenamiento para poder ser cazador, y eso que le hacían comer libros enteros en la biblioteca sobrenatural.

- Pues hay una leyenda entre los Hombre lobos - comenzó Muerte mientras se sentaba a un costado de la cama - se dice que una vez cada quinientos años nace un lobo tan negro como la noche, se dice que traería consigo la mala suerte, y junto con el lobo blanco que representa la tragedia, destruirán juntos los clanes al ser diferentes a los demás.

- Ya veo - murmuro Adam adoptando una posición pensativa, esos dos habían sido expulsados al ser diferentes pero en realidad no parecían ser malvados, solo eran dos hermanos que cargan con una leyenda absurda - lobitos, ¿tienen algún lugar al cual ir?

- No - contestaron al mismo tiempo con la mirada baja y los dientes apretados, ambos recordaban los golpes y humillaciones que tuvieron que pasar durante toda su vida por culpa de esa absurda leyenda.

- ¿Y no les gustaría quedarse aquí? - les pregunto con una sonrisa picara, los gemelos se miraron entre ellos con confusión antes de asentir y lanzarse sobre el castaño en un fuerte abrazo que casi deja sin aire al humano.

- ¡¡GRACIAS!! - gritaron con los jóvenes con ojos vidriosos, Adam sonrió mientras revolvía cariñosa mente el cabello de ambos gemelos.

- Por cierto... - comenzó Jeorge mientra se separaba lentamente del hermoso humano junto con su hermano.

- ¿Como se llama nuestro salvador? - termino Abel.

- Mi nombre es Adam - decía el humano poniendo su mano derecha en el pecho - el perro es Demert - señalo al sabueso, quien gruño molesto cuando los gemelos le sacaron la lengua con burla en sus ojos - y el es Muerte - señalo al hombre de fría mirada violeta. Los hermanos bajaron la cabeza a modo de respeto, el ángel los miro con indiferencia - por cierto, ¿no tienen hambre? - le pregunto a todos con una sonrisa nerviosa.

- Yo tengo tanta hambre que me comería a un Centauro - decía Abel ganándose un asentimiento de parte de su gemelo.

- Eso es bueno, significa que estas mejorando - decía el humano mientras se quitaba las colchas de encima para luego salir de la cama, los gemelos intentaron levantarse pero fueron detenidos por Adam - quédense aquí, ambos están heridos y es mejor que no se muevan hasta que hallan sanado lo suficiente - le dijo con una mirada seria, ambos castaños asintieron sintiéndose por primera vez queridos e  importantes para alguien - yo les traeré algo para comer pero ustedes no se muevan.

- Si señor - dijeron ambos poniéndose en posición de firme y con una sonrisa juguetona, Demert se acerco y con su su dedo anular apretó apenas las costillas vendadas de Jeorge, haciendo que el gemelo del mecho blanco se retorciera de dolor. Abel de inmediato se lanzo contra el Hellhounds con la única intensión de separarlo de su hermano.

- Compórtense - les ordeno Muerte usando un tono de ultratumba, de inmediato los tres caninos se quedaron rígidos y pálidos, el ángel de la muerte les miraba de una forma nada agradable, parecía querer prenderles fuego y luego sentarse tranquilamente para ver el espectáculo.

- "Muerte no tiene consideración ni por los heridos" - pensó Adam con una gota en la frente al ver lo pálidos que se encontraban los gemelos y Demert.

 El ángel le hizo una señal al humano para que le siguiera hacia la cocina, ambos iba a tomar una taza de té después de que hallan alimentado a los tres sarnosos. Demert quería ir con el castaño pero este le pidió que se quedara para que cuidara que los gemelos no hicieran algo que les lastimara, el Hellhounds iba a protestar pero solo se necesito una mirada de Muerte para que obedeciera sin rechistar.

 Una vez que el humano y el ángel se fueran, los hermanos regresaron a su forma animal ignorando olímpicamente al perro infernal, quien regreso a su forma demoníaca y se recostó de nuevo en los pies de la cama. Demert maldecía internamente su suerte al hacer de niñera de un par de gemelos locos.

En la cocina.

 Muerte se encontraba haciendo el desayuno para el humano y para él, mientras que Adam cortaba en pedazos un gran trozo de carne de ciervo. Pronto tendría que ir de caza, ya casi no quedaba carne para alimentar a esos tres.

- Te espero aquí para que podamos desayunar - le dijo Muerte al ver al humano marcharse con una fuente y tres platos llenos de carne cruda.

- ¡Entendido! - le grito antes de desaparecer por las escaleras, dejando a un pálido pelinegro solo en la cocina.

Una manada diferente (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora